MADRID.- ¿Puede todo Estados Unidos funcionar con un 100% de energías renovables? Mark Z. Jacobson,
profesor de ingeniería civil en la Universidad de Stanford (California,
EEUU) cree que sí, que técnicamente es posible alcanzar esta cifra en
2050 y tan solo los políticos pueden evitar que esto suceda. No se
limitó a pensarlo, sino que lo racionalizó en un artículo publicado en 'PNAS', tal como recoge El Confidencial.
Meses más tarde, y como suele ser habitual en la ciencia, Jacobson
recibió respuesta. Christopher Clark, de la Universidad de Colorado, y
otros muchos expertos en renovables y cambio climático criticaron su artículo en las mismas páginas de la revista. Ni corto ni perezoso, Jacobson consideró que la crítica traspasaba varias líneas rojas y que contenía tantos errores factuales que ni la Primera Enmienda podía servir de parapeto a sus autores.
En resumen, lo consideró un libelo
escrito con el único objeto de difamarle y demandó, tanto al autor
principal como a la publicación científica, propiedad de la Academia
Nacional de Ciencias, por 10 millones de dólares (unos ocho millones de euros) por los daños morales causados a su reputación.
Esto ocurrió en septiembre de 2017, pero la historia vuelve a cobrar
relevancia estos días. Por un lado, porque el investigador de Stanford decidió el viernes pasado retirar la demanda.
¿La razón? Pese a que no logró rectificar el artículo de sus
detractores, el anuncio de su denuncia millonaria ayudó a poner el foco
sobre su caso. Entonces Jacobson se dio cuenta de que el litigio podía acabar durando más de seis años.
"Después de sopesar los pros y los contras, veo que no tengo razones para seguir con esta batalla",
dijo en un comunicado el pasado viernes. "Creo que es mejor emplear mi
tiempo tratando de resolver problemas urgentes del clima y la
contaminación del aire".
Por el otro, porque un estudio que se publica esta semana en 'Energy and Environmental Science'
apuntala con fuerza su hipótesis. El estudio no alcanza el optimismo de
Jacobson de que todo Estados Unidos (el segundo país que más CO2 emite
tras China) podría funcionar con un 100% de eólica y solar, pero sus
autores aseguran que al menos un 80% es un objetivo factible.
¿Llevaba razón Jacobson?
"El
hecho de que pudiéramos obtener el 80 por ciento de nuestra energía de
la energía eólica y solar por sí solo es realmente alentador", ha dicho
Steven Davis, profesor en la Universidad de California Irvine y uno de
los autores del artículo. "Hace cinco años, muchas personas dudaban que
estos recursos pudieran representar más del 20 o 30 por ciento".
Davis
y su equipo analizaron 36 años (1980 a 2015) de datos meteorológicos
horarios en su país para entender, básicamente, si el sol brillaba y el
viento soplaba lo suficiente como para alimentar a EEUU con electricidad procedente de la energía solar y la eólica.
"Analizamos la variabilidad de la energía solar y eólica tanto en el
tiempo como en el espacio y la comparamos con la demanda de electricidad
de EEUU", explica Davis.
"Lo que descubrimos es que podíamos obtener de
manera confiable alrededor del 80 por ciento de nuestra electricidad
de estas fuentes mediante la construcción de una red de transmisión a
escala continental o con instalaciones que pudieran almacenar durante 12
horas la demanda de electricidad de la nación".
La clave está en
el precio que esto costaría. Hace unos años, con los precios que tenían
las baterías o las células fotovoltaicas, era inconcebible. Hoy, simplemente, sería una inversión "sustancial", según el propio Davis.
Sin nuclear ni biomasa
Otro
de los principales puntos de fricción entre Jacobson y sus críticos era
que éste cree que las energías de apoyo, como la nuclear o la biomasa,
no serán necesarias en el mix, que basta con el viento, el sol y el agua
para generar la electricidad que Estados Unidos (y el mundo) necesitan. "Es importante entender la distinción entre la posibilidad física y la viabilidad", escribían Clark y compañía.
La comunidad científica no acogió con alegría la iniciativa del profesor de Stanford, todo lo contrario. En redes sociales se inició una campaña titulada Don't Sue Science (No Demandes a la Ciencia) que exigía a Jacobson la retracción de la demanda hecha esta misma semana.