domingo, 28 de marzo de 2021

Goirigolzarri, nuevo presidente de Caixabank: «No descartamos despidos forzosos»


MADRID.- No tiene tiempo para estar cansado, dice, pese a haber pasado seis meses de actividad frenética. José Ignacio Goirigolzarri (Bilbao, 1954) deja atrás Bankia como uno de los banqueros más prestigiosos para asumir la presidencia del nuevo Caixabank. Un reto gigante, de 630.000 millones en activos y 51.000 empleados; casi nada. Pero es humilde, no mide este salto como alcanzar la cima. Una nueva etapa que inicia a toda máquina. Por lo pronto, en la torre Kio de Madrid ya ha desaparecido el logo de Bankia para dejar paso a la estrella de Caixabank. Lo entrevista Abc.


¿Cómo se encuentra? ¿Está cansado?

No tengo tiempo para estar cansado (ríe). Estoy ilusionado. Tengo la enorme suerte y oportunidad de compartir esto con las personas de este proyecto tan bonito de la nueva Caixabank. Es un proyecto precioso y desde ese punto de vista estoy muy ilusionado.

Empecemos por el principio. Los primeros contactos fueron entre los principales accionistas (Isidro Fainé y el Gobierno). ¿Cuándo y quién le dijo que iba a ocurrir la fusión?

Los accionistas no dijeron qué iba a ocurrir. Cuando empiezan los contactos entre los dos accionistas, que tienen una posición muy relevante, lógicamente ellos pueden tomar la decisión de tomar la iniciativa. Y con una opinión no favorable de ellos es muy difícil que cualquier operación hubiera salido adelante, pero han estado impecables. Llegaron a la conclusión de que podía tener sentido un proyecto de fusión y transmitieron esto a los ejecutivos, y los ejecutivos al consejo. Los que tenían que tomar la decisión de ir adelante y analizar la operación eran los consejos, que son quienes representan a todos los accionistas. A mí quien me informó de la operación fue mi accionista, el Gobierno.

Antes hubo contactos con Banco Sabadell. ¿Por qué no fructificaron?

Distinguiría dos tipos de contactos: los de charlar y hablar con competidores, ver cómo se ve el futuro, y los contactos serios. Serios solo hemos tenido con Caixabank. El resto los pongo en relaciones de buena vecindad; intentar compartir cómo se ve el futuro, pero de ahí a hablar de contactos serios hay un abismo.

Con Sabadell partían de una posición de mayor ‘igualdad’, por el tamaño. Con Caixabank no era así e imagino que no es igual ser el absorbente que el absorbido.

Sí, pero uno no tiene que pensar las cosas en esos términos. Hay que pensar en un proyecto futuro desde la perspectiva de los accionistas, los equipos, los clientes y del músculo del proyecto para apoyar a la sociedad, las familias y las empresas. El consejo de Bankia, que se reunió varias veces antes de la operación, tenía la obligación de analizar las dinámicas del sector y de consolidación, y cuál podía ser el rol de Bankia; el consejo siempre ha tenido dentro de sus preferencias a Caixabank por una razón importante: nos parece un socio perfecto.

¿En esta operación uno más uno suman dos o siguen siendo uno?

Espero que sumen más de dos. Cuando uno se embarca en una fusión, que es un proyecto complejo, lo hace con la esperanza de que 1+1 sean tres por lo menos. Esta operación aspira a sumar tres desde dos puntos de vista: del de costes, pero también desde los ingresos. Estamos convencidos de que tenemos una capacidad de mejora de nuestros ingresos a través de la comercialización a clientes de la antigua Bankia ya de los productos en los cuales el grupo Caixabank tiene un gran conocimiento, como el mundo de los seguros, los seguros de ahorro... Ese mundo es una fuente de ingresos muy importante y muy resiliente a los movimientos de los tipo de interés. La operación es una oportunidad fenomenal en esa venta cruzada que tiene que redundar en un incremento de ingresos.

¿Le da pena hablar ya de la antigua Bankia?

No sé si pena es la palabra. Cuando miro los casi nueve años que he pasado en esta casa los recuerdo con un cariño extraordinario, personal y profesionalmente. En lo profesional, por la enorme transformación de esta organización a lo largo de estos años, y en lo personal, porque el equipo de Bankia era extraordinario, bien avenido, y hemos pasado momentos fenomenales. La vida tiene fases, hay un proyecto que lo llevo en el corazón, pero por aquello de la teoría de las lianas, dejo una liana y cojo otra. Este es un proyecto extraordinario. De alguna manera tienes un sentimiento de nostalgia por una etapa extraordinaria pero tienes la esperanza, el convencimiento, de que la nueva etapa lo será también.

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