jueves, 14 de mayo de 2020

Un estudio busca conocer cuándo llegó y cómo se expandió el coronavirus en España


MADRID.- Un proyecto liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que estudia el genoma del SARS-CoV-2 en 20.000 afectados de toda España busca entender qué pasó en las primeras fases de la pandemia y responder a preguntas como cuándo llegó el coronavirus a nuestro país y cómo se expandió a las comunidades autónomas.

En el proyecto SeqCOVID, que cuenta con financiación del Instituto de Salud Carlos III (1.750.000 euros) y del CSIC (740.000 euros), participan medio centenar centros de investigación y hospitales de toda España, cada uno de los cuales aportará entre 200 y 400 muestras de pacientes diagnosticados en sus unidades de microbiología clínica para que el virus sea secuenciado.
Iñaki Comas, del Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV-CSIC), es el investigador principal del proyecto, que también codirige Fernando González, del Instituto de Biología Integrativa y de Sistemas (I2SYSBIO) del CSIC y la Universitat de València (UV).
El proyecto, que tiene una duración de un año ampliable, ya se ha iniciado y de momento se han recogido cerca de un millar de muestras de pacientes, que serán secuenciadas en centros de investigación como Fisabio en Valencia o en los propios hospitales. En un mes, deberá elaborarse un informe acerca de por dónde entró el virus en España.
El investigador principal explica que las muestras se escogerán entre los primeros pacientes que sufrieron la COVID-19 y con fecha inmediatamente después al 13 de febrero, fecha en la que falleció en el Hospital Arnau de Vilanova de València el primer paciente, que se conozca, con COVID-19.
“Estamos intentando conseguir una muestra de este primer paciente diagnosticado, pero el resto de muestras, por defecto, tiene que ser de después de la fecha de su muerte”, señala Comas, quien preguntado por si considera que el virus llegó a España en diciembre de 2019, señala que le parece que es “un poco pronto para saberlo” pero creen que es “poco probable, y si lo hizo no fue hasta más adelante que consiguió establecerse”.
Según Comas, un primer bloque de objetivos está relacionado con la epidemiología y pretende entender qué es lo que pasó en las primeras fases de la pandemia, en “esta primera ola de la que supuestamente estamos saliendo”.
“Queremos ver cómo llegó el virus a España, por cuántas rutas lo hizo y cómo se expandió, cómo se estableció en el espacio y el tiempo y por qué lo hizo de formá más fuerte en unas regiones que en otras, cómo ha ido evolucionando en el tiempo y cómo han afectado a la movilidad del virus medidas como el confinamiento”, afirma.
Comparando las diferencias genéticas entre los genomas de los virus de los pacientes “podemos trazar esa transmisión dentro y entre comunidades y ver si se puede asociar a algún factor de riesgo”, lo que permitirá, en futuros rebrotes del coronavirus, controlar estos factores y mejorar la manera de actuar.
Según Iñaki Comas, un ejemplo es que ahora “sabemos que hay que controlar muy bien las residencias de mayores. Si al principio de la epidemia hubiéramos sabido que en ellas había mucha transmisión, se habría actuado de manera diferente. El proyecto intentará identificar este tipo de factores y lugares asociados a transmisión”.
El investigador valenciano explica que el proyecto también busca monitorizar la aparición de mutaciones en el virus, porque cada vez que se replica sufre una mutación, aunque indica que de momento no hay ninguna evidencia que diga que esta mutación en el virus SARS-CoV-2 afecte a su virulencia o transmisibilidad.
No obstante, añade, esa mutación puede afectar a los diagnósticos, ya que si aparece en una región concreta del virus, ese diagnóstico podría perder eficacia.
Además, cuando contemos con nuevos antivirales y vacunas, se debe estar atento a la aparición de mutaciones de resistencia al antiviral o de mutaciones de escape a la vacuna, como ocurre con la gripe estacional, porque en ese caso podría perder eficacia.
“Claramente, por alguna razón, la clínica de este virus es muy compleja, porque es capaz de interaccionar con el hospedador y originar toda una serie de síndromes o de manifestaciones que van más allá de la insuficiencia respiratoria”, asegura para añadir que espera que las investigaciones que se llevan a cabo por otros grupos “permitan diseñar vacunas inteligentes, identificando los factores clave de la virulencia del virus”.
El investigador considera que la aparición de este nuevo virus ha supuesto científicamente “un gran cambio” porque muchos laboratorios han girado sus investigaciones hacia el coronavirus para “intentar identificar todas las piezas del puzzle”. 
“Hay un gran esfuerzo mundial”, valora.
Pero también tiene su parte negativa, y es que se está “apartando la mirada” de otras patologías y dolencias que investigaban muchos laboratorios y, por ello, cree que en algún momento “habrá que encontrar un punto intermedio”.
“Ahora mismo, está claro que la alerta sanitaria es el coronavirus y en ello estamos muchos, pero poco a poco tendremos que acordarnos de que hay muchas enfermedades que requieren también atención investigadora”, asegura.
El investigador principal asegura que aunque disponen de financiación para un año, después del cual se pueden pedir extensiones, su objetivo no es solo que se conozca lo que ha pasado, sino intentar aplicar este proyecto “en tiempo real si vienen futuros rebrotes”.
“Pero ha habido un recorte en la financiación que propusimos y ya veremos si se llega a todo”, lamenta Comas, que añade: la financiación aportada por el Instituto de Salud Carlos III y el CSIC es elevada para los estándares españoles pero “sigue siendo un recorte de lo que estábamos buscando. Con este dinero podemos hacer muchas cosas, pero no todas las que teníamos en mente”.

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