La paradoja de Aquiles y la tortuga, a la que nunca podrá alcanzar en
una carrera si ésta sale antes porque para ello siempre debía llegar al
punto anterior del lento caminar del quelonio y el espacio se divide
hasta el infinito, explica por qué este Gobierno, que gana tiempo con
sus premeditadas mentiras, nunca podrá alcanzar la verdad y la realidad
de esta crisis sanitaria y económica que ha gestionado de errática y
temeraria manera.
Además, como de dice en España, ‘la mentira tiene las patas muy
cortas’ -y no la velocidad del aguerrido Aquiles ‘el de los pies
alados’- y las cifras de los muertos por coranovirus en España son
inamovibles y en este momento están en los 35.000 fallecidos, y no en
los 23.190 como lo pregonan sin el menor pudor el ministro Illa y su
portavoz Simón.
Un estudio comparativo reciente afirma que entre el 1 de marzo pasado
y el 10 de abril murieron en España por coranovirus 8.200 personas más
de las 15.800 que en ese tiempo reconoció el Gobierno. Por lo que a 27
de abril es muy probable que el número de muertos por la epidemia no
contabilizados se acerque en todo este tiempo a los 12.000, y sume en su
conjunto el total dramático de los 30.000 muertos en España por
coranovirus al día de hoy.
Una hecatombe y récord del mundo si los
comparamos por el número de habitantes con otros países.
Con los contagios, y después de dos meses de espera de test rápidos,
que el Gobierno no quiere hacer de manera masiva, para no asustarse
ellos y a la población, ocurre lo mismo. Y en este momento podrían estar
en España por encima de los 400.000.
Por ello dice el Gobierno, mientras presume de resultados y nos
anuncia una desescalada del confinamiento nacional, que los hospitales
tienen que tener preparadas más UCIS por si se detectara un ‘rebrote’ de
la epidemia, lo que nadie debe descartar.
Pero resulta que, paralelamente a la crisis sanitaria, tenemos la
crisis de la economía donde las ‘muertes’ de empresas y empleos no cesan
de crecer y están llevando la economía a una recesión ‘de caballo’. Y, a
corto plazo, al Estado a una situación de ‘pre quiebra’ o de
gigantesco endeudamiento si es que nos llegan los fondos de la UE,
porque nuestra dependencia del euro no nos deja otra puerta de salida.
Estas son las dos verdades que la tortuga lleva escritas en su
caparazón y que forma parte de nuestra penosa realidad, desastre
sanitario y económico y social. Y frente a ello demostrado está que este
Gobierno ni sabe ni puede reaccionar. Hace falta otro más fuerte, más
alto en sus objetivos y mucho más rápido (‘Citius, Altius, Fortius’) a
la hora de reaccionar. Y allá nuestros responsables políticos si no son
capaces de reaccionar, el pueblo español ni a los actuales del Gobierno y
de la Oposición nunca se lo perdonará.
(*) Periodista
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