jueves, 30 de enero de 2020

La gran estafa "revisited" / Ramón Cotarelo *

Estoy en deuda de una posterior explicación y aclaración de circunstancias sobrevenidas, como la declaración institucional del MHP Torra.

El 2 de julio pasado publiqué un artículo en las hospitalarias páginas de elMón.cat con el título "La gran estafa" que resume la opinión que entonces me merecía la actitud de ERC. Una opinión que he mantenido todos estos meses en un combate descomunal en las redes contra el aparato de un partido que controla un montón de instituciones y medios de comunicación privados, manipula los públicos y dispone de una legión de trolls en las redes para hacer la tarea que los ciberespecialistes llaman "hacer / deshacer reputaciones", es decir, perseguir y tratar de aniquilar a los críticos, como hacen todos los totalitarios, sean digitales o virtuales. Parece que el tiempo me ha dado la razón. Era y es una gran estafa. 
 
Como prueba, un párrafo del artículo: "La unidad queda rota y con ella, la transversalidad. Fue un sueño. Por supuesto, nadie reconoce la ruptura y aún menos su responsabilidad. Se continúa invocando farisaicamente la unidad mientras se trabaja silenciosamente por el fraccionamiento. la táctica pasa de apostar por la unidad y la implementación del mandato del 1-O a oscurecerse de nuevo, paralizarlo, olvidarlo. Es más importante, se dice, "aixemplar" la base "que continuar con el proyecto independentista".

En realidad reproducir la pieza entera me ahorraría escribir la de hoy; porque juro que escribiría el mismo artículo. Pero no hay que pedir a la hemeroteca que haga de hemeroteca porque ya lo es. No se hable más, pues, y dirigimos la cuestión más caliente: ¿por qué si se veía venir, si era tan claro, hemos llegado hasta aquí, el lunes de la vergüenza y, de repente, estalla el escándalo, un escándalo como si nos hubiera caído el cielo encima, como a los intrépidos bretones?

Muy sencillo: porque la innoble farsa que el país ha vivido en el Parlamento en destruir la trampa, el hocus pocus, la escondida mentira de la mesa de negociación (que ha quedado literalmente arrasada) ha puesto de manifiesto el juego real de ERC de parar la independencia hasta mejores tiempos; es decir, de negarla. 
 
Los republicanos se han visto forzados a deponer su ambigüedad, a apoyar la injerencia colonial española y revelarse como lo que son: un partido español de izquierdas que no quiere la independencia por mucho que, dándose golpes en el pecho, Junqueras diga que no hay nadie más independentista que él. Esto es sólo para engañar. 
 
Un partido "institucional", como el PRI mexicano, hecho de profesionales que viven de la política y, por tanto, tienen una relación nada amistosa con la verdad, la sinceridad y la lealtad a los principios.

Las tartamudejants, barrocas, inverosímiles, cínicas y ridículas justificaciones de los portavoces, cargos en todas partes, asesores y consejeros áulicos de ERC revelaron los atónitos seguidores, votantes y simpatizantes que todo había sido un engaño. La tesis del "gobierno efectivo" esperando la parusía independentista se concretaba en que, mediante una maniobra indigna, la mesa del Parlamento se sometió a la arbitrariedad de un órgano administrativo. 
 
Y lo hizo para la vía rápida, sin debate en el pleno, privando a la cámara de su función esencial y al pueblo de su representación, usurpada por una mesa y la responsabilidad de un funcionario, detrás del cual se esconde Roger Torrent, "un héroe de nuestro tiempo", o sea, un cobarde, incapaz de estar a la altura de su posición. El Colón quiere que sus órdenes sean ejecutadas con diligencia y presteza, con la obsequiosa mirada del sirviente eficaz, muy eficaz.

Hace asco comentar la intervención del portavoz Sabrià, Tartufo hipócrita, que se llamaba aliado del MHP Torra, a quien acababa de apuñalar por la espalda negándole un derecho que él debería ser el primero en defender. La argucia que agachando la cabeza y obedeciendo al dueño (con quien ha pactado previamente la rendición) se blinda al presidente Torra es de niños y de unos no muy espabilados. 
 
Mañana llegará el TS, el estado mayor de la ofensiva anticatalana de la tiranía española, el inhabilitará y el presidente Torra ya será un presidente catalán al uso español: depuesto, procesado, inhabilitado, multado, si se puede, encarcelado y quien sabe ... Ahora, sin embargo, con la entusiasta colaboración de los cipayos "republicanos" catalanes, maestros en la jesuítica habilidad de los sumisos de obedecer al dueño español simulando que se lucha contra él.

Pero la gente se ha dado cuenta de la gran estafa. Así terminaba mi citado artículo y así termina este. Me había avanzado demasiado. A la gente le ha costado seis meses y a mí toneladas de insultos, calumnias y amenazas a las redes. Pero sí, parece que nos hemos dado cuenta, sobre todo después de escuchar a Junqueras en la comisión del 155, que sólo sabe hablar de sí mismo. 
 
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

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