Leído y releído el documento presentado este lunes bajo el título
"Coalición progresista - Un nuevo acuerdo para España" y que debe servir
de base para la investidura de Pedro Sánchez en los primeros días de enero,
lo mínimo que se puede decir es que no hay que hacerse grandes
esperanzas de solución del conflicto entre Catalunya y España.
Lo mismo
cabe decir del escrito de la Abogacía del Estado que tan esperado era y
que el propio abogado de Oriol Junqueras, Andreu Van den Eynde, ha reprochado que no defienda la nulidad de la sentencia del procés.
Hay que pensar que, en las próximas horas, conoceremos más detalles
del acuerdo entre ERC y el PSOE y que las siete líneas -¡siete!- sobre
Catalunya de las 49 páginas del documento dado a conocer son solo para
consumo del público español.
Porque señalar en el punto noveno el
compromiso de “abordar el conflicto político catalán,
impulsando la vía política a través del diálogo, la negociación y el
acuerdo entre las partes que permita superar la situación actual” es
decir tan poco que casi no vale ni a título de inventario. Así como que
se incluya el traspaso de competencias pendientes previstas en el
Estatut de 2006.
Con solo estos mimbres, la legislatura será muy corta aunque tenga la
gran mayoría de los votos nacionalistas e independentistas en las
Cortes, con excepción de Junts per Catalunya. Lo sabe el PSOE, lo sabe
Podemos y lo sabe ERC. Empezar la legislatura señalando la portavoz de
ERC, Marta Vilalta, como ha hecho este lunes por la noche en un receso
de la ejecutiva del partido, que son escépticos con el PSOE, aunque
quieren aprovechar la oportunidad, es jugar a la ruleta rusa.
Otra cosa
es que las tres formaciones asuman que eso es lo que ahora deben hacer y
que sería peor un gobierno con la derecha o ir a terceras elecciones.
Eso puede ser, incluso, comprensible para ellos pero, entonces,
quizás la mejor estrategia era, al menos para los republicanos, haber
generado las menos expectativas posibles. Aunque solo sea porque si, en
el futuro, los compromisos secretos que hayan alcanzado con el PSOE y
con Pedro Sánchez no se cumplen -y los miembros del consell nacional del partido tienen que ratificar el día 2 el acuerdo con poca información más- no se les acabe girando como un boomerang.
(*) Periodista y director de El Nacional
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