El Presidente del Gobierno en funciones Pedro Sánchez, que ha
continuado este jueves de agosto sus negociaciones con Movimientos
sociales, hoy con sindicatos y patronal para presionar a Podemos sobre
su apoyo a un Gobierno a la portuguesa (Gobierno del PSOE, apoyado desde
fuera por Podemos con un pacto programático de investidura o de
legislatura), ha querido hacer un balance de estos cien días desde su
triunfo electoral del pasado 28 de abril. Un triunfo escaso, a pesar de
ser el partido más votado, pero que no ha conseguido la investidura de
su líder.
Como hace Donald Trump, ha preferido utilizar Twitter para hacer este
balance de los cien días, balance en el que destaca, sobre todo, el
cumplimiento de lo que había anunciado: la formación de “un Gobierno
feminista, ecologista, europeísta y social”, hasta el punto que España,
según Sánchez, es el “primer país del mundo” con más mujeres en el
Consejo de Ministros y que han puesto en marcha además “muchas de las
medidas inscritas en el Pacto de Estado Contra la Violencia de Género”.
A pesar de las previsiones pesimistas y los anuncios de
desaceleración económica, Sánchez ha insistido en que nuestro país sigue
liderando el crecimiento económico en la eurozona anunciando una Ley de
Cambio Climático, e, insistiendo en que el objetivo de su Gobierno es
“reconstruir” el Estado de Bienestar, hacer una “apuesta decidida” por
la educación y “seguir ensanchando” el espacio de derechos y libertades
en España, así como aprobar una Ley de Eutanasia.
El balance está hecho como si estuviese convencido de que volverá a
formar Gobierno, bien porque puede ser investido en una segunda vuelta
antes del 23 de septiembre (algo cada vez más difícil) o, porque en unas
nuevas elecciones generales en noviembre (algo cada vez más claro)
pueda sumar más escaños a los actuales (123), que procederían
especialmente de Podemos y de Ciudadanos, los dos partidos que en el
Relato que hace la Moncloa aparecen como los culpables de que haya que
ir a unas nuevas elecciones.
Eso parece deducirse de su intervención de
ayer ante la prensa, aunque la principal noticia fue la insistencia
presidencial en la desconfianza que siente hacia Podemos, aumentada por
el intento del partido morado de formar un Gobierno dentro del Gobierno,
una especie de Gobierno paralelo, y desconfianza ratificada por una
abstención que solo sirvió para el fracaso de la investidura el 25 de
julio.
Desde ese día en que se rompieron las relaciones entre el PSOE y
Unidas Podemos, mejor entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, las
relaciones no se han rehecho, sino todo lo contrario y lo demostró ayer
Pedro Sánchez en su teoría de la desconfianza entre las formaciones
políticas y entre sus líderes, condenados por desconfiados, según la
feliz expresión de Pablo Sebastián (ver republica.com Sánchez: el condenado por desconfiado).
Ni siquiera el intercambio de tweets entre Sánchez e Iglesias hace
unos días, con ocasión de la nueva niña que ha llegado al hogar de Irene
Montero y Pablo Iglesias, Aitana Iglesias Montero, y el agradecimiento
“de corazón” del líder de Podemos a los mejores deseos que le mandaba
Pedro Sánchez para el tercero de sus hijos, ha contribuido a un deshielo
en la frialdad de relaciones entre los dos, a pesar de que, en el PSOE,
se sigue hablando de Podemos como “socio preferente”. Un socio
preferente que no está recibiendo un tratamiento “preferente”, sino todo
lo contrario.
Ante ese trato, algo que Iglesias valora mucho (“merecemos un mejor
trato ” repite una y otra vez, incluso en la misma sesión de investidura
de julio), el secretario general ha impuesto un silencio absoluto en
sus filas. El único autorizado a hacer declaraciones es Pablo Echenique
que utiliza la vía de Twitter para contestar al Gobierno y a su
Presidente. Así, horas después de que Sánchez insistiera en las críticas
a Podemos en su comparecencia en Mallorca, en el palacio de Marivent,
tras su despacho con el Jefe del Estado (ver republica.com Sánchez con el Rey: cada día más difícil una nueva investidura),
Echenique le contestaba al Presidente, que parecía anunciar la
inevitable celebración de elecciones, ante la desconfianza ante Podemos.
“Desconfianza en quien le hizo presidente y con quien pactó los
presupuestos más sociales de la democracia. La enésima excusa para
seguir buscando el acuerdo con Rivera o llevarnos a elecciones. Sánchez
debería hacer los deberes, trabajarse los apoyos y dejar de buscar
excusas”, escribía en su cuenta de Twitter el secretario de Acción
Política de Podemos, sacando a relucir los esfuerzos que el propio Pablo
Iglesias hizo en la moción de censura para que triunfara y Sánchez
llegase a la Moncloa. Es verdad: estamos ante unas relaciones rotas y,
ante unas nuevas elecciones…
(*) Periodista y economista
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