La nueva ronda de consultas sociales de Pedro Sánchez, como las que
ha mantenido con los sindicatos CC.OO. y UGT, no conducen a nada nuevo.
Los líderes sindicales no han apoyado el Gobierno ‘a la portuguesa’ que
propone Sánchez y le han pedido al presidente en funciones que no repita
las elecciones y que se entienda con Podemos en pos de un gobierno de
la izquierda.
Mientras tanto la vicepresidenta Carmen Calvo y Pablo Echenique, los
dos negociadores de la fallida investidura con gobierno de coalición,
entre PSOE y Podemos, andan a la gresca con mutuos reproches que suben
la tensión y la desconfianza de la que hablaba Pedro Sánchez a su salida
del Palacio de Marivent tras su encuentro con el Rey Felipe VI en Palma
de Mallorca.
En el centro derecha las perspectivas de Sánchez no son mejores.
Desde Cs su secretario general José Manuel Villegas ya insinúa que
Albert Rivera no acudirá a Moncloa si Sánchez le llama a consultas
porque considera que no tienen nada que negociar. Y menos aún después
del pacto del PSOE con Bildu en Navarra.
Y otro tanto puede ocurrir en el otro encuentro entre Pedro Sánchez y
Pablo Casado, donde el dirigente popular negará por cuarta vez la
abstención del PP en la investidura, por los mismos motivos que Rivera:
las alianzas de Sánchez con Podemos, Bildu, PDeCAT y ERC en la moción de
censura que derribó el Gobierno de Mariano Rajoy, en la reciente y
fallida investidura del 25 de julio y en los pactos de Navarra.
Además esta vez Casado le puede pedir a Sánchez que permita a PP y Cs
formar un gobierno de coalición con la abstención del PSOE, o que dé
paso a otro dirigente del PSOE para la investidura como Emiliano Garcia
Page, lo que a los dirigentes socialistas les parece ‘un chiste’.
Sánchez arrastra sus pactos con Podemos y los separatistas catalanes y
vascos como una pesada mochila de la que no puede zafarse. Y nadie,
salvo Pablo Iglesias, quiere pactar con él y en el caso de Iglesias
siempre que el PSOE regrese al acuerdo inicial del Gobierno de
coalición.
De manera que los paseos de Sánchez por los despachos de los ‘agentes
sociales’ no han servido para nada como era de esperar. Y ahora le toca
al presidente en funciones entrar en una nueva ronda con los lideres de
los partidos nacionales de la que tampoco saldrá nada nuevo.
En realidad la única novedad posible sería la repetición electoral el
próximo 10 de noviembre. Pero el creciente clamor político y popular en
contra de unas nuevas elecciones podría dañar las expectativas del PSOE
y volver a dejar el mapa político español más o menos como hoy está.
Y
en ese caso Sánchez seguirá sin poder pactar su investidura (salvo que
acepte las exigencias de Iglesias) y en ese caso él mismo se convertirá
en el primer problema nacional.
(*) Periodista
No hay comentarios:
Publicar un comentario