Se llama Pablo Antonio Amadeo Gentili, es argentino, tiene 56 años,
es experto en temas educativos, posee un currículum brillantísimo, ha
sido asesor de los ex Presidentes brasileños Lula Da Silva y Dilma
Rouseff y, desde hace seis meses, es jefe de gabinete de Pablo Iglesias.
Dicen que es a Gentili a quien se debe, indirectamente, el que
Iglesias, secretario general de Podemos, decidiese, el pasado 19 de
julio, renunciar a entrar de vicepresidente en el Gobierno de Coalición
con el PSOE, ante la certeza, transmitida a todo el país por televisión
por el candidato Pedro Sanchez, de que el principal escollo para la
formación de ese Gobierno de Coalición era precisamente él.
Y no fue Gentili, interlocutor de Iván Redondo, el jefe de Gabinete
de Pedro Sánchez, en las conversaciones para la formación de ese
Gobierno de Coalición, el que intervino directamente, sino su antigua
Jefa, la Presidenta brasileña, Dilma Rouseff, la que se encargó de
transmitirle a Iglesias, que su experiencia política le decía que no
intentase forzar la situación y que renunciara aquella tarde de julio, a
entrar él en ese Gobierno para que pudiesen entrar los suyos.
Que se
trataba de un acontecimiento histórico que quienes habían impulsado el
Movimiento de los Indignados del 15-M, entrasen en un Gobierno europeo,
en el Gobierno de la cuarta potencia económica europea. Era toda una
hazaña….Una hazaña que se frustró.
Durante las negociaciones para que fuera posible el acuerdo entre
Podemos y el PSOE de Pedro Sanchez, su interlocutor fue siempre Iván
Redondo en la Moncloa. Redondo fue el que estableció el primer contacto
con Gentilli, y, también, fue el jefe de gabinete de la Presidencia del
Gobierno, el que, a través de ese contacto, el que salvó alguna
situación difícil después de que Podemos centrase en Redondo muchas de
las dificultades y líneas rojas impuestas en la negociación, cuando esas
líneas rojas las había establecido la vicepresidenta del Gobierno
Carmen Calvo, la enemiga de Redondo por el poder que había acumulado
desde su llegada a Moncloa.
Hoy, Pablo, Antonio Amadeo Gentilli se ha convertido en un hombre
clave del secretario general de Podemos, que ha mantenido la calma en
los momentos más difíciles y que ha aconsejado lealmente al Jefe, sin
los condicionamientos que tienen todos los que rodean a Iglesias, y que
han vivido cada una de las crisis por las que ha atravesado el partido
desde el primer Vistaalegre. Tiene le entera confianza de Iglesias, y el
respeto de los que, mucho más jóvenes que él, han vivido la frustración
del fracaso de las negociaciones de lo que estuvo a punto de ser un
Gobierno de Coalición.
Cuando Iglesias le propuso que se convirtiera en Jefe de su gabinete
uno de los argumentos que utilizó, fue que quería alguien que superase
la edad media de su entorno. Le había escogido por su formación, por su
nivel intelectual. Le conoció en uno de sus viajes a Buenos Aires en una
intervención en el CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias
Sociales, donde Gentilli fue secretario general entre 2012 y 2018.
El
Consejo es una “institución internacional no gubernamental” entre cuyos
objetivos está promover la investigación académica en materia de
“reducción de desigualdades e injusticia social ” y se encuentra entre
los organismos de América Latina que colabora con Podemos. El propio
Gentili ha invitado en ocasiones a Argentina tanto a Pablo Iglesias
-coincidieron en la ‘contracumbre’ del G20 el pasado mes de noviembre-
como a Juan Carlos Monedero, al que el Consejo, premió en su primer
‘Foro Mundial del Pensamiento Crítico “.
“Pablo Iglesias- confiesa Gentilli a la Agencia Efe, en una de las
pocas entrevistas que ha concedido desde su llegada a Madrid en el mes
de enero -es una persona muy afable, generosa y divertida y que tiene
una capacidad admirable de aislarse. Te puedes pasar un viaje en tren
hablando de películas, de series, de música, de historias de lo más
diversas, de ciencia política, de sociología”. Su experiencia política
como asesor de los gobiernos del Partido de los Trabajadores en Brasil
le permitió, resume, “aprender cómo funciona el Estado para gobernarlo”.
“Pertenezco a una generación de personas que entraron en experiencias
progresistas con treinta y pico y ahora tienen más de 50. Hemos hecho
algo que es lo que quiere Podemos: ganar elecciones y después aprender a
gobernar para la gente”, señala el que se ha convertido desde hace seis
meses en la sombra de Iglesias. La política española le parece a
Gentili muy agitada y diferente a la de América Latina, empezando
porque, dice, “el debate político es permanente” y además los españoles
exigen una gran rendición de cuentas a sus dirigentes.
(*) Periodista y economista
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