MADRID.- Vox amenazaba en la campaña a las elecciones generales del pasado 28 de
abril con irrumpir en el Congreso de los Diputados mucho más allá de lo
que indicaban las encuestas. Así lo predecían sus principales líderes en
los mítines que llenaban por toda España. Sin embargo, la realidad se
hizo tozuda y el partido de Santiago Abascal entró en la cámara baja con los escaños que más o menos avanzaban los sondeos,
24. Incluso el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del
polémico José Félix Tezanos se quedó cerca en su predicción. No hubo
voto oculto para Vox, recuerda El Confidencial.
La siguiente campaña fue más para salir del
paso. Los mítines masivos de la campaña a las generales habían agotado
los ahorros del partido, por lo que los actos de las municipales y
autonómicas que culminaban el 26 de mayo se tornaron más austeros y recatados.
La consecuencia, que la formación perdió muchos apoyos tanto en las
europeas como en las regionales y locales, aunque en estas últimas se
presentaban en muchos menos ayuntamientos que sus rivales. El debate
sobre si respaldar a los de Abascal era un voto útil o no volvió a sobrevolar al electorado de derechas.
Sin
embargo, el partido consiguió convertirse en llave de la gobernabilidad
en una veintena de ayuntamientos importantes y en varias comunidades
autónomas. La aritmética dejaba a Vox en una posición interesante para
sacar rédito electoral al más puro estilo Carod Rovira.
Sin embargo, las negociaciones entre el PP, Ciudadanos y los de Abascal
no están siendo fáciles. Entre pactos ocultos, cordones sanitarios y
que los tiempos aprietan, Vox se sintió desplazado y decidió enfadarse.
El número tres del partido, Iván Espinosa de los Monteros,
salió a la palestra para anunciar que la formación iba a pasar a la
oposición allá donde no se respetase su acuerdo con el PP, endureció sus
posiciones con un documento que retornaba a sus principios y cortó
relaciones con los de Pablo Casado.
El movimiento
era arriesgado, porque algunos podían entenderlo como un 'me enfado y
no respiro', pero estratégicamente ponía a los populares de Isabel Díaz Ayuso, candidata a la Comunidad de Madrid,
en una situación difícil de cara a su nombramiento como presidenta
regional, que retrasaba 'sine die' hasta incluso después del verano. En
paralelo, sin embargo, conllevaba esa imagen de aislamiento para Vox,
que hasta el momento prácticamente solo tenía al PP como único partido
que le tomaba en serio.
Para colmo, además de estas sensaciones,
los datos vuelven a golpear al partido. Las últimas encuestas vislumbran
un incremento del PP en detrimento tanto de Vox como de Ciudadanos.
Así lo anunciaba, por ejemplo, la realizada por NC Report para 'La
Razón' a comienzos de la pasada semana.
En concreto, señalaba que los
populares mejoraban en 3,5 puntos sus resultados de las elecciones de
abril, lo que representaba entre 11 y 14 escaños más que en las pasadas
generales. El incremento de los de Casado conllevaba un descenso de los
respaldos de los partidos de Albert Rivera y de Abascal, que perdían prácticamente los mismos votos que ganaba el PP.
La
deriva, por lo tanto, no es favorable para Vox, que aún tiene margen
para jugar sus cartas de cara a la conformación del Gobierno de Madrid,
una plaza importante y con mucha visibilidad a la que la formación
parece haber echado un órdago tras romper sus relaciones con el PP por un supuesto incumplimiento del pacto alcanzado con el alcalde de la capital de España, José Luis Martínez-Almeida,
que este niega. La carrera aún es larga en las municipales, donde los
de Abascal han decidido pasar a la oposición, una situación que bien
hecha puede hacerles ganar rédito electoral.
Sin embargo, la
amenaza de nuevas elecciones tanto generales como en la Comunidad de
Madrid no parece jugar del lado del nuevo partido, amenazado por el
cordón sanitario y las citadas encuestas, a los que no ayudan los casos
de división interna como el del juez Francisco Serrano,
hasta hace unos días presidente de Vox en la cámara andaluza. Serrano
dimitió después de que el partido desautorizara unas polémicas
declaraciones suyas en el marco de la sentencia del Tribunal Supremo por el caso de la manada de los Sanfermines.
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