Los relatos de Agatha Christie nos sirven para explicar algunas
situaciones trágicas y cómicas de la política española. Ahora estamos
ante el relato de ‘Los diez negritos’ aplicado a Podemos tras conocerse
el final o la depuración de Pablo Echenique como responsable de
Organización del Partido. Cese propuesto por Pablo Iglesias, quien lo ha
justificado diciendo traslada a Echenique al ámbito negociador de los
pactos.
Aunque todo apunta que los motivos de la purga pudieron ser que
Echenique tuvo serias discrepancias con Irene Montero, y por la
necesidad de encontrar un ‘chivo expiatorio’ que cargue con las derrotas
electorales. Y Montero e Iglesias, como los Ceaucescu de Rumanía, son
los únicos que mandan en Podemos desde el chalé de Galapagar con piscina
y pabellón de invitados.
En suma líder supremo y conductor de Podemos, Pablo Iglesias, acaba
de cesar al ‘tercer hombre’ del Partido y secretario de Organización
Pablo Echenique, al que Iglesias situó en el rol de ‘El Tullido’ en el
capítulo final de Juego de Tronos. Y al que ha dedicado un Meme de Heidi
maltratando a su amiga Clara.
Ya puestos a hacer memes Iglesias pudo haber subido a Echenique en el
carrito del bebé que descendía sin control la escalera de Odesa donde
los soldados y los cosacos cargaban contra el pueblo que se subleva en
la película de ‘El acorazado Potenkin’, del genial director ruso Serguei
Eisenstein.
Con la caída de Echenique ya son 10 los ‘negritos’ que integran la
colección de los ‘cadáveres’ notorios de Podemos y muchos de ellos
fundadores del partido: Errejón, Bescansa, Pascual, Alegre, Sánchez,
Maestre, Espinar, Domenech, Rodríguez y Echenique.
Y con el fin de Echenique, sustituido por el canario Alberto
Rodríguez (‘el rastas’), Iglesias pretende un férreo control del Grupo
Parlamentario de Podemos, para que no se mueva nadie a la hora de exigir
a Sánchez la entrada de los podemitas en el nuevo gobierno de España.
Naturalmente Echenique calla, y se conforma porque como el dijo a
Errejón ‘de algo tiene que vivir’. Pero Iglesias sigue cortando las
cabezas -‘eran Díez negritos solo quedan nueve,…’- de sus adversarios
para que nadie se mueva en su entorno cuando llegue al palacio de La
Moncloa a exigir a Sánchez el 25 % del nuevo Gobierno, que le
corresponde por la aportación de sus 42 diputados a la investidura.
Pero Sánchez no quiere que Podemos entre en su Gobierno -así se lo
han dicho en Europa y en medios económicos- y prefiere que Iglesias se
resigne a quedar fuera del Ejecutivo y a negociar programas y políticas
sociales para implementarlas a lo largo de la nueva legislatura.
Pero la resistencia de Sánchez a incorporar a Iglesias no solo se
basa en la condición de extrema izquierda populista que se atribuye a
Podemos. Sino también porque Iglesias apoya al golpismo catalán,
promueve el referéndum de autodeterminación, impulsa el pacto de Colau
con Maragall en Barcelona, exige los indultos a los golpistas que
resulten condenados en la sentencia del juicio del golpe de Estado y
desprecian el Estado de Derecho atacando la imagen de España cuando
afirman que en nuestro país hay presos y exiliados políticos.
Iglesias tiene 42 diputados que necesita Sánchez para la investidura
salvo que se abra una negociación alternativa entre Rivera y Sánchez. Lo
que podría estar en marcha si C's veta a Vox en Madrid buscando que Vox
actúe contra el acuerdo de gobierno PP-C's lo que entregaría la Comunidad
y el Ayuntamiento de Madrid a la izquierda de Gabilondo y Carmena.
Lo que no dice Rivera es que los pactos de Sánchez y del PSOE con
Podemos son política, democrática y legalmente peores que los posibles
acuerdos de PP y C's con Vox. Pero todo apunta a que Rivera y Sánchez
hablan en secreto y que los presuntos acuerdos de PP y C's son solo una
fachada que depende de la respuesta de Vox.
Y esto Iglesias lo sabe como Sánchez sabe que tendrá que optar entre
el pacto con C's (si Rivera rectifica) o con Podemos. O decidirse por la
repetición electoral lo que en teoría constituye una amenaza para
Podemos vista su vigente decadencia electoral.
De la que no es responsable Echenique sino la pareja Iglesias y
Montero, los que en las vísperas de las elecciones del 28-A se fueron a
disfrutar del chalé de Galapagar aprovechando sus largos y bonitos
permisos de paternidad.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés
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