MADRID.- El PSOE ganó las elecciones por un puñado de votos y podrá formar gobierno si pacta con Ciudadanos. Pero el Partido Popular podrá mantener el poder autonómico si suscribe un acuerdo a la andaluza junto a Ciudadanos y Vox. Murcia está en el aire, a juicio de El Mundo.
Posiblemente,
la política nacional influirá más que en ningún otro sitio en esta
Comunidad uniprovincial y tan particular. Lo ajustado de los resultados
autonómicos será un campo de pruebas para los políticos de Madrid.
Si las direcciones de los partidos deciden salvar sus muebles, Murcia
será el escenario idóneo. Y eso también pondrá a prueba la autonomía de
los lídrees territoriales respecto a sus jefes nacionales tras una
campaña llena de ataques entre unos y otros.
Albert Rivera y Pedro Sánchez podrían ordenar entenderse en Murcia, lo que supondría una anomalía en la lectura nacional. Y Albert Rivera y Pablo Casado
podrían ser la alternativa antiindependentista versión Murcia, aunque
necesitarían al Vox del que últimamente huyen en clave nacional.
Lo
cierto es que el último 5% del recuento electoral de anoche en Murcia
fue un reto para la resistencia cardiaca de los políticos. Y de los
votantes. Hubo datos para todas las combinaciones: ganaba el PSOE con
Ciudadanos, empataban el PSOE y el PP, formaban gobierno PP y Ciudadanos
y también era posible un pacto a la andaluza PP, Cs y Vox. Todo en una
hora.
En dos centenares de votos
Apenas dos centenares de votos fueron cambiando las posibilidades de gobierno en Murcia con
los dos principales partidos prácticamente empatados en porcentaje de
votos (un poco más del 32%). La victoria final del PSOE por un diputado
podría permitirle formar gobierno, algo que muchos sondeos daban casi
por seguro. Otra cuestión es que Ciudadanos recoja el guante lanzado
ayer desde Madrid por Pedro Sánchez para que «no se hagan cordones
sanitarios contra el PSOE» y acepte dar el Ejecutivo regional a los
socialistas.
Eso desbancaría al PP del poder murciano, algo que no ocurre desde 1995 y que ha convertido a Murcia en uno de los territorios fielmente azules del mapa político patrio pese a los vaivenes internos del PP.
Sin
embargo, al otro lado de las posibilidades políticas aparece una
incluso más probable que la de un gobierno socialista. Pese a perder
cinco escaños respecto a 2015 y casi 20.000 votos, el PP de Fernando López Miras
intentará seducir a Ciudadanos y con sus seis escaños y a Vox con sus
cuatro. Una mayoría absoluta colocada en 23 sillones obliga a los
populares de Casado y a los naranjas de Rivera a echarse en los brazos
de los verdes de Abascal.
La irrupción de Vox
Si el PP, Ciudadanos y Vox reeditan su acuerdo en Andalucía,
el candidato popular, Fernando López Miras, será presidente y salvará
los muebles del descalabro de su propio partido, que ayer perdió seis
escaños con respecto a 2015. La mayoría de esos votos se ha ido a Vox,
que irrumpe en la Asamblea con una suma vital para la formación de
Gobierno: de cero escaños a cuatro y casi el 10% de los votos. Y es que
la mejora de Cs, que sube dos escaños, no es suficiente para gobernar en
solitario con el PP por un solo sillón. Por eso, para una coalición de
derechas, Vox es la clave.
Las alianzas pueden salvar al partido
que más escaños ha perdido. Los últimos cuatro años fueron un aviso de
seísmo popular. Como los equipos que cambian varias veces de entrenador
en una temporada, tener tres presidentes autonómicos en la misma
legislatura fue un síntoma de enfermedad que Miras puede aliviar.
El
buen resultado socialista (cuatro escaños más que hace cuatro años)
podría no ser suficiente. Entre otras cosas, debido a la fragmentación a
su izquierda. Podemos acudió en 2015 junto a IU y obtuvo seis escaños.
Ayer, sólo con Equo, tuvo dos. E IU, ninguno.
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