domingo, 21 de abril de 2019

Las derechas dan por amortizado el Estado de las Autonomías y apuestan por la recentralización

PAMPLONA.- La derecha española da por amortizado el Estado de las autonomías y apuesta por un proceso de recentralización que permita al Gobierno central recuperar competencias y ejercer su autoridad sobre las comunidades autónomas, según publica hoy Noticias de Navarra. 

Con mayor o menor intensidad, pero en un mismo rumbo, Partido Popular, Ciudadanos (C's) y Vox contemplan en sus respectivos programas electorales medidas encaminadas a paralizar el traspaso de las competencias pendientes recogidas en los estatutos de autonomía, e iniciar de forma progresiva un proceso de recentralización que refuerce el peso de Madrid sobre los distintos territorios. 
Propuestas que van desde el extremismo de Vox, que aboga directamente por eliminar las comunidades autónomas, a la “moratoria” que plantea el PP para “analizar” el actual sistema y para “garantizar un sistema público más racional y viable”. 
Y aunque muchas de las medidas requieren reformas legislativas profundas, tanto en los estatutos de autonomía como en la propia Constitución, que las hacen difícilmente viables, sí suponen un punto de inflexión claro de lo que ha sido la organización territorial del Estado los últimos 40 años.
Lo que dibuja un escenario complicado para los próximos años en territorios como Navarra, que goza de una autonomía superior a la media, y que todavía tiene pendiente competencias por asumir. 
Es el caso de la gestión directa de competencias reconocidas en la ley de Amejoramiento como Tráfico, I+D o la sanidad penitenciaria que, pese a las promesas de Pedro Sánchez, no se han llegado a transferir todavía. Y no parece fácil que lo pueda hacer en el futuro en un contexto tan beligerante como el actual.
La irrupción de la extrema derecha en el panorama político, con una presencia y repercusión muy superior a su peso real, ha supuesto la ruptura de varios consensos de estos últimos años. 
Es lo que ocurre con las políticas de igualdad, cuestionadas ahora por su supuesta discriminación hacia los hombres, la recuperación de la memoria histórica o del propio modelo territorial. 
Ámbitos discutidos desde una perspectiva reaccionaria que ha acabado arrastrando a PP y C's hacia posiciones difícilmente imaginables hace apenas un par de años.
Navarra, en el foco Las reivindicaciones autonómicas han sido constantes desde 1978. Primero con los estatutos de las comunidades históricas (Euskadi, Catalunya y Galicia), a las que siguió después un café para todos liderado por Andalucía. 
Desde entonces la gestión del Estado se ha ido territorializando hasta el punto de que barones regionales como el popular Francisco Camps en Valencia, o el socialista Juan Carlos Rodríguez Ibarra en Extremadura, hicieron bandera del autonomismo en sus respectivas regiones.
Sin embargo, la excitación patriótica suscitada a raíz del proceso soberanista catalán ha supuesto un repunte del centralismo, asumido por Ciudadanos primero y sin complejo alguno por Vox después, para acabar arrastrando al PP en una competición electoral adornada de banderas españolas que de momento se limita al debate político, y que habrá que ver en qué queda si alguno de los tres partidos acaba asumiendo responsabilidades institucionales tras el doble proceso electoral de abril y mayo. Pero el melón queda abierto.
También en lo que se refiere al régimen foral, que incluso en un contexto favorable a la descentralización del Estado ha venido recibiendo críticas de quienes lo consideran un privilegio insolidario. 
Posturas que se mantienen todavía hoy, y a las que UPN ha abierto la puerta en Navarra con una alianza electoral con Ciudadanos. El acuerdo, según subrayan los regionalistas, garantiza el apoyo de Ciudadanos a la autonomía financiera, lo que implica una rectificación de su postura inicial favorable a la derogación del sistema.
Sin embargo, las bases de la alianza electoral cuestionan la “transparencia” y la “lealtad” al Estado del Convenio Económico. Términos que los dirigentes de Ciudadanos, incluido su presidente, Albert Rivera, están utilizando para subrayar la insolidaridad del sistema, reclamando que tanto Navarra como la CAV aumenten su aportación a las arcas del Estado. De hecho, entre las propuestas recogidas en el programa electoral de C's se incluye que sea la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) quien fije la cantidad que debe aportar la Comunidad Foral por las competencias no transferidas, lo que en la práctica implica acabar con la tradicionalidad bilateralidad entre Navarra y el Estado.
La medida no es de fácil aplicación porque requiere de una reforma legal para la que Ciudadanos no cuenta con mayoría. Pero puede servir como arma presión cuando el próximo año le Gobierno foral deba negociar con el Ministerio de Hacienda los términos de la aportación para el periodo 2020-2024. 
Posiblemente, el resultado electoral determinará si las propuestas recentralizadoras mantienen su vigor o decaen. Pero de momento dibujan ya un escenario en el que las reivindicaciones autonómicas pasan a una posición defensiva. También los derechos históricos de Navarra.

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