Vox, el nuevo partido de extrema derecha que se ha convertido ya en
un auténtico fenómeno electoral, según la mayoría de las encuestas,
llenando teatros y locales que otros partidos no se han atrevido
siquiera a alquilar, no podrá participar en el debate organizado por
Antena 3 el próximo martes 23 de abril, según ha decidido la Junta
Electoral, contestando de esa forma, a la reclamación presentada por
Coalición Canaria y Junts Per Catalunya.
No se suspende el debate, que será transmitido por Antena 3
Televisión, La Sexta y Onda Cero, sino que se le pide a la televisión
del Grupo Planeta que cambie de formato, ya que con el actual no se
respeta el principio de proporcionalidad al incluir a Vox, un partido
que no ha sacado en anteriores elecciones ese 5% que le permitiría esa
participación, sino solo el 0,2%, a pesar de que algunas encuestas les
está dando una subida espectacular, por encima de los veinte escaños.
Según la Junta Electoral Vox, además, no tiene la condición de “grupo
significativo”. Esos son los argumentos legales en que se basan Junts
per Catalunya, PNV y Coalición Canaria para recurrir ante la Junta el
formato decidido por Antena 3 y aceptado por el equipo electoral del
PSOE.
La Junta estima que efectivamente Vox, que no es un “grupo político
significativo”, aunque pudiera serlo, ni cumple todos los requisitos que
establece la ley electoral y, por tanto, sería una discriminación que
se le incluyera en el debate, y no así al resto de partidos que sí los
cumplen.
Para la Junta los partidos que llegan a la condición de “grupo
político significativo” son el Partido Popular, el PSOE, Podemos y
Ciudadanos. Ezquerra Republicana, PDeCat (JXC), PNV o Coalición Canaria
no lo cumplen, al igual que Vox, y por eso han recurrido a la Junta
Electoral.
El debate a cinco, fue una propuesta de la cadena privada, aceptada
por el Presidente del Gobierno que rechazó un debate a cuatro en la
televisión pública, y un “cara a cara” con el líder del Partido Popular,
Pablo Casado, propuesta esta última argumentada por Ferraz por no estar
claro dentro de las tres derechas, quien ejerce realmente el liderazgo.
Una simple excusa para no potenciar electoralmente a quien por número
de escaños, es el líder de la oposición, y potenciando en cambio a quien
más daño le puede hacer a esa derecha, que es Santiago Abascal y Vox.
Para Sánchez, cuyo mensaje electoral va dirigido a evitar que el país
caiga en las manos de “Las derechas de Colón”, el mejor debate es el
que se puede visualizar con las presencias de Casado, Rivera y Abascal,
para llevar el mensaje al espectador de que los tres son iguales.
Y, la
prueba de ello, insistirá el Presidente del Gobierno, es que han
conseguido ponerse de acuerdo para, después de expulsar al PSOE del
poder en Andalucía, formar un Gobierno que cuenta con un apoyo que va
mas allá que la simple investidura. Incluso si surgen diferencias y sale
a relucir la “derechita cobarde” y “la veleta naranja”, también hay
réditos electorales. Con ese debate que ahora se tiene que recomponer
quien siempre ganaba era Sánchez.
Nada acostumbrado a los debates, Vox puede ganar también éste, sin
participar en él, utilizando solo las redes sociales que harán del veto
una exclusión injusta, que es lo que pensarán sus votantes movilizados
para dar a batalla a la “derechita cobarde”.
Hoy el Financial Times asegura
que “su electorado hará el próximo 28 de abril lo que muchos han hecho
en Europa en los últimos años: votar masivamente a un partido
populista con un mensaje nacionalista de derechas”.
La aparición de Vox, que fue fundado hace tan solo seis años, ha
obligado a los partidos de la derecha más moderada a tomar difíciles
decisiones, en especial el centrista Ciudadanos, que tiene que decidir
si trabajar con ellos, o arriesgarse a obligar a España a celebrar una
repetición de las elecciones.
“Pero la principal baza de Vox – dice el
periódico – ha sido su fuerte oposición, que lleva mucho tiempo
expresando, al movimiento separatista de Cataluña, que culminó en un
referéndum ilegal sobre la independencia a finales de 2017.
Vox se ha
beneficiado de la indignación de los votantes frente a lo que se ha
percibido como una amenaza existencial a la unidad de España y frente a
Sánchez, quien se benefició a su vez de la ayuda de los partidos
separatistas catalanes para derrocar a Mariano Rajoy en una moción de
censura del pasado junio”.
(*) Periodista y economista
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