domingo, 10 de marzo de 2019

Reclutamiento patoso / Alberto Aguirre de Cárcer *

La política es una guerra por el poder. Un juego de tronos, que diría Pablo Iglesias. Bien sea para aplicar políticas públicas o para ocupar relevantes posiciones de decisión. En principio, para ganar en una disputa electoral lo recomendable es contar con los mejores. Eso dicta el sentido común, aunque la realidad es mucho más compleja. 

A falta de conocer las listas de todos los partidos murcianos para las generales y las autonómicas hay varios asuntos que resultan sorprendentes en las principales formaciones. 

El caso del PSOE es especialmente llamativo. Que optase por una profunda renovación, teniendo nuevo líder regional, entraba dentro de lo esperable, pero resulta difícil de asimilar que, en vísperas del Día Internacional de la Mujer, Diego Conesa fuese a completar el pase a mejor vida de tres referentes feministas de los socialistas murcianos: María González Veracruz, que anunció el pasado lunes su intención de dar un paso a un lado, después de comprobar que no entraba en los planes del secretario general; Begoña García Retegui (sanchista e integrante de la Comisión Ejecutiva Federal) y Rosa Peñalver, histórica del PSRM que ha desempeñado con acierto la presidencia de la Asamblea Regional durante la última legislatura. 

Ya habíamos anticipado en el periódico que Conesa preparaba una 'limpia' en el grupo parlamentario. La sorpresa fue que iba a ser solo de diputadas puesto que los varones (Joaquín López, Martínez Baños e Emilio Ivars) fueron reubicados. Es de suponer que, al margen de sus preferencias personales, Conesa habrá tenido que lidiar con compromisos orgánicos de tipo territorial o con agrupaciones que le prestaron su apoyo en esas primarias que venció por estrecha ventaja a María González Veracruz. 

Pero parece evidente que ha tenido suficiente margen de maniobra como para dejar fuera de las elecciones a 'pesos pesados' del partido y aventurarse en arriesgados fichajes de rendimiento incierto, como la poetisa Magdalena Sánchez o la militar Teresa Franco Martínez como número dos del candidato a la alcaldía de Murcia, José Antonio Serrano, buena gente pero justito de fuste para plantar cara a la candidatura de Ballesta. Huele a descalabro del PSOE en las municipales de Murcia, lo cual, por su peso poblacional en la circunscripción única, puede ser decisivo para la conquista del gobierno regional. 

Si Conesa cumple sus objetivos nadie recordará estas apuestas. Pero si se estrella, medio partido, que quedó deficientemente integrado en las listas, le pedirá cuentas desde el primer minuto. A su favor tiene que su rival, el presidente López Miras, no demostró ser un lince en materia de fichajes. Tiene mérito hacer una remodelación de Gobierno y salir de ella con un Ejecutivo más débil. Salvo Fernando de la Cierva, los relevos en el Ejecutivo fueron a peor. Miras estará ahora más cómodo, pero la levedad política de su Gobierno es mucho más visible, sobre todo por su monumental despiste en ciertos asuntos con peso electoral. 

Sin ir más lejos, el discurso del 8-M rozó esta semana lo paupérrimo. Y, para colmo, después de un año en blanco en materia de igualdad. Ni llegó el observatorio prometido ni el pacto contra la brecha salarial. Mucho homenaje a la mujer pero cero patatero en materia de políticas públicas que masivamente reclaman decenas de miles de murcianas en las calles de la Región. Ciudadanos, su principal adversario, atisbó el nuevo escenario y ha 'fabricado' una candidata con habilidades para comunicar aquello que Rivera y Arrimadas pergeñen desde Madrid, aunque sea algo tan artificioso como ese pastiche ideológico al que llamaron 'femenismo liberal' para marcar distancias a diestra y siniestra. 

Isabel Franco, elegida en unas primarias marcadas de inicio por la dirección de C's, puede obtener un buen resultado si le dan contenido a su campaña y no se pasa de rosca con su 'storytelling' personal. Cada cual tiene su particular percepción de sí mismo y el derecho a presentar públicamente el relato personal que más le convenga, pero evocar de forma recurrente su victoria contra el cáncer, como ejemplo de resiliencia en el marco de un discurso político-electoral, resulta poco digerible para quienes perdieron a seres queridos que pelearon hasta su último aliento en similar combate. 

Aunque hasta el momento no se sabe nada de cuáles son sus propuestas para la Región, tendrá sus opciones, por la fortaleza de la marca con la que concurre, si se rodea de colaboradores con experiencia y criterio. Los cabezas de cartel son pieza clave de cualquier contienda electoral, aunque un reclutamiento patoso de acompañantes en las listas puede tener consecuencias funestas. Salvo que alguien destaque sobremanera en liderazgo y carisma, que no es el caso.



(*) Periodista y director de La Verdad



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