domingo, 17 de febrero de 2019

Caso Zaplana: «Somos capitanes generales, el año que viene tendremos un pastizal»

VALENCIA.- El retorno de parte de las presuntas mordidas pagadas en Luxemburgo por la familia Cotino a cambio de la adjudicación del plan eólico y de las ITV se fraccionaron hasta acabar en la compra de inmuebles en Villajoyosa. Una operación para regularizar el dinero y que luego debía seguir un proceso para multiplicar el beneficio a través de inversiones inmobiliarias, revela hoy Las Provincias

Uno de los principales ejecutores de este plan era Joaquín Barcelo, administrador de varias empresas y uno de los presuntos testaferros de Zaplana. Entre sus movimientos está la venta de una parcela de uso hotelero y otra operación relacionadas con VPO de la que los beneficiarios se jactan de que ya tiene convencidos a los cargos municipales.
A Joaquín Barceló, entre los miembros de la presunta trama de blanqueo, se le conoce como Pachano. Son varias las conversaciones en las que el expresidente de la Generalitat Eduardo Zaplana descuelga el teléfono y saluda a su interlocutor con el nombre de «Pachanito». 
En las conversaciones grabadas sobre las operaciones inmobiliarias, incluso le proponen a Barceló medio en serio y medio en broma que una de los edificios se llame «Pachano Tower», algo que el afectado descarta para no herir la sensibilidad de unos socios a los que no cita por su nombre en ningún momento en las conversaciones.
Una de las principales obsesiones de Joaquín Barceló era dar salida a las parcelas y se mueve en varios frentes para poder cerrar los negocios inmobiliarios. El 9 de marzo mantiene una conversación con un arquitecto para mover un proyecto relacionados con VPO, que para Barceló va a ser un gran negocio.
Una de las piezas clave de la presunta trama así se lo transmite a su interlocutor en una de las conversaciones grabadas e incluidas en el sumario del caso Erial: «Esto está vendido...mira... hay que dar una VPO ya... porque esto está solventado y somos capitanes generales, nosotros el año que viene por estas fechas tenemos un pastizal... Eso está vendido con la polla».
El interlocutor de Barceló le dice que hay agencias en el norte de Europa vendiendo y que es una gran oportunidad para el negocio: «A nosotros lo que nos interesa son los macucos, la pasta». 
El testaferro de Zaplana, que opera a través de una de las sociedades articuladas en la trama, le responde: «Ya verás como va como un tiro». De hecho, se ponen en marcha varios trámites para lograr los permisos para realizar viviendas de protección oficial.
Barceló mantiene varias conversaciones con otras personas vinculadas a la operación en las que señala que hay una empresa sueca interesada en la operación urbanística. 
En el informe policial se destaca que el contrato de esta operación lo habría redactado Francisco Grau, considerado como el ingeniero de la trama, y que tanto Eduardo Zaplana como el abogado uruguayo Fernando Belhot estarían al tanto de las operaciones, según confirma la investigación.
En abril, tanto el negocio de la venta de la parcela hotelera como el de las VPO empiezan a complicarse y llegan los nervios, especialmente a Joaquín Barceló, que ve cómo dos operaciones vinculadas a los terrenos comprados en Villajoyosa por las sociedades no terminan de fructificar. 
«La hotelera ya, si Dios quiere se cierra esta semana y nos quitamos la mierda esa de encima... y al mismo tiempo estoy con la venta del edificio, porque el edificio, si no lo vendemos... de nada te sirve», señala el interlocutor de Barceló, a lo que este responde: «Sí, pero para venderlo primero VPO».
La situación se tensa tanto por la venta de las parcelas que Joaquín Barceló reniega del papel de Francisco Grau, otra de las piezas clave de la trama y que sería la persona que debía redactar los contratos para cerrar las operaciones inmobiliarias. Incluso amenaza, como se puede comprobar en una de las conversaciones grabadas, con dejar de ser el administrador de las empresas de la trama.

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