El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell,
dijo este jueves que "desde hace meses" España está organizando un
"Grupo de Contacto" para eternizar la hambruna, las masacres y la huida
de más de cuatro millones de personas del infierno en que los chavistas
han convertido Venezuela.
A eso se dedica Zapatero desde
hace años: a prolongar hasta eternizarse la tiranía chavista. Para
blindar ese Infierno cuenta con el Papa, Putin, los ayatolás, Xi y
Erdogan, su socio en la Alianza de Civilizaciones contra Occidente.
De
lo que Borrell no se daba cuenta es de que estaba confesando que España
abandonó "hace meses" la política común de la Unión Europea y viene traicionando a sus 27 socios en la política con Iberoamérica,
no en calidad de invitado sino como cabecilla y organizador de una
diplomacia paralela al servicio del narco-comunismo y en contra de los
venezolanos. Vamos, que el ministro de Exteriores de Sánchez es el
infame Zapatero.
La Audiencia Nacional tramitó hace cinco años la denuncia contra Chávez, Maduro y sus colaboradores por crímenes contra la humanidad,
causa que trasladó al Tribunal Penal de La Haya, que condenó a
Milosevic y a Karadzcic por la "limpieza étnica" en los Balcanes. Si
Maduro sigue, por propia voluntad o por chantaje de Cabello y los
narcogenerales, al frente de esa "limpieza" criminal y liberticida,
acabará en el banquillo y en la cárcel.
Y a su lado deberían estar los
que, desde Europa, han colaborado en perpetuar esa infame tiranía. El
primero de ellos, Rodríguez Zapatero. Y si Sánchez, traicionando a la
UE, está sirviendo esa misma causa, con él.
Es
un momento especialmente favorable para que cualquier tribunal nacional
acepte la denuncia contra las figuras más destacadas del chavismo y la
remita a La Haya, donde más tarde o más temprano, serán juzgadas y
condenadas.
Creo que esa presión personal e intransferible puede ser muy
eficaz como herramienta disuasoria para los que creen poder seguir como
verdugos por tiempo indefinido, masacrando impunemente venezolanos. Cuanto más dure su gobierno asesino, más dura será la condena final.
Ah, y si estos payasos sanguinarios creen que escapando a Cuba o a
cualquier otro país comunista se salvarán, les convendría recordar a
Ramón Mercader, el asesino de Trotski, envenenado con el polonio que
teñía el oro del reloj que le dieron como obsequio por su silencio de
treinta años.
Tras un año espantoso en Cuba, con sus huesos
deshaciéndose al sol, hoy yace bajo el hielo junto a Kim Philby, en el
cementerio de Héroes de la Unión Soviética. Los padrinos de hoy serán los que eliminarán mañana a los chavistas.
Los entregarán a Occidente a cambio de cualquier cosa. O los liquidarán
como a Ramón Mercader, por si tienen la tentación de hablar.
Por
eso, creo que hay que empezar a presentar denuncias contra los que de
forma abierta o encubierta y contra la opinión de toda la oposición al
régimen chavista, actúan como sicarios diplomáticos de la dictadura. El
papel de Zapatero es público y notorio, miserable hasta la vileza, pero
la misma suerte deben correr los que, emboscados en una supuesta
mediación internacional, protegen a los criminales de Caracas, cobrando
por ello.
Y si lo hacen, como Sánchez y Borrell, por razones
inconfesables, al banquillo también. Nada desasosiega más, a la hora
familiar del desayuno, que leer que ya han puesto fecha a su juicio como
"cómplice de crímenes contra la Humanidad". O temer que puedes leerlo
ese día. U otro. Y así, años y años.
El Grupo de guanxi
Milosevic
o Karadzic eran fanáticos asesinos. Los chavistas de hoy son asesinos
corruptos. Aquellos mataban por racismo. Estos, por el dinero del
narcotráfico y por disfrutar de ese Poder sin límites que les hace
ricos. Pero la motivación no importa a la hora de juzgar un asesinato de
masas. Lo esencial son los muertos. Y ya son 340.000 los muertos que acumula en su cuenta el régimen de Chávez y Maduro, Diosdado Cabello… y Zapatero.
La complicidad con el régimen chavista del expresidente del Gobierno de
España es tan escandalosamente notoria que no cabe achacarla a simpatía
más o menos absurda, sino a actuación concertada por el propio régimen.
Ahí es donde se ha pillado los dedos. Y también ahí es donde a
Falconetti, Borrelletti y demás payasos de la política les alcanza la
responsabilidad.
En chino, al 'contacto' político que te permite ganar dinero se le llama guanxi. En la tiranía de Xi Jinping, en realidad desde la de Deng Xiaoping, hay dos clases de chinos: los que tienen guanxi y los que no tienen guanxi.
Unos pueden tener el respeto de sus hijos por su honradez. Otros pueden
mandarlos a estudiar a Harvard, a Manchester o a Madrid, según el guanxi.
Lo mismo pasa en el chavismo. Y no es casualidad que sus padrinos hayan
tomado el nombre revelado por Borrell de "Grupo de Contacto".
Pero, ¿con quién contactan los miembros de ese Grupo? ¿Cuál es su guanxi? En rigor, es el guanxi, o sea, el contacto chavista, el que los contacta a ellos y les da instrucciones.
A cambio, pueden acceder a una parte del petróleo, el oro o las cuentas
corrientes suizas que, con todo lo que están robando febrilmente, abren
en los paraísos fiscales. Pero ninguno es lo que era.
Ahora mismo,
cualquier contable que está transfiriendo a una narcocuenta el dinero
que les falta a los venezolanos para lo más elemental, comida y
medicinas, está apuntando el número de cuenta o memorizando la puerta
trasera para burlar el código encriptado y acceder al botín oculto. Si
lo guardan en cualquier dictadura, lo normal es que se lo queden allí.
Si lo guardan en una granadina, lo normal es que, a la caída del
régimen, o antes, caiga todo el tinglado de apoyo internacional que aún
sostiene al chavismo.
Presión, presión y más presión
La
oposición española, es decir, los tres partidos que, dentro del
Parlamento -PP, Cs- o fuera de él -Vox- han reconocido a Guaidó y han
exigido a Falconetti que haga lo mismo, tienen una gran ocasión de poner
contra las cuerdas al Gobierno que, tal vez hoy, quiera escaquearse de
su responsabilidad dilatoria asumiendo como propio el reconocimiento de toda la UE al presidente legítimo de Venezuela.
Lo dicho o confesado por Borrell es de tal gravedad -nada menos que
haber obrado a espaldas de la UE en favor de Maduro, cuando sostenía
públicamente que esperaba al pronunciamiento conjunto europeo para no
hacer "seguidismo"-, que obliga a explicarse al ministro parlanchín y al
viajero saltimbanqui.
Estamos ante la evidencia de una traición a los
compromisos europeos de España y en favor de una banda de comisionistas,
a las órdenes de unos asesinos, que han creado el Grupo de Guanxi para entorpecer la liberación de Venezuela.
Hay
que evitar que España siga con el doble juego que Zapatero, con Rajoy y
Sánchez, ha impuesto a un país que debería estar a la cabeza de la
lucha por la libertad y está a la cola de la corrupción para servir a la
tiranía. Hay que exigir en el Parlamento a Sánchez que desautorice toda actuación de Zapatero y renuncie a ese Grupo de Guanxi
contra la Oposición.
Debe comprometerse a actuar de acuerdo con la
oposición al gorilato y bloquear de inmediato todo el narco-dinero que
los bolichicos, los niñatos del régimen, blanquean desde hace
tiempo comprando los pisos más caros de Madrid. Y debe interesarse ante
la Audiencia Nacional para que la denuncia ya admitida por crímenes
contra la humanidad contra Maduro y sus secuaces, también los españoles,
se active en La Haya.
El arma fundamental contra la tiranía es el sacrificio heroico de los venezolanos.
La forma más eficaz de ayudarles es presionar, presionar y presionar,
en todos los ámbitos, por todos los medios. Hasta que caiga esa banda
criminal y miserable, cuya mera existencia ofende a la Humanidad.
(*) Columnista
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