VALENCIA.- La Asociación de Hostelería de Centro Histórico (Albarca), la Asociación por una Hostelería Responsable de Russafa (Al Balansí), la Asociación Vecinal y Empresarial de Ocio y Cultura Zona Xúquer, hosteleros de Juan Llorens y Woody, y representantes de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia (FEHV) han declarado "la guerra" al Ayuntamiento de València y particularmente a la concejala de Medio Ambiente, Pilar Soriano, ante la más que probable aprobación este jueves en el Pleno de las medidas definitivas en la Zona Acústicamente Saturada (ZAS) del Carmen, según Levante-EMV.
El documento prevé adelantar el cierre de las terrazas media hora (hasta las 00:30 en invierno y las 00:01 en verano) o no conceder más licencias para frenar la expansión de mesas y sillas.
Los hosteleros agrupados en las cuatro zonas ZAS (Xúquer,
Woody, Juan Llorens y El Carmen) o que se sienten amenazados (como los
de Russafa), consideran que no solo hay que frenar las medidas
definitivas propuestas para Ciutat Vellla (tras asegurar que ni
siquiera las cautelares se llegaron a aplicar), sino que es el momento
para revisar toda la normativa aprobada desde hace año (con más de 20
años en el caso de Xúquer) sobre las zonas acústicamente saturadas.
Por ello han presentado una carta al alcalde de València, Joan Ribó, y han desfilado hasta el ayuntamiento con chalecos amarillos,
tratando de emular las multitudinarias marchas en Francia porque "es
una forma en la que el pueblo reivindica sus derechos y nosotros
reivindicamos los nuestros".
"Estamos abiertos a cualquier movilización
para frenar la aprobación de las medidas definitivas de la ZAS del
Carmen", ha asegurado Jesús Ortega, presidente de Albarca y portavoz de
todas las entidades convocantes. Sin tapujos ha asegurado que la
iniciativa del ayuntamiento es ir a un enfrentamiento con el colectivo: "Esto es la guerra porque ahora mismo tenemos mucho que perder y vamos a ir a por todas".
"Ahora mismo, junto al recorte de terrazas que ya se está haciendo efectivo, supone el cierre y la desaparición de muchos puestos de trabajo y
de muchas de las 150 pequeñas pymes de la hostelería. Supone que el
segundo turno, en el que la gente se toma las copas y es un poco más
productivo, desaparece totalmente en la zona centro. Suponen 120 horas menos de trabajo para la hostelería.
Han de ser conscientes que este tipo de negocios es lo único que queda
en Ciutat Vella, y damos trabajo a más del 50 % de gente que vive en el
Carmen", argumentado Jesús Ortega.
Una de las cuestiones
más repetidas por los hosteleros (fundamentalmente restaurantes) es que
los vecinos de las zonas afectadas "están con nosotros y en contra de
las medidas del Ayuntamiento".
Y han advertido sobre otras
consecuencias por adelantar media hora el cierre de terrazas: "La ZAS es
una medida disuasoria que hace que la gente deje de venir al centro. Ni
siquiera pueden venir a tomar una copa o terminar tranquilamente de
cenar, porque se tendrán que levantar las mesas y con eso lo que se
consigue es que se vayan a otras zonas. Nos va a tocar cerrar, nos va a
tocar reducir personal y eso supone que la zona centro a la una de la noche se volverá a llenar de yonquis; de hecho está repuntando lo que tiene que ver con los yonkis y con gente no muy agradable".
Para
los hosteleros su enfrentamiento con el Ayuntamiento tiene una
responsable muy clara en la figura de la concejala de Medio Ambiente,
Pilar Soriano. En sus carteles las siglas ZAS correspondían a "Zona Absurda Soriano".
"Con la concejalía de Medio Ambiente no hay ningún tipo de diálogo. De
hecho con nosotros no se ha sentado a hablar. Es una decisión unilateral
de la concejalía y de Pilar Soriano", ha asegurado Jesús Ortega, pese a
las diferentes convocatorias de la Mesa del Ruido donde se han dado
cita vecinos y hosteleros para intentar llegar a acuerdos.
Cuestionados los hosteleros qué medidas de conciliación proponían para evitar ruidos, han negado que ellos sean la fuente de los ruidos.
"¿Conciliar? Sí, haciendo un plan integral en el que se pongan encima
de la mesa los problemas de los vecinos y la hostelería y, sobre todo,
poner soluciones, no castigar siempre a la hostelería. Hay que conseguir
medidas que reduzcan el tema del ruido sin que afecte a la hostelería,
que no creo que es responsable de esos problemas".
La otra
cuestión que ponen sobre la mesa los hosteleros afectados por las zonas
ZAS es la necesidad, según convienen, de revisar la normativa actual.
"Hay ZAS como las de Xúquer que llevan más de 20 años y creemos que es
el momento de revisarlas y poner en positivo lo que es la hostelería",
ha señalado Ortega.
Junto al presidente de Albarca, también ha
intervenido Héctor Nácher, representante hosteleros de Xúquer, quien
considera al igual que sus compañeros de negocios que hay llegado el
momento de modificar los criterios y limitaciones.
"El problema se basa
en cosas que no son, porque nosotros somos pequeños negocios, mientras
que los problemas vienen de botellones, en macronegocios
y creo que de los 200 comas etílicos de este año, el 90 por ciento
vienen de botellones. El problema está en la calle y la policía debería
actuar donde no se puede beber. Nosotros cumplimos las normas", ha
enfatizado.
Nácher ha explicado que hoy iban a ir al Ayuntamiento
a entregar entre 500 y 700 firmas de vecinos del barrio "que no están
de acuerdo con la modificaciones que se han hecho de movilidad y cambio
de terrazas en el barrio".
"Nos afectan los cambios de
direcciones de calles y la reducción de terrazas, pasando algunos de 10
mesas a solo una, con gran perjuicio para sus empleados y sus
economías", ha señalado.
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