Dejemos de lado la sospecha de que
acabaremos con más cómicos en la cárcel o en el exilio que en el
ejercicio libre de su profesión. Si es una forma de fomentar la
circulación en los puestos de trabajo parece algo drástica. Y, desde
luego, no ayuda a los ejercientes a dar libre rienda a esa libre
profesión.
Desde
el punto de vista jurídico, el asunto es meridiano. El art. 543 del
Código penal es claro y lo que ha hecho Dani Mateo entra de lleno en el
delito de ultraje y el juez ha de actuar. Si se cree excesiva la
acusación, modifíquese el Código penal, pero no se cuestione al juez.
No
obstante, algo podrá decirse sobre cómo el asunto será vapuleado dentro
de unos años en el TEDH cuando se invoque la libertad de expresión que
también ampara quemar banderas. Y la utilidad, por cierto, aunque no sea
jurídicamente importante. El gesto de Dani Mateo contribuye a prevenir
la quema de banderas.
Fuera de bromas, sonarse los mocos en la bandera española es un ultraje a la bandera española en cuanto símbolo de España.
Bien.
Y ¿qué es un ultrajar? Según la RAE: 1) Ajar o injuriar. 2) Despreciar o
tratar con desvío a alguien. 3) En El Salvador y Venezuela, violar
(tener acceso carnal con alguien en contra dee su voluntad).
El
predominante y el que usa el juez es el 1) sobre todo, ajar, manosear,
maltratar, arrugar. ¿Qué se ha ajado aquí? Algo material, pues solo lo
material se aja; lo espiritual o ideal, nunca. La rosa se aja y se
marchita; la idea de la rosa, no. Algo tiene que ver el tiempo, pero no
lo perdamos ahora. Si los mocos de Dani Mateo ajan algo, es un trapo,
que usa como pañuelo de sonarse. Eso no puede ser un ultraje.
Claro
que lo es, razona el juez y quienes instan su acción, porque lo que se
ultraja (o aja) no es el paño, sino lo que simboliza, el símbolo de
España.
Al
margen de que lo simbolizado nunca se podrá ultrajar, queda por
determinar que alcance tiene el símbolo de España. Para no irnos muy
lejos, el art. 123 del Código penal de 1944 declaraba entes ultrajables
en España "la Nación española o el sentimiento de su unidad, el Estado o
su forma política, así como sus símbolos y emblemas".
La forma de
Estado de entonces, la dictadura, ya no es ultrajable sino, al
contrario, objeto de toda clase de injurias y vejaciones, tan aceptables
como los "ultrajes" de antaño. Nada. Las dictaduras no son ultrajables.
Pero son o han sido símbolo de España, que muda de símbolos como di pensiero. ¿Y qué decir del "sentimiento de la unidad de España" que hoy ya no es ultrajable, al menos claramente?
A
la nación española aquí ultrajada del juez le pasa como a la forma de
Estado del dictador, que venga a ser ultrajable y hasta con razón. No
hace falta el paso del tiempo para comprobarlo. Puede hacerse ahora
mismo: esa nación española ultrajada del juez, no es la nación de muchos
sectores en la sociedad española que reniegan de esa nación porque
tienen la suya.
El
juez que diligentemente se apresta a hacer justicia a la nación
española lo hace frente a unos acusados que niegan a su nación el
derecho a juzgarlos por ultraje.
¿No
estamos despistando? En absoluto. El ultraje de Dani Mateo es a lo
material, pero el de los independentistas es mucho más grave, pues
apunta a la base de legitimidad de la conciencia nacional española. Es
mucho más que un ultraje y por eso los procesan por rebelión y
sedición.
¿Acaso
no está la ultrajable nación española ajada, manoseada, maltratada y
marchita? La idea de que su símbolo solo sirve para sonarse los mocos es
perfectamente respetable a fuer de crítica y hasta excelsamente
patriótica, mucho más que los hipócritas que la denuncia, pues nace de
la desesperación al ver el desastre a que ha llevado el país una mezcla
de delincuentes e ineptos. Algo en lo que están todos de acuerdo. Hasta
los jueces.
Especialmente los jueces.
Dejen a Dani Mateo en paz. Su gesto refleja un estado de ánimo muy extendido.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
No hay comentarios:
Publicar un comentario