Pero, gentes desmedidas y atolondradas, ¿aún no habéis entendido que no hay crisis en Cataluña sino crisis en España?
Buscad información. Leed prensa extranjera; mirad las televisiones
mundo adelante; hablad con periodistas, políticos afuereños.
Es
una crisis de España por una sencilla razón: así como la parte catalana
del conflicto tiene una mayoría parlamentaria para un proyecto claro
con amplio apoyo popular, la española carece de ambas cosas. No hay
acuerdo de mayoría parlamentaria, como en Catalunya.
Es
extraordinariamente difícil que la propuesta de referéndum de Sánchez
salga adelante en el parlamento, por no decir imposible, salvo que se dé
la siguiente negociación: se propone un nuevo estatuto elaborado
directamente por el Parlamento español. El Parlament catalán no tiene
por qué intervenir pues es mayoritariamente partidario de la
independencia. Luego, el Estatuto se presenta a votación de los
catalanes en un referéndum con dos opciones: 1ª) el estatuto; 2ª) la
independencia.
Es
posible que, de seguir en ánimo dialogante, se pueda llegar a un
compromiso de ese tipo. De momento, parece impensable y, desde luego, no
cuenta con un apoyo social español apreciable. Ya solo la propuesta de
un nuevo Estatuto en este conflicto resulta revolucionaria. Pero es
revolucionaria como el romanticismo cuando volvía a la edad de la
caballería andante. No es el estatuto el que está desfasado; es el mismo
marco estatutario; es lo que llaman los constitucionalistas el "bloque
de constitucionalidad".
Tiene poco gancho salir prometiendo una rodela
nueva cuando las normas del duelo han cambiado y lo que está en cuestión
es el encaje de Catalunya en un Estado español por muy autonómico que
sea.
¿No
quedábamos en que el mito del eterno retorno era eso, un mito y que
salvo Nietzsche, nadie daba la lata con él? Y esa es la idea que parece
estar tras la propuesta: dar vueltas a la noria. Déja vu, dicen los viajados, remake los cinéfilos. Hasta habrá quien se acuerde de Marx y lo de la repetición en la historia, tragedia/farsa.
La
única posibilidad de que esta propuesta salga adelante en el Congreso
es la mencionada de que vaya acompañada de un compromiso de celebración
de un referéndum vinculante en el que los catalanes puedan elegir entre
la vía estatutaria o la de la independencia.
Pero es solo vislumbrar esa
posibilidad y que la derecha se cargue de razones para acusar a Sánchez
de vender a la patria, desmembrar a España, entregársela a los
filoetarras, indepes, terroristas y nazis supremacistas. Con ello pondrá
en marcha su máquina favorita de pedir elecciones. En realidad, si no
las ha pedido ya es porque los dos partidos estaban descabezados, el PP
por falta de cabeza visible y C's por ser cabeza conmocionada.
El
bloque de la izquierda más los indepes puede resistir la presión y
aguantar el gobierno unos meses mientras formula un proyecto en un
tiempo razonable con una oferta explícita de una fórmula de articulación
entre España y Cataluña. Y esa oferta se enfrentaría en referéndum a la
de la independencia.
Aunque parezca mentira, la oferta española tendría
mucho gancho en el electorado catalán sobre todo si presenta un
proyecto de estatuto que reconozca a Cataluña su condición de nación,
así como el derecho de autodeterminación, ejercitable previo breve aviso
mediante referéndum con mayoría absoluta.
No
obstante, sigo creyendo que la opción independentista saldría
victoriosa por una razón de antes y otra de ahora. La de antes: las
opciones estatutarias están ya descontadas por más audaces y originales
que sean. Es la idea misma de estatuto, de inferioridad de rango legal
lo que aquí se cuestiona. La razón de ahora es que el bloque
independentista parte de un mandato popular formulado el 1-O y
refrendado el 21 de diciembre cuyo horizonte es la República
independiente.
Ese bloque está en un proceso político muy complicado, de
poder dual en España y reacomodo institucional en Catalunya. Existe la
posibilidad de reponer a Puigdemont en la presidencia de la Generalitat.
Hágase y lo más probable es que se ponga en marcha un proceso
constituyente de la República Catalana.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
No hay comentarios:
Publicar un comentario