jueves, 17 de mayo de 2018

Toma de posesión de la “malhablada marioneta de Puigdemont” / José Oneto *

Poco más de tres minutos ha durado la fría y discreta toma de posesión del presidente interino de la Generalitat, Quim Torra, (bautizado en Bruselas por el periódico belga De Staandard como “malhablada marioneta de Puigdemont”) en una ceremonia sin invitados, y solo con la presencia de su esposa y su madre, así como el presidente del Parlament Roger Torrent.

Una ceremonia minimalista, como su mandato, sin bandera española ni foto del Jefe del Estado, sólo con una bandera estelada, y sin la presencia de ninguna autoridad del Gobierno central (ha sido vetada por Quim Torra la presencia de Soraya Sáenz de Santamaría) a pesar de que el Presidente es, según el Estatuto de Cataluña, la máxima autoridad del Estado. 

La ceremonia ha terminado con una jura singular en la que ni siquiera se ha nombrado la Constitución. “Juro cumplir lealmente las obligaciones del cargo de Presidente con fidelidad a la voluntad del pueblo representado por el Parlament”. Y, punto final. Sobre la mesa ha quedado la medalla que reciben todos los Presidentes elegidos… No la ha querido a la espera que se le imponga de nuevo a…Puigdemont.

La triste y pobre toma de posesión ha coincidido con lo que parece ser una ola de sorpresa e indignación por la personalidad del Presidente interino de la Generalitat, y la extrañeza internacional de cómo ha sido posible que haya sido elegido por el expresidente desde Berlín, bautizado como marioneta malhablada de Puigdemont. 

Para Torra, España es el enemigo. Basta con leer sus tuits y artículos que escribió hasta hace unos años. En 2012, comparó a los españoles con “hienas, víboras que esparcen un odio nauseabundo” y encontró antinatural hablar español en Cataluña. Consideró que España es un país que atrae la miseria, y escribió que los españoles son la causa de la discriminación racial y el subdesarrollo. Sus críticos califican estas declaraciones despiadadas de racistas.

La mayoría de los medios internacionales sostiene que el nuevo presidente autonómico catalán es un ferviente separatista y defensor de la línea dura, y que  la sensibilidad diplomática brilla por su ausencia. Quien en mensajes cortos en Twitter acusa a los españoles de no saber hacer otra cosa que saquear, no quiere una solución pacífica. Por desafortunado que sea, es probable y es una opinión generalizada que Torra radicalice aún más la política catalana. Ya está apuntando con mano firme hacia nuevas protestas y dividiendo a la población catalana.

The New York Times, por ejemplo, es claro en su análisis: “hay un racista presidiendo la Generalidad de Cataluña, y eso es algo que debería repugnar a todos los demócratas, al margen de su posición con respecto a la independencia “Torra sostiene que al seguir el camino de la independencia cumplirá el mandato del 1 de octubre. Este mandato -aclara el periódico- no existe: aquel día no se celebró un referéndum, sino una votación chapucera y sin garantías, cuyos resultados ni siquiera avalaron los observadores que llevaba la propia Generalidad” 

“Con un intransigente liderando una coalición secesionista que tiene los mismos objetivos que provocaron la actual crisis constitucional en España, -es la opinión del periódico británico The Guardian se ve ahora más remota que nunca una reconciliación entre Madrid y Barcelona, o entre lo que ahora es una sociedad catalana profundamente polarizada.

No menos duro es el diario francés Le Monde: “Quim Torra es un nacionalista puro y duro. Uno de los que nunca se han sentido españoles y que rechazan la doble identidad que sin embargo asumen el 70% de los catalanes. En decenas de artículos de opinión irónicos y de tuits, durante años, ha demostrado que tenía una concepción étnica del catalanismo. Insulta a los españoles que “únicamente saben expoliar”. Habla de su “ADN accidentado”, afirma que “la raza socialista catalana ha entrado en decadencia y se mezcla con la raza socialista española”, juzga que “no es normal hablar español en Cataluña” o califica la región de “última colonia de Europa”.

Dentro de la prensa alemana destaca el editorial del Frankfurter Rundschau que recuerda que aunque a Cataluña no le espera un colapso estruendoso, porque económicamente, la región es demasiado fuerte para que ocurra algo así, la región se encuentra al comienzo de una gradual pérdida de peso. Eso debería dar que pensar a Quim Torra, el nuevo presidente. “Pero él tiene otras preocupaciones: las de un revolucionario que, ante la promesa de un futuro dorado, se olvida del presente de color gris”.



(*) Periodista y economista


No hay comentarios: