Ha comenzado el ataque a los medios
públicos de comunicación, especialmente TV3, y el modelo educativo
anunciado por M punto Rajoy hace unas fechas como efectos benéficos del
155. Aprovechaba al tiempo para avisar a los súbditos de la monarquía de
que se han quedado sin pensiones y se quedarán sin educación, gracias a
su eficacia.
En realidad, ¿para qué querrá intervenir en la
educación en Cataluña si, con un mandato suyo más, los catalanes, como
buenos súbditos, tampoco tendrán educación en catalán ni en tagalo?
Es
la lucha por el mantenimiento del imperio, al que llaman nación
española, en contra de la expresa voluntad de más de dos millones de
forzosos compatriotas. Detrás de la imposición de la lengua en la
educación (en la administración virreinal ya lo han hecho) viene la de
contenidos. La censura de un lado y el adoctrinamiento en el Espíritu
Nacional por otro. España, el imperio, el himno, la bandera, el rey, las
gloriosas fuerzas armadas y la cabra de la legión.
Para
los medios públicos (nidos de ratas separatistas) similar doctrina. Es
difícil, pero TV3 debe alcanzar el nivel de calidad, imparcialidad y
profesionalidad periodística de RTVE. Es verdad que el instituto Reuters
de la Uni de Oxford, sitúa los medios españoles en el fondo de la
charca en cuanto a credibilidad. No hay cuidado. Los protestantes han
tratado siempre de hundir a España, una, grande, libre. Arriba España.
El
gobierno y la oposición siguen una política nacionalcatólica de
aplastamiento de la singularidad catalana. Y lo que trae en las alforjas
de los rucios y en las mochilas de los publicistas nacionales es la
España imperial que lleva 400 años contemplando los luceros. Una
homologación en la unidad de destino. Una Gleichschaltung hitleriana,
si pudieran. La españolización no solo de los niños catalanes sino de
todos los catalanes, hasta la edad de una cada vez más tardía jubilación
sin pensión.
Lo
conseguirán si el bloque indepe se divide. Por eso, todo lo que el B155
hace es para dividirlo. Si se divide, perece. Y si no se divide, se
dice, también. Es posible; lo otro, seguro. Así que, a supuesta igualdad
de resultados, lo mejor es no dividirse. Catalunya necesita un govern. Nómbrese,
en el entendimiento de que será al unísono desde Barcelona y Bruselas,
las dos capitales transitorias de la República Catalana.
"Portavoza" contra "pacienta". Ya
debiera estar armada con el foro retumbando de bromas de tuiteros
chispeantes, eruditos a la violeta y maestros ciruelos de avinagradas
gramáticas. ¿No? No, razona el articulista porque el que dice "pacienta" es del PP y contra el PP los medios no cargan, aunque rebuzne.
Por supuesto, hombre. Los ataques son siempre ad hominem, en este caso, ad mulierem.
Se ataca lo que se dice por cómo se dice. Vano empeño. Montero (otro
día hablamos de la "emboscadura patriarcal" de los apellidos, que tiene
tela), Montero, digo, hubo de sufrir todo tipo de chanzas mientras
entraba en el hall de la fama del machismo más retrógrado, junto a Aído y
Romero. (Aída y Romera, ¿por qué no?).
Entre tanto, si no yerro, hace unos años, en muestra de agudo ingenio, Aguirre feminizaba
el anglicismo "leader" convertido en "líder" por la RAE como "lideresa"
y, con ello, también se colocaba fuera del sacrosanto diccionario que
recomienda llamar "líder" a la "lideresa" aguirriana. Escasas bromas,
sin embargo. Porque era Aguirre. Podría decirse que es una audacia
parecida pero inversa a la de las mujeres poetas que se niegan a
abandonar el término a los poetas y a conformarse con el de "poetisas".
Pero
no es así. El "líder" es españolización del "leader" del inglés, idioma
en el que no existen géneros; por tanto, su feminización es un absurdo,
una patada al espíritu de la lengua inglesa. No se trata de audacia,
sino de ignorancia. Claro, ya se sabe que la ignorancia es siempre
audaz.
Está claro lo que espera a los indepes
si vacilan, si se dividen, si ceden, si fracasan en su empeño. La
Formación del Espíritu Nacional (FEN) aggiornata en FEN de la FAES.
No
es algo que surja de pronto, en la oscuridad, sin avisar, como el
ataque del hombre lobo. Hace años que las huestes franquistas están en
la reconquista de Catalunya. Lo anunció Fraga, al avisar de que para
ello estaba él dispuesto a coger d nuevo el fusil. Y lo pusieron en
práctica sus gentes cuando presentaron el recurso contra el Estatut de
2006. Los dos peperos que lo registraron fueron el inefable Trillo del
Yak 42 y los negocios de asesoría oral y la por entonces brillante promesa y posterior oscura realidad, Sáenz de Santamaría. El recurso que permitió al TC desnacionalizar Catalunya como el que decreta un anatema.
En
su lucha anticatalana, el PP puso en marcha una iniciativa legislativa
para pedir un referéndum sobre el Estatuto con el que consiguió cuatro
millones de firmas (écheme aquí una firmita contra los catalanes)
que llevó al Congreso aun sabiendo que era improcedente porque esa
iniciativa no actúa con leyes orgánicas. De lo que se trataba era de
debilitar al gobierno de Zapatero y capitalizar electoralmente la
catalanofobia, alentándola, o sea, provocando una crisis de la unidad
que decía defender.
Apenas comenzado su mandato en 2011, el entonces ministro de Educación ya anunció su propósito de españolizar a los niños catalanes. Al
mismo tiempo suprimía la educación para la ciudadanía por considerarla
adoctrinamiento y devolvía la religión al currículum educativo pues,
como bien se sabe, la religión no adoctrina. Un ministro torero
intensamente español que considera las corridas "patrimonio cultural".
Cosa que acaba de reafirmar la misma Corona al conceder el premio
nacional de cultura a un torero.
Las
intenciones estaban claras desde el principio: destruir la singularidad
cultural catalana; suprimir la nación catalana de hecho como de derecho
lo hiciera el TC. La aplicación del 155, que consagra la dictadura,
permite llevar a la práctica las intenciones. M punto Rajoy lo anunció
hace unos días con la misma descarada contundencia con que acaba de
avisar a la gente que se pague las pensiones y la educación porque su
gobierno no ha dejado o no piensa dejar nada de ellas. El 155, aseguraba
el señor de los sobresueldos, le da mano libre para intervenir TV3 y la
escuela catalana.
Los
medios y la educación. Lo tienen muy claro. Hay por ahí un vídeo
alucinante de un programa de alguna tv española en el que Cospedal dice a
Inda que TV3 es un aparato de propaganda del independentismo y
corresponde cerrarla. Lo dice la Cospedal que tenía Tv de Castilla La
Mancha directamente a sus órdenes y se lo dice a Inda que, en fin... Y
está claro: quieren cerrarla. Ya impidieron en su día que se viera en
Valencia. Ahora no quieren que se vea en parte alguna.
Y
de la escuela no hace falta hablar. Con el cuento del castellano
amenazado pretenden destripar la inmersión lingüística. Son canallas,
pero no tontos. Van por los medios y la escuela porque saben que son el
crisol de la formación de opinión a corto y largo plazo, en donde
quieren entrar a saco para dividir, encizañar e imponer su ideario
nacionalcatólico.
En
cuanto a los contenidos, tampoco es problema. La misma Cospedal alienta
el plan del gobierno de añadir a la religión ahora otra materia de
"defensa nacional", de glorificación de las fuerzas armadas, los
senderos imperiales y la sublime maravilla de la Corona borbónica.
Catalunya no será olvidada en esta Requeteformación del Espíritu
Nacional que reconocerá las peculiaridades vernáculas de esta sana
diversidad regional española.
Las
dos vías de ataque (los medios y la escuela) apuntan al corazón de la
nación catalana: la lengua. La cosa es a vida o muerte. La República
Catalana solo puede defenderse mediante decisiones soberanas sostenidas
por tres elementos imprescindibles: la unidad de las fuerzas políticas,
el apoyo de las organizaciones sociales y la firme voluntad de las
instituciones de implementar el mandato formulado el 1º de octubre de
2017, aceptado el 10 del mismo mes y proclamado el 21. Si falla alguna
de ellas la República Catalana se desvanecerá en el aire, dejando un
vacío mortal en el corazón de varias generaciones.
Puede
preguntarse qué diantres tiene en la cabeza la izquierda española para
asistir a este autoritario intento de aniquilar una nación no solo
política sino culturalmente sin mover un dedo o, incluso, colaborando
activamente con él. Por preguntar que no quede. Pero no se espere una
respuesta. Ni falta que hace. Los indepes no cuentan más que con su
propio pueblo y la simpatía que su lucha movilice en el extranjero.
És el moment dels defensors de la terra i de la llengua.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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