martes, 23 de enero de 2018

Muere a los 95 años el comerciante Adrián Massotti Littel

MURCIA.- El comerciante y nazareno Adrián Massotti Littel, durante décadas al frente de la célebre tienda de música Ritmo, en la calle de la Sociedad, de Murcia, ha fallecido esta mañana a los 95 años, según adelanta La Verdad en su edición digital.

Massotti, un relaciones públicas natural de su generación, pertenecía a una conocida e ilustre familia dedicada a la música y que dio nombre, por ejemplo, al Conservatorio Superior, e inspiró en su día la fundación de Ritmo, poco antes del inicio de la explosión musical de los años 50, 60 y 70 de su añorado siglo XX.
Además, entre otras proyecciones públicas, fue socio número uno del Real Murcia y su relación con las cofradías murcianas de la Semana Santa como Hermano Mayor resultó muy destacada: fue fundador y presidente de la Hermandad de Esclavos del Cristo del Rescate.  Y en la Cofradía de Jesús fue portador y mayordomo del Trono de San Juan durante cincuenta y seis años. 
En 1997 fue nombrado Nazareno de Honor; en 2011 Nazareno del Año. También poseía la Insignia de Oro del Cabildo Superior de Cofradías.
Ejerció igualmente de Mayordomo Honorario de la Cofradía de la Virgen de la Esperanza, del Cristo del Perdón, del Cristo del Refugio, del Cristo de la Misericordia y del Cristo del Sepulcro, aparte de ser el fundador y mantenedor de los Vía Crucis
Todo eso, sin olvidar lo de portador y Caballero del Trono de la Virgen de la Fuensanta mientras pudo.
Ya como comerciante y, en virtud de su trayectoria profesional al frente de Ritmo, la Cámara de Comercio e Industria de Murcia le otorgó el Premio Mercurio en el año 1990. El establecimiento cerró hace tan solo unos meses y en el último año lo regentaba su nieto Adrián, una vez desaparecido su hijo Nacho.
Su esposa, María del Rosario Manzanares Lopera, falleció hace apenas dos días. Y su hijo menor, Nacho quien, cuando su padre se retiró también estuvo al frente de Ritmo y declarado admirador como protagonista de la Semana Santa murciana, se fué hace poco más de un año. 
El fallecido era padre, igualmente, de Miguel Massotti, radiofonista murciano que desempeña su labor en Onda Regional. Y de Adrián, empleado del Banco Santander.
La misa 'corpore in sepulto' de Adrián Massotti Littel será mañana miércoles, a las 11.30 horas, en la parroquia de San Juan Bautista de la capital regional.
Y el martes de la próxima semana, a las 19 horas, se celebrará otra eucaristía en su memoria y la de su esposa en el mismo templo murciano, sede de la Cofradía del Cristo del Rescate.
Los restos del conocido comerciante de música e instrumentos serán inhumados mañana a primera hora de la tarde en el cementerio Cristo de la Salud, de Espinardo, junto a los de su esposa e hijo.

Ritmo  / Juan Bautista Sanz


Easeamos la Murcia céntrica y nos cuesta trabajo reconocer su comercio; ningún vestigio de aquel tradicional que conocimos durante décadas, desaparecidos todos ellos. Las Dos Banderas, El Bazar Murciano, La Alegría de la Huerta, El Blanco y Negro, Antonio Zamora, aquel establecimiento, éste último, modélico, familiar, con inquietudes sociales y culturales dedicado a la moda y que editaba cada año el Calendario de la Liga de Fútbol e iba más allá ayudando a la edición de libros que son joyas. Antonio Zamora editó el Murcia entre dos calles, del inolvidable Juan García Abellán con ilustraciones de Carpe, un incunable. 
Y en ese fragor destructivo de la batalla de los tiempos una supervivencia única, Ritmo", en la calle de la Sociedad (porque allí se ubicaba la Sociedad Económica de Amigos del País, tan vinculada a las artes): un establecimiento dedicado a la música, en sus variadas vertientes, y que acaba de cumplir setenta años. Con un paréntesis inicial, siempre perteneció a la familia Massotti Littel, apellidos ilustres que están en la historia de la ciudad: el Conservatorio Superior de Música o las grandes composiciones musicales de don Manuel, un músico de excepción.

Cada mañana, aún con sus más de noventa años, don Adrián Massotti Littel tira de la persiana y abre su comercio ilustre con la ayuda de su hijo Ignacio y de su nieto Adrián. Él es una institución en la ciudad, una persona admirada y queridísima; fue socio número uno del Real Murcia y su nazarenía es profundo fervor de sus sentimientos: Martes Santo murciano o luminoso Viernes salzillesco saben de su hombro generoso. A don Adrián hay que oirle contar con gracia la llegada de su abuelo materno, ingeniero, a la ciudad para la instalación del primer tranvía urbano. 

Ritmo resiste, con su oferta en instrumentos musicales, partituras, discos, complementos para todo tipo de músicas, aunque tuvo que eliminar algunas de sus elegancias interiores, aquellas cabinas acolchadas en madera con tocadiscos para probar los microsurcos que se enseñaban en las gloriosas estanterías. Allí compré Diana, un single de Paul Anka con el que la mayor de los Cos, Juani, me enseñó a bailar en el club Montealegre de La Alberca.

Ritmo sigue respirando nobleza, solera, cálida calidad comercial, ejemplaridad de trato, preparación profesional. Nos aconsejarán sobre la guitarra, el piano o la pandereta. Fraternal comercio y gentes generosas en el trabajo diario. Que sea por muchos años y que nos alivien del desencanto de la Murcia irreconocible. 

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