martes, 16 de enero de 2018

La Diócesis de Cartagena celebra hoy el día de su patrón, San Fulgencio


MURCIA.-La Diócesis de Cartagena celebra este martes, 16 de enero, la fiesta de su patrón, San Fulgencio. Comenzó la celebración, a las 11:00 horas, con la procesión claustral por el interior de la Catedral. Los diáconos portaron la urna de plata que contiene las reliquias de San Fulgencio. Al llegar al presbiterio comenzó la Eucaristía por el rito hispano-mozárabe, presidida por el obispo de Cartagena.

Al finalizar la misa en la Catedral, se siguió celebrando la fiesta del patrón de la Diócesis en el Palacio Episcopal, donde se sirvieron unos 400 kilos de boniato dulce y mistela; el postre con el que antiguamente se celebraba la fiesta de San Fulgencio en el seminario que lleva su nombre y que desde hace veinte años se ofrece a todo el que se acerca al Palacio Episcopal.
“Este día es muy importante para esta Iglesia de Cartagena por la figura de San Fulgencio, recio defensor de la fe y fiel a la voluntad de Dios. Abramos bien los ojos y veamos cómo él respondió generosamente al amor de Cristo, cómo lo vivió y cómo lo predicó”, así comenzaba la homilía del Obispo Lorca Planes, en la fiesta del patrón de la Diócesis de Cartagena.
El volteo de las campanas de la Catedral durante esta mañana anunciaba que para la Diócesis de Cartagena hoy es un día grande. A las 11:00 horas tenía lugar la procesión con la urna que contiene las reliquias del patrón por el interior de la Catedral.
Como es tradición, la urna era portada a hombros por los diáconos. Al regresar al presbiterio comenzaba la misa, por el rito hispano-mozárabe, en la que Mons. Lorca Planes invitaba a sacerdotes, una treintena, y a los fieles a fijarse en la figura de San Fulgencio para vivir con coherencia la fe y “dar así razón de nuestra esperanza”.
“Queridos hermanos, que en esta fiesta de San Fulgencio, aprendamos a seguir los pasos del Señor, aunque sea en el silencio de nuestras limitaciones, siempre contamos con la ayuda divina, pero no descuidemos las exigencias”, explicaba el Obispo.
Al finalizar la misa en la Catedral, se ha seguido celebrando la fiesta del patrón de la Diócesis en el Palacio Episcopal, donde se han servido 400 kilos de boniato dulce y mistela; el postre con el que antiguamente se celebraba la fiesta del patrón en el seminario que lleva su nombre y que desde hace veinte años se ofrece a todo el que se acerca al Palacio Episcopal. Con este postre humilde se agasajaba a los seminaristas, siendo “la única excepción en la alimentación del día”, explica el Obispo de Cartagena.

El obispo que regresó mil años después a su Diócesis
Al principio de la era visigótica gobernaba en Cartagena el Duque Severiano, que recibió de su madre la fe católica. Severiano se casó en Cartagena con Teodora, también de sangre real y tuvieron por hijos a San Leandro, San Fulgencio, Santa Florentina y San Isidoro. San Fulgencio (546-621) fue un admirable erudito que destacó por su bondad de carácter, claridad de palabra y virtud. Ocupó dos veces la silla episcopal de Cartagena y la de Écija.
En 1594, a instancias del Obispo Don Sancho Dávila y con el beneplácito del rey Felipe II, llegaron a la ciudad de Murcia parte de las reliquias de San Fulgencio y de Santa Florentina, provenientes de Berzocana en Cáceres donde reposaban sus cuerpos. Recibidas en solemne procesión desde la villa de Espinardo en la que habían permanecido algunos días, fueron depositadas en el altar mayor de la Catedral para su veneración.
Los huesos del que desde entonces es patrono de la Diócesis se han custodiado en diversas urnas, siendo la más suntuaria de todas ellas la que en el siglo XVIII costeó el racionero de la Catedral Julián Marín y Lamas y ejecutó el platero Rafael Proens.
El incendio de 1854 afectó casi en su totalidad al altar mayor, fundiéndose el arca-relicario. A iniciativa del Obispo Mons. Mariano Barrio y del Cabildo Catedralicio, y recurriendo a la mediación de Antonio María Claret, confesor de la Reina Isabel II, se encargó a Víctor Pérez, platero de la corte, la actual urna para colocar los huesos de San Fulgencio rescatados tras el incendio.


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