lunes, 6 de noviembre de 2017

‘¿Quo vadis’, FG? / Esmeralda Gayán *

Francisco González siempre ha sido un banquero atípico. Desde que en 1996 fue designado Argentaria por el dedo del Gobierno de José María Aznar, FG ha desentonado en el sector financiero español. En parte, porque él ha querido desentonar. El presidente del BBVA siempre ha presumido de vivir al margen de las leyes que rigen el sector bancario y de actuar al margen del guión que marca el Ministerio de Economía.

Esta estrategia aislacionista de “yo soy FG y mis circunstancias” le salido bien en algunas ocasiones. Fue el caso de su negativa a su negativa a comercializar acciones de Bankia en su salida a Bolsa, frente al resto de entidades, que sí lo hicieron por tratarse de una cuestión de Estado. Tampoco salió parado el de Chantada tras el plantón que le dio a Luis de Guindos para entrar en el capital del banco malo, más conocido como Sareb, que sigue sin dar beneficios.

Sin embargo, en muchas otras cuestiones, el banquero gallego parece haberse equivocado de raíz. Es el caso de las cláusulas suelo, su errática estrategia internacional o el descuelgue frente a su eterno rival, tras quedarse fuera en la operación Popular, lo que le ha puesto en el punto de mira de los accionistas.

Respecto a las cláusulas suelo, tras la sentencia europea y el intento de voladura controlada del Gobierno a través del decreto para llegar a acuerdos extrajudiciales, el BBVA anunció que ellos iban por su lado. Su segundo de a bordo, el consejero delegado, Carlos Torres, ha dicho  que están gestionando las reclamaciones en un procedimiento "muy ágil" y que darán información "en las fechas previstas", pero por ahora, es la única entidad que no aporta datos sobre las cantidades o porcentajes devueltos.

La falta de transparencia de FG, junto con su empeño por la banca de las máquinas y la nube son, junto a su estilo de gestión unipersonal, los dos motivos de mayores críticas a su gestión. El segundo mayor banco de España ha levantado las críticas de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) desde que el pasado marzo anunciase  que no iba a presentar sus cifras del primer trimestre en una rueda de prensa presencial, sino a través de una pantalla. Pero a FG le da igual lo que piense la prensa, a juzgar por sus actos: lo ha vuelto a hacer en octubre. Tampoco ha aparecido, ni en plasma ni en persona, en las dos últimas ediciones de los cursos de periodismo económico que patrocina en Santander.

Este cambio de rumbo en la política de comunicación está muy relacionado con el ascenso de Paul G. Tobin como nuevo dircom en 2015. El que ha sido la sombra del presidente Francisco González en los últimos tiempos sustituyó entonces a Ignacio Moliner, un experto en banca de inversión con más de 20 años de experiencia y gran conocido por la prensa española, talento y experiencia que sabiamente ha aprovechado Caixabank con su fichaje. Fuente del sector aseguran que el nombramiento de Tobin respondió a cuestiones de confianza y que fue un intento de dar un carácter más anglosajón y global a la imagen del banco azul.

Mientras en España permanece escondido, el presidente del BBVA no deja pasar la oportunidad de soltar su speech digital en cualquier foro, si es internacional mucho mejor. Desde hace unos meses ya, el presidente de BBVA insiste en que sobran agencias y empleados. “Una sucursal tiene unos 5.000 clientes y eso va a cambiar dentro de poco. Cada oficina, para ser rentable y poder competir, tendrá que tener 35.000 o 45.000 clientes”, explicó el presidente de BBVA en Moneyconf, un encuentro internacional con expertos de banca digital que se celebró en junio en Madrid.

El banquero insiste en lanzar el mensaje de que la banca ya no necesitará plantilla ni oficinas y que la gente de edad seguirá teniendo el banco en la nube. Y que el banco debe ser más eficiente, reducir costes y seguir confiando la nueva estrategia del negocio a las máquinas, la nube y los algoritmos. El problema es que FG no sé si se ha dado cuenta de que tiene a 132.000 empleados en nómina y 8.400 oficinas trabajando, así que sus palabras no dejan de preocupar y despistar al personal. FG quiere situar el banco en la nube, pero hay quien dice que en la nube está él. 
presidente de

¿Iluminado o suicida?
Sus acólitos dicen de él que es un iluminado con visión de futuro. Sus críticos, en cambio, lo ven más un conductor suicida sin plan alternativo. Y sus accionistas, que son los que importan, han empezado a dudar de él. Fuentes próximas a la entidad señalan que le achacan que haya desaprovechado la oportunidad de oro que era el Popular, que en cambio, sí ha aprovechado el Santander.

La entidad presidida por FG estuvo cerca de quedarse con el banco de las pymes a finales de 2016, cuando todavía era presidente Ángel Ron. El banquero puso entonces sobre la mesa 1,35 euros por acción y sin embargo, una vez intervenido, no lo ha querido ni regalado. Un error táctico, según los expertos, por intentar arrancar del Gobierno un esquema de protección de activos a modo de aval que nunca llegó.

González pierde así la última oportunidad, desperdicia su último cartucho y no podrá cobrarse la pieza que esperaba llevar a la mesa de un consejo de administración, que según las citadas fuentes, ya no cree en su estrategia ni en su liderazgo. 

A su lista de empeños personales que van camino del fracaso se suma su estrategia internacional, que le ha dejado descolgado del tamaño adquirido por el Santander en los últimos años.

Ni su apuesta por China de la cual ha tenido que salir por la puerta de atrás, ni la pasión turca llegan a tomar el relevo de México y Bancomer. Una operación cerrada, por cierto, por el antiguo copresidente del BBVA, Emilio Ybarra, y que supone desde hace tiempo casi la mitad del beneficio del banco. 

Los frutos de la banca digital no terminan de llegar

"La digitalización de BBVA explotará en resultados en los próximos tres años", dijo en marzo Francisco González a sus accionistas. En esa junta, el banquero les aseguró que la digitalización va a dejar de ser una promesa y un discurso para convertirse en una fuente de resultados. "En los próximos tres años, de 2018 y 2020, veremos el despliegue de todos los proyectos de ese plan; ya tenemos los resultados, tangibles, muy relevantes; pero los años que vienen serán los de la explosión de las realizaciones y los resultados".

Para entonces, FG ya no estará al frente del segundo banco español,pero está convencido que dejará un gran legado:el mejor banco digital del mundo.

Sin embargo, los expertos aseguran que se trata más bien de una ilusión.

Después de años de vender a los mercados a los mercados que los Google, Microsoft y Amazon serían los grandes competidores futuro de la banca, hace unos meses, el semanario británico The Economist publicaba un artículo muy crítico sobre el proyecto. El medio anglosajón no dudaba enseñalar que “hasta ahora el enfásis en tecnología del BBVA no se ha traducido en ningún beneficio para el negocio”, advierte que “muchos grandes bancos, incluidos Barclays, Citigroup, HSBC, Santander y UBS, han invertido en startups de tecnología financiera. Pero las inversiones del BBVA son tan dispares que parecen dirigidas como dirían los millenials, por el FOMO (fear of missing out), en español, miedo a perderse”.

Sin embargo, FG insiste en poner todos los medios que sean necesarios. En la actualidad, hay 5.000 personas trabajando exclusivamente en la digitalización del banco.

"Las tecnologías exponenciales: la nube, los móviles, el big data, la inteligencia artificial, la biometría, las tecnologías de archivos distribuidos, como blockchain, ofrecen inmensas posibilidades para reducir los costes y proponer una oferta muchísimo mejor", ha explicado González.

Sin embargo, a medida que los resultados tangibles no llegan, crece el escepticismo sobre el gran proyecto de FG: convertir el BBVA en un banco digital.


 (*) Periodista


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