MADRID.- ¿Vivirán los jóvenes de los países ricos peor que sus padres? La pregunta ha provocado ríos de tinta en los años más duros de la crisis. Y ahora tiene una primera respuesta por parte de un ambicioso estudio
realizado por la OCDE, el organismo que agrupa a los países más
avanzados del mundo, basado en la experiencia de 35 países: “Las
generaciones más jóvenes se enfrentarán a mayores riesgos de desigualdad en la vejez que los jubilados actuales, y para las generaciones nacidas a partir de los años sesenta, su experiencia de vejez cambiará drásticamente”, sostiene el informe que recoge El Confidencial.
O expresado en términos más concretos: las condiciones de vejez de los 'baby boomers' europeos —aquellos que nacieron después de 1945 y se beneficiaron de mejores condiciones económicas, menor desigualdad y mayor protección social—
habrán sido mejores que las que disfrutarán en la vejez quienes tienen
actualmente entre 35 y 50 años, “que no serán más ricos que sus padres
en la vejez”. Aunque lo peor será para la llamada generación 'millennial',
aquella nacida después del año 2000, y cuyo futuro, en palabras de la
OCDE, será “particularmente duro” a causa del impacto de la Gran Recesión y, en particular, del empleo: escaso y mal pagado.
No se trata de un fenómeno habitual. Al contrario. La propia OCDE ha
realizado estudios en los que demuestra que desde 1910 hasta 1950 cada
generación ha sido más rica
que la anterior tras alcanzar la vejez. En concreto, los ingresos para
quienes tenían entre 60 y 64 años han sido de media un 15% superiores a
los de las cohortes anteriores.
Así de explícito se muestra el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre el envejecimiento y la desigualdad, en el que se recuerda que en 1980, en promedio del conjunto de la OCDE, solo había 20 personas de 65 o más años por cada 100 en edad laboral; en 2015, este número había aumentado ya a 28 personas, y para 2050 se proyecta que casi se duplique hasta llegar a 53. Es decir, más de la mitad de la población tendrá más de 65 años en relación a la población en edad de trabajar.
España, en este sentido, se sitúa en primera línea de riesgo. Japón
será en 2050 el país más envejecido del mundo, pero detrás vendrán los
países del sur de Europa, con España, Italia, Grecia y Portugal a la
cabeza. Algo que es, si cabe, más relevante, como recuerda la OCDE,
teniendo en cuenta que la tasa de paro en España es sensiblemente superior a la media de la organización y la tasa de empleo, por el contrario, notablemente inferior.
La noticia buena es que los jóvenes vivirán más años, pero los episodios laborales en situación de desempleo serán mayores y sus salarios, por contra, menores, lo que influirá en la cuantía de sus pensiones
respecto de los beneficiarios actuales del sistema público de
protección social. Y es que la OCDE recuerda que las desigualdades en educación, salud, empleo e ingresos “comienzan a acumularse desde edades tempranas”, según el informe.
Ricos y pobres
Este aumento de las desigualdades
se manifiesta de una forma cruda. No en vano, como recuerdan los
economistas de la organización, la desigualdad en ingresos es la mayor
del último medio siglo en los países analizados. En concreto, el 10% más
rico obtiene unos ingresos nueve veces superiores al 10% más
pobre, lo que explica que cuando se llega a la edad de jubilación esa
distancia se manifiesta en las condiciones económicas durante la vejez.
Es decir, en el momento de cobrar la pensión.
Hoy, lo que se sabe, es que desde mediados de los años ochenta el
ingreso de quienes tienen actualmente edades comprendidas entre 60 y 64
años ha crecido un 13% más que el de quienes tienen entre 30 y 34
años. España, en esta estadística, aparece como uno de los países en
los que más han aumentado los ingresos de los mayores de edad debido a
la mejora de la cuantía de las pensiones en las últimas décadas. Es
decir, los ingresos mejoran para los mayores pero no para los jóvenes, lo que provoca una transferencia generacional en el riesgo de pobreza. Solo cuatro países de los 35 de la OCDE tienen mayor riesgo de pobreza que España para los jóvenes.
La educación, vienen a decir los economistas de la OCDE, es la clave. Y, de hecho, la esperanza de vida
de un hombre con educación universitaria de 25 años será superior —como
promedio de todos los países— en 7,5 años a la de un coetáneo con
educación inferior. Para las mujeres, la diferencia será de 4,6 años.
La calidad del sistema sanitario, por ello, dice la OCDE, es también clave para reducir esas desigualdades. En todas las edades, las personas con mala salud trabajarán menos y tendrán también ingresos inferiores, y solo la educación
puede limitar esta desigualdad. Según el estudio, mientras los hombres
con bajo nivel educativo verán reducidos sus ingresos un 33% a lo largo
de su vida laboral, la pérdida será únicamente de un 17% para los
hombres con nivel de educación más elevado.
Lo que ofrece la OCDE para mitigar los efectos de la desigualdad va
en una doble dirección. Por un lado, evitando que se acumule a lo largo
del tiempo proporcionando sanidad de buena calidad y educación
temprana. Igualmente, el objetivo debe ser hacer frente a las
desigualdades en las edades más avanzadas. Y en concreto, se propone una
reforma de los sistemas de ingresos para que las diferencias socioeconómicas
de partida no agraven el problema de las pensiones en el futuro y así
evitar que los nuevos pobres sean los más jóvenes, incluso con un puesto
de trabajo.
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