lunes, 11 de septiembre de 2017

Pa amb tomàquet / Adrián Ángel Viudes *

Si algo admiro de los catalanes es su disposición a gustar, todos a la vez, de lo mismo y en las mismas fechas. Escudella y Carn d’olla el 25 de diciembre, canelones el 26, día de San Esteban, y todo el año, Pa amb tomàquet.

Para conocimiento de mis lectores sostengo que la Escudella no es sino una copia del cocido andaluz o extremeño, y que el pan con tomate es un invento murciano. Nuestros paisanos, emigrantes empleados en el metro de Barcelona, tuvieron que echar mano de los sabrosos tomates de nuestra tierra para ablandar el pan duro de payés que los patronos les daban como parte de su salario. Lo del jamón, o el espetec para acompañar, llegó mucho más tarde, en tiempos de bonanza.

España está alarmada, convulsionada, en parte entristecida, porque esa trozo tan cercano, tan querido, tan en otro tiempo admirado, quiera independizarse. No hay reunión, encuentro, tertulia en los que me pregunten, se pregunten qué va a pasar, o si conseguirán los catalanes la independencia.

Tanta inquietud, tanto desasosiego, me han obligado a reflexionar aunque sigo creyendo que el asunto, siendo importante y triste, tampoco es tan dramático.

Convergència i Unió, el partido catalán hegemónico desde que alcanzamos, tras la muerte de Franco, la democracia, ha sido pieza importante, por mor de la absurda Ley Electoral, para la gobernabilidad de España.

Envueltos en la Cuatribarrada primero, en la Estelada después, han ido consiguiendo, los políticos catalanes, manejando con habilidad el chantaje,  trozos de la gran tarta del Presupuesto. Sabiéndose tan importantes, los convergentes, liderados por don Jordi Pujol, vaya elemento, pensaron, y creo que siguen pensando, que todo el monte es orégano y que los panolis de “Madrit” –como ellos lo pronuncian- a cambio de su voto, debían mirar para otro lado, mientras ellos se lucran del tres por ciento de mordida de toda la obra pública que se haga en Cataluña. No lo digo yo, lo dice todo quisque, incluso el famoso y recordado Maragall.

De un tiempo a esta parte casi todos los políticos que gobiernan Cataluña quieren sopar de esa Escudella y además, como tras unas reñidas elecciones Convergencia no obtuvo la ansiada mayoría absoluta, los antisistema, los de Esquerra y la Cup, necesitan la independencia para que su poder sea total.

Los líderes de Convergencia se acojonan, tienen mucho que tapar, y ceden al empuje de los antisistemas; no porque quieran esa Cataluña infecunda, pobre, sovietizada, marxista leninista, sino porque de no pactar, más temprano que tarde, darán con sus huesos en la cárcel, y aceptan la independencia como mal menor para sus torticeros intereses.

Y “Madrit”, ¿qué hace “Madrit”? Don Mariano y su entorno, lo de siempre: nada. Hueca palabrería, amenazas sin fuste, y mientras tanto los sediciosos cada vez más envalentonados.

Hace mucho tiempo, la gente civilizada llegó al convencimiento de que nuestra defensa, la personal, la de nuestras vidas y haciendas, la de nuestros territorios, no tenía que ser ejercida ni individual ni colectivamente sino que debía corresponder solo y exclusivamente al Estado pero para que la ejerciera, no para que hiciera como la gallina y nos dejara a merced de los matones.

Hoy celebra Cataluña la Diada. Ante la pasividad del Gobierno de la Nación y la complacencia de los partidos de la oposición, los independentistas se crecerán aun más. “España nos roba”, curioso mantra, y la juventud catalana, intoxicada por las torticeras enseñanzas de sus escuelas -qué error fue ceder las competencias de educación-, pensarán que cuanto más lejos de “Madrit”, mejor; sin que les hayan enseñado que Cataluña nació de un pacto entre árabes y franceses

Habrá referéndum, poca participación; ganará el sí. Y  el Gobern de la Generalitat pedirá dialogo con el de la Nación, petición que será apoyada unánimemente por todos los partidos de la oposición. Rajoy recibirá al Molt Honorable President y le llenará el bolsillo de rica “manteca”, que, naturalmente, saldrá de nuestros bolsillos no de los de don Mariano.

No habrá secesión, pero si la hubiera, como murciano, reclamaré la patente del Pa amb tomàquet y si los separatistas quieren seguir degustando esta delicia tendrán que pagar un canon por rebanada. Algo es algo.
 
 
(*) Ex presidente de la Autoridad Portuaria de Cartagena
 
 
(Publicado en el diario La Verdad)

No hay comentarios: