miércoles, 6 de septiembre de 2017

Campamento soterramiento / José Daniel Espejo *

¿Os confieso una cosa? Hoy hay que hablar de soterramiento, y yo no sé qué decir. Han pasado más de cinco años desde que el gabinete de Rajoy decidió (gracias a la mansedumbre de nuestros gobiernos regional y local) que Murcia merecía muro y superficie. Desde entonces, como tantos vecinos y siguiendo las iniciativas de la Plataforma Prosoterramiento, he hecho cuanto estaba en mi mano para impedir la aberración. 

Como vocal en la junta de uno de los distritos afectados (el del Infante), preparé hasta tres mociones contra el plan. Me he plantado en las vías todos los martes que he podido, he asistido a todas las manifestaciones. En este espacio he denunciado a los culpables docenas de veces, así como en redes, en intervenciones públicas y en toda ocasión que se me ha presentado, muchas veces frente al disgusto de periodistas que veían colarse las ´palabras prohibidas´ (soterramiento, superficie, incumplimiento) en donde preferían silencio.

Ahora que las obras del muro avanzan finalmente hacia la ciudad, ahora que se anuncia la construcción de los pasos elevados para peatones en pasos a nivel como el de Santiago el Mayor, a mí no me quedan ya nuevas palabras ni nuevos argumentos, y tengo la sensación de que el cansancio y el paso del tiempo, tras cinco años largos de movilización, es una de las armas con que tratan de colarnos esta obscenidad de partir la ciudad en dos, hacernos apencar a los vecinos del lado sur con una infraestructura que nos condena al puro subdesarrollo.

También ha sido éste un lustro de manipulación, falsedad y promesas incumplidas. Mientras ciudades como Orihuela, Logroño o Langreo iban inaugurando o aprobando sus estaciones soterradas y el trámite para traicionar a Murcia iba confirmándose, no sé cuántas veces hemos tenido que sufrir anuncios triunfales en portada –con el futuro perfecto de las notas de prensa del Gobierno regional– que al poco quedaban en nada. Soluciones estrafalarias que nunca han pasado de mero proyecto, como la de la estación provisional en Los Dolores o la ´montaña rusa´ a la altura de Torre de Romo, iban apareciendo con ademán de trilero, y «enviados especiales» con cargo iban sucediéndose para asegurarnos soluciones definitivas, solo unos meses antes de decir digo y emigrar a la dorada prejubilación.

No saber qué decir no significa, por desgracia para nuestros mandantes, no saber qué hacer. Si hasta ahora nuestras razones se han estrellado contra el trámite a marchamartillo para elevar los muros del AVE sin soterrar, esta vez esos martillos son perfectamente audibles desde la ciudad. Contra esa aberración de cemento muere, también, la campaña de despiste puesta en marcha por los bochornosos políticos que padecemos. Tal vez el tiempo de la argumentación a distancia ha pasado ya. Nos vemos esta tarde en el paso a nivel de Torre de Romo. Y no olvidéis la tiendecica de campaña, porque esta vez nos quedamos.


(*)
Filólogo, político y escritor




http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2017/09/06/campamento-soterramiento/857848.html

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