viernes, 18 de agosto de 2017

Carme Forcadell, el independentismo cool / Ramón Cotarelo *

Al final, somos tradicionales: las revoluciones las hacen los parlamentos, el Parlamento inglés en el siglo XVII, el Congreso continental en Norteamérica, la Asamblea Nacional en Francia en el XVIII, la asamblea de Frankfurt en el XIX (aunque fracasara), el Parlament de Catalunya. Tradición en la revolución y revolución en la tradición porque el Parlamento catalán está presidido por una mujer. Un dato de mucha importancia por lo conseguido hasta la fecha y lo por conseguir a partir de ahora.

Carme Forcadell es una figura muy relevante por representar una confluencia de corrientes representiva de la situación catalana. Se unen en ella la militancia en la izquierda, en ERC, con el activismo social a través de la ANC y, antes, de la Plataforma en defensa de la lengua catalana y el nítido compromiso independentista. Su imputación por los presuntos delitos de desobediencia y prevaricación ante la justicia española añade al cuadro anterior un valor simbólico, al configurarla como la heroína de la causa del Parlamento, que es la causa de la soberanía del Parlamento.

En el terreno práctico, táctico, inmediato, las decisiones de este órgano, como las del Govern, se ajustan al modelo de desgaste de la guerra de guerrillas contra el mastodonte del Estado al que, de momento, han amargado las vacaciones en previsión de males mayores. Esas medidas, es patente, tratan de ganar tiempo y tener al gobierno distraído mientras se prepara la gran manifestación de la Diada. Juego del ratón y el gato. 
El proyecto de ley cuya tremenda complejidad obligó a retirarlo ayer, se aprobará en lectura única en vísperas del 11/9, que se celebrará contando ya con el recurso del gobierno y hasta es posible con la correspondiente suspensión del Tribunal Constitucional. Ambos órganos han llegado casi a la simultaneidad de actividades a fuerza de identificarse el uno con el otro.

Uno de los rasgos más significativos del independentismo catalán y que el unionismo español apenas entiende es que es cool. Traten de explicárselo al de los sobresueldos. 


 Serpiente de verano


Está bien esto de dejar para la vuelta de las vacaciones lo que haya de ser. El gobierno, también de (más) holganza, ha dejado un retén en Madrid por si los catalanes se extralimitan en su habitual "algarabía". O sea, que el primer día de la rentrée será con el nuevo estallido de la algarabía, digo, de la Diada. En el ínterin los habituales recursos y contrarrecursos del gobierno y, en su caso, la Generalitat al Tribunal Constitucional, que también deberá quedarse de guardia.

Como si nada de esto fuera con ellos, los dos líderes de la izquierda se despiden entre abrazos augurando lo peor para Rajoy en una "breve" legislatura que lleva ya más de un año. A la vuelta del verano pudiera materializarse alguna de las amenazas que blande la izquierda; petición de dimisión, reprobación, moción de censura. Un punto de desconfianza aparece cuando se recuerda que Rajoy es ducho en gobernar bajo amenazas y  dificultades. Si ha sido capaz de superarse a sí mismo, será capaz de cualquier cosa.

En Podemos están animados pues creen que los números para una moción de censura dan. Aunque sea con la candidatura de Sánchez, no hay que ser personalistas. Los del PSOE no la tienen en prioridad, pero tampoco la descartan. Se hacen querer. La imagen es cautivadora: un gobierno de unión de la izquierda, dedicado a desmantelar todo lo que de malo ha hecho el PP; en realidad, todo.

La cuestión, sin embargo, es que los números no dan sin contar con los votos de los indepes catalanes. Siendo así, cualquier perspectiva de gobierno de unión de la izquierda se desvanece en el aire, como las ilusiones, mientras la posición del PSOE siga siendo negar el referéndum. Es curioso que la formación de gobierno en España dependa de los votos de quienes quieren marcharse de ella. Forma parte del alucinante tinglado que bulle sin parar con la cuestión independentista catalana. Justo la que no se quiere reconocer en todo su alcance.

Y ¿qué hay de malo en un referéndum pactado? ¿Se ha propuesto algo mejor? ¿O se están recogiendo los resultados de años de desidia, inutilidad, cuando no de provocación con Cataluña? Más bien lo último. Hasta un columnista de El País, Antonio Navalón, reconoce que España no ha sabido ni querido gestionar una crisis política de primer orden, o sea, que ha fracasado.

En ese fracaso bien podría presentarse la izquierda con una propuesta novedosa en el contencioso catalán. Pero no la tiene. El PSOE porque lo suyo es el nacionalismo español de siempre y Podemos porque lo es el de nuevo cuño, con ribetes de populismo. No obstante, sugeriría a ambos una consulta a sus respectivas bases sobre un referéndum pactado en Cataluña. Quizá se llevaran una sorpress.

Esta claro, no obstante, que sin referéndum pactado no hay moción de censura; sin moción de censura no hay gobierno de la izquiera y la legislatura del hombre de los sobresueldos, agotará su mandato. Lo único que puede poner fin al ciclo de Rajoy será la votación del 1/10, que vendrá preanunciada por el 11/9


(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

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