jueves, 15 de abril de 2010

El teólogo Hans Küng llama a los obispos a una rebelión contra Benedicto XVI ahora

BERLÍN.- El teólogo heterodoxo Hans Küng ha llamado a todos los obispos a una rebelión contra el papa Benedicto XVI, a quien acusa a haber fracasado ante los grandes retos del presente como la aproximación a los judíos y a los protestantes o la reconciliación de la Iglesia Católica con la ciencia moderna.


(Mientras, en la Universidad Católica de Murcia se celebra un Congreso Mundial sobre la figura Juan Pablo II y su Pontificado, donde todos sus participantes, sin excepción, han defendido la postura del actual Papa ante los ataques secuenciales que éstos días recibe el Santo Padre por ciertas actitudes de la Curia años atrás)

Benedicto XVI, según dice Küng en una carta abierta a todos los obispos del mundo y reproducida hoy en varios medios europeos, relativiza permanentemente los textos del Concilio Vaticano II y cierra sistemáticamente los esfuerzos de renovación del catolicismo.

A todo ello, agrega el teólogo, se han agregado los recientes escándalos de pederastia dentro de la Iglesia Católica que han llevado a una "crisis de confianza y de liderazgo sin precedentes".

Küng dice que es innegable que la práctica de ocultar los casos de pederastia que se practicó durante mucho tiempo fue dictada por la Congregación para la Defensa de la Doctrina de la Fe cuando el cardenal Joseph Ratzinger, el actual Benedicto XVI, era el prefecto de la misma.

"Con razón muchos piden un mea culpa personal del prefecto de entonces y actual Papa. Pero lamentablemente él dejó pasar la oportunidad el Viernes Santo y, en cambio, se hizo testificar su inocencia el Domingo de Pascua", escribe Küng en su carta.

Küng pide a los obispos que no guarden silencio ante directivas de el Vaticano que consideren erróneas y que no envíen a Roma declaraciones de obediencia sin exigencias de reformas.

Además, exige recuperar un principio fundamental del Concilio Vaticano II que quiso poner fin a la autarquía del Papa y hacer que su autoridad dependiese del consenso permanente de los obispos.

"La obediencia incondicional sólo se debe a Dios. Todos ustedes, al ser consagrados como obispos, juraron obedecer incondicionalmente al Papa pero saben que esa obediencia incondicional no la merece ninguna autoridad humana sino sólo Dios. Por eso no deben sentirse limitados por su juramento para decir la verdad sobre la crisis actual de la Iglesia", dice Küng en la misiva.

En ese punto, Küng recuerda como el apóstol San Pablo en los comienzos del cristianismo, como cuenta en la Carta a los Galatas, "contradijo a San Pedro (considerado como el primer Papa) en su cara porque se había perdido en el error".

Küng propone además soluciones regionales a algunos problemas, aunque estas estén en contra de la doctrina de Roma.

Al final de la carta, Küng pide un nuevo concilio en el que los obispos impongan reformas que sigan el camino dictado por el Concilio Vaticano II, aunque para ello tengan que enfrentarse a la autoridad del Papa.

"Inmoral y cismático"

El prestigioso sociólogo Massimo Introvigne, que ha intervenido en el Simposio Internacional de Teología organizado por la Universidad de Navarra, se ha referido hoy en términos durísimos a la carta que el teólogo disidente Hans Küng ha dirigido a todos los obispos del mundo a través de importantes periódicos.

Introvigne ha dicho que “se trata de una invitación explícita al cisma por parte de un personaje que recibe grandes aplausos fuera de la Iglesia pero que por el contrario goza de escasísimo seguimiento entre los fieles católicos”.

Además Introvigne considera esta carta “inmoral”, porque Küng miente a sabiendas. Opina que “debería ser él, más bien, quien rindiese cuentas de los vientos que ha sembrado, y debería por tanto pedir excusas a la Iglesia y al Papa “.

Máximo Introvigne, uno de los mayores expertos en sociología de las religiones, concluye diciendo que “el escándalo creado por Küng es providencial porque traza una línea de demarcación: por un lado los católicos fieles al Papa, por otro un cisma inmoral que finalmente se quita la máscara y revela la complicidad entre el disenso interno de la Iglesia y los lobbys laicistas que atacan al Papa desde el exterior”.

“La inmensa mayoría de los fieles, sentencia Introvigne, sabe perfectamente de qué lado estar”

Precisamente, en Murcia, en la UCAM, el presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso y de la Comisión para las Relaciones con los Musulmanes, el cardenal Jean Louis Tauran, puso de manifiesto la necesidad de estrechar lazos con otras religiones "sin perder la identidad de uno mismo ni hacer proselitismo".

Ha hecho hincapié en la necesidad de "buscar los puntos en común con otras religiones y confesiones", siguiendo la doctrina de Juan Pablo II, pero "teniendo en cuenta que hay diferencias importantes que podemos aceptar con respeto y mutua tolerancia, como las diferencias sobre Jesucristo, que para los musulmanes es un profeta y para los cristianos un Dios".

A a su juicio, hay un "misterio mutuo que Dios nos ayudará a reconocer", y reconoció que detrás de la obra de Juan Pablo II "se encuentra el convencimiento de que la Providencia comprende a todas las religiones, y que Dios vino al mundo para todos los pueblos".

"Así indica que ese respeto mutuo no significa perder la certeza de la fe", añadió.

Recordó que Juan Pablo II "señaló con claridad que insistir en el diálogo con otras religiones no significa perder la fe, sino que es una de las misiones de la Iglesia, es parte de la misión evangelizadora, que no responde a una estrategia ni un interés, sino que tiene sus propias motivaciones y dignidad, nace del mutuo respeto".

De esta forma, puntualizó que el diálogo interreligioso "no tiene como objetivo principal bautizar a los que no son católicos, sino generar un clima propicio en la sociedad y favorecer, si Dios quiere, en las conversiones".

"El diálogo favorece la conversión, pero no es su meta", declaró Tauran, quien dijo que la Iglesia, "trata precisamente de descubrir la semilla de la palabra a través de este diálogo".

Por ello, dijo que las otras religiones "son un desafío positivo para la iglesia, porque invitan a reconocer los indicios del Espíritu santo que obrar en otros creyentes, y a descubrir el contenido de nuestra propia fe".

Las condiciones para un diálogo "fructífero y genuino", no sólo con el Judaísmo y el Islam, sino también con las religiones africanas, por ejemplo, es que los cristianos "debemos, primero, tener una identidad espiritual muy definida, conocer y aceptar lo que somos, y aceptar el derecho recíproco a la diferencia, así como tener valor de la alteridad, y no renunciar a la transparencia de nuestras intenciones, a testificar y a proponer su fe, evitando hacer proselitismo", concluyó.

Pero también el Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, cardenal Leonardo Sandri, quien pronunció la charla sobre 'El impulso Ecuménico y las Iglesias Orientales en el Pontificado de Juan Pablo II', destacó que el difunto Papa polaco "se enaltecía de ser hijo del oriente cristiano".

Así, recordó que el pontífice retomó "desde el principio" las iniciativas de Juan XXIII y de Pablo VI, con viajes por toda la geografía del oriente cristiano, como Jerusalén o Constantinopla, donde afirmó que Andrés y Pedro "son hermanos", y que entre la Iglesia de Roma y Constantinopla "existen lazos" y que "es natural una colaboración más estrecha".

En este sentido, recordó que Juan Pablo II, durante su pontificado, trató de reestablecer lazos de comunión con la Iglesia ortodoxa y prestó "especial atención" al oriente cristiano, tal y como refleja su obras y cartas encíclicas.

En concreto, Sandri indicó que el Papa polaco "consideró la tradición oriental en su totalidad, y dijo que los cristianos católicos y ortodoxos, y su tradición, es parte integrante de la iglesia de Jesucristo, recíprocamente complementaria de la religión occidental, sin detenerse en las controversias del pasado".

El Papa llama a la Penitencia

El Papa Benedicto XVI dijo hoy que los cristianos, "ante las críticas del mundo que hablan de nuestros pecados", consideran que es necesario "hacer penitencia, reconocer lo que está equivocado en nuestra vida".

El Pontífice hizo estas manifestaciones en la homilía de la misa que celebró hoy en la Capilla Paulina del Vaticano con los miembros de la Comisión Pontificia Bíblica, unas palabras en las que los analistas vaticanos ven una velada referencia a los escándalos de curas pederastas que afectan a la Iglesia católica, algunos de los cuales le han salpicado incluso a él.

Benedicto XVI, que mañana cumple 83 años, afirmó que la penitencia es una gracia, por la que el fiel reconoce los pecados, "necesaria para renovarnos, cambiarnos y transformar nuestro ser".

Los cristianos en los últimos tiempos "hemos evitado muchas veces la palabra penitencia, que nos parecía demasiado dura", denunció el Obispo de Roma.

"Ahora, bajo las criticas del mundo que nos hablan de nuestros pecados, vemos que la penitencia es una gracia y vemos como es necesario hacer penitencia, reconocer todo lo que está equivocado en nuestra vida. Abrirse al perdón y prepararse para el perdón, dejarse transformar", indicó.

En la homilía, el Pontífice dijo también que la obediencia a Dios es lo primero y que las dictaduras siempre se han opuesto a esa obediencia.

"Las dictaduras nazi, como la marxista, no pueden aceptar un Dios por encima del poder ideológico y la libertad de los mártires que reconocen a Dios", subrayó el Papa.

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