Tras seis meses de dura sequía, los veteranos “empresarios del ladrillo”, dicen que empiezan a respirar. Ya llegan suministradores a ofertar materiales y clientes a preguntar por los precios de las viviendas y por la posibles rebajas en los precios porque la demanda de vivienda, sigue existiendo y poco a poco se van absorbiendo los excedentes del mercado para primera residencia.Parece que la etapa más grave de esta crisis económica para este sector tradicional con muchos vaivenes a sus espaldas ha tocado fondo. Estos pequeños y medianos promotores y constructores acostumbrados a timonear la nave en ciclos de recesión. “Hemos tocado fondo, ahora toca limpiar los fangos”, apunta un histórico del sector.
Esa limpieza pasa por las regulaciones laborales, porque el paro en el sector aún no ha tocado fondo, y también por las consecuencias de algunas empresas nuevas, con poca experiencia en el secor que llegaron al calor del dinero fácil y del pelotazo urbanístico, que no midieron las posibilidades ni para comprar suelo, ni para proyectar de forma ordenada en el tiempo los ritmos de edificación.
“La limpieza de fangos” además siempre tiene un efecto dominó para pequeños contratistas, con los “pintores” al final de la cola de los acreedores.
Estas crisis cíclicas en la construcción sirven periódicamente para depurar un sector muy especulativo en etapas de bonanza, con una débil estructura financiera.Tras la gran riada regional en la construcción, según dicen los expertos, ahora quedan unos meses de limpieza de “fondos y fangos”.
Y las “movidas urbanísticas” en la Vega Baja del Segura
Esta vez la corrupción urbanística ha tocado cerca, en la Vega Baja del Segura, una zona , salvo a efectos administrativos, considerada tradicionalmente como de influencia murciana.
En la trama de San Fulgencio, la alcaldesa es socialista y uno de los abogados implicados, Ramos Calabria dirige un codespacho urbanística, con intervención en varios ayuntamientos de distintos colores políticos de la Región y fue el primer letrado de Martínez Andreo.
Apuntan observadores que la actuación judicial en San Fulgencio ha sembrado inquietud en Murcia, que podría ser la punta de una gran operación, que estas actuaciones, como los membrillos, se concretan en otoño y que “algunos se han puesto de los nervios”.
Esa limpieza pasa por las regulaciones laborales, porque el paro en el sector aún no ha tocado fondo, y también por las consecuencias de algunas empresas nuevas, con poca experiencia en el secor que llegaron al calor del dinero fácil y del pelotazo urbanístico, que no midieron las posibilidades ni para comprar suelo, ni para proyectar de forma ordenada en el tiempo los ritmos de edificación.
“La limpieza de fangos” además siempre tiene un efecto dominó para pequeños contratistas, con los “pintores” al final de la cola de los acreedores.
Estas crisis cíclicas en la construcción sirven periódicamente para depurar un sector muy especulativo en etapas de bonanza, con una débil estructura financiera.Tras la gran riada regional en la construcción, según dicen los expertos, ahora quedan unos meses de limpieza de “fondos y fangos”.
Y las “movidas urbanísticas” en la Vega Baja del Segura
Esta vez la corrupción urbanística ha tocado cerca, en la Vega Baja del Segura, una zona , salvo a efectos administrativos, considerada tradicionalmente como de influencia murciana.
En la trama de San Fulgencio, la alcaldesa es socialista y uno de los abogados implicados, Ramos Calabria dirige un codespacho urbanística, con intervención en varios ayuntamientos de distintos colores políticos de la Región y fue el primer letrado de Martínez Andreo.
Apuntan observadores que la actuación judicial en San Fulgencio ha sembrado inquietud en Murcia, que podría ser la punta de una gran operación, que estas actuaciones, como los membrillos, se concretan en otoño y que “algunos se han puesto de los nervios”.
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