sábado, 1 de noviembre de 2008

La crisis apuntala los negocios del Día de Todos los Santos

MURCIA.- Las mayores pérdidas de los últimos años. La crisis económica ha vencido también a la tradición de miles de murcianos, que ya no acuden a comprar flores y dulces en la festividad de Todos los Santos, según afirman los vendedores de estos negocios a "El Faro".

La actividad frenética, típica de años pasados, en los puntos tradicionales de venta de ramos, como la Plaza de las Flores, o la oferta de dulces, en la Plaza de San Pedro, ha dado paso a las ventas escasas y la desesperación de los vendedores, que aseguran que “a la crisis, se le suma que la gente joven ya no tiene la tradición de comprar flores para llevarlas al cementerio”, tal y como afirma Juan Antonio Martínez, agricultor de Cehegín.

Floristas y agricultores explican que “aunque las previsiones apuntaban a que se iba a vender poco, ha sido una sorpresa comprobar que era cierto, ya que hasta el último momento teníamos la esperanza de que no fuera así”.

Por otra parte, otros factores hunden al negocio de las flores. Según indica Raúl Ros, dueño de la floristería Arco del Vizconde, “la competencia de las grandes superficies y la proliferación de las floristerías en los pueblos, han hecho que los vendedores del centro de Murcia no vendan tanto”.

Un sector que sufre también la crisis “por la moda de las flores artificiales, que son más cómodas para los clientes”, apostilla Antonio Sánchez, agricultor de la pedanía ceginera de Canara.

La también tradicional compra de dulces típicos de la festividad de Todos los Santos está pasando por la misma situación que el negocio de las flores.

Según afirma María Luisa Muñoz, pastelera de la pedanía caravaqueña de Barranda, que acude anualmente al mercado artesanal de la Plaza de San Pedro para vender sus dulces, lamentó ayer que “el año pasado, la plaza estaba llena y ahora la gente que pasa es muy poca, y ningún joven”.

Opinión que comparte Encarna Lorente, productora de dulces, quien añade que “el que finalmente se decide a comprar un tarro de arrope, huesos de santo o miel, si el año pasado lo compraba de dos kilos, este año sólo lo compra de uno, y así ahorra algo”.

Los puestos de venta vacíos, recibiendo a un público que sólo se acercaba para mirar. El negocio que rodea al Día de Todos los Santos toca fondo y se convierte en una víctima más de la crisis, que no entiende de tradiciones, flores y dulces.

Las previsiones para este año se han cumplido, por lo que los vendedores temen que la mala racha se repita el año que viene. Algunos agricultores afirmaban que “el año que viene se espera que pase lo mismo” y apuntaban, tristes, que “tal vez no volvamos a la Plaza de las Flores”.

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