Pude preguntarle este jueves al president de la Generalitat, en los desayunos organizados por Europa Press, si él personalmente apoyará la elección de José Bono como presidente del Congreso de los Diputados en el caso de que los socialistas ganen las elecciones.
También le pregunté si él garantizaría que todos los diputados del PSC votarán a Bono para el cargo, siendo, como será, una votación secreta.
Todo el mundo sabe la enemistad entre Bono y Montilla, que tienen amplias e irrecuperables diferencias políticas. Y todo el mundo sabe también que Montilla es escurridizo como una anguila ante preguntas a las que no puede o no quiere responder tajantemente.
Así que se limitó a decir algo así como que ‘hay muchos’ que podrían ser unos buenos presidentes de la Cámara Baja –puesto número tres en el protocolo del Estado–, como lo ha sido Manuel Marín. Luego, ya más acosado, dijo que preferiría que fuese “uno de la familia”, en lugar de un nacionalista –como exigen los de Galeuscat, es decir, los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos– quien ocupase tan relevante puesto.
Excuso decir que estoy seguro de que ni uno solo entre los más de doscientos asistentes al foro con Montilla obtuvo la impresión de que el molt honorable president de la Generalitat apoyaba a su teórico correligionario Bono como presidente de la Cámara.
Es más: no pudo comprometerse públicamente que los diputados del PSC, a los que él controla, apoyarán la promesa que en su día le hizo Zapatero al ex presidente de Castilla-La Mancha y ex ministro de Defensa.
Y aún más: quien esto suscribe ha comprobado que en algún caso ciertos diputados socialistas, no pertenecientes al PSC, aprovecharán el secreto del voto para no respaldar a Bono.
Así, tengo la impresión de que habrá más o menos oleaje en torno a la presidencia del Congreso, en parte porque me parece que Zapatero prometió la piel del oso con demasiada anticipación y, desde luego, cuando el animal no estaba cazado.
Personalmente, creo que Bono sería un buen presidente de la Cámara, independientemente de que guste más o menos a los nacionalistas.
Pero esto, claro, resulta secundario a estas alturas, cuando los nacionalistas exigen contrapartidas a sus eventuales apoyos a la investidura de ZP y cuando el PSC cada día hace más la guerra por su cuenta: ¿dejarán a Zapatero cumplir su promesa o, una vez más, como ocurrió con Artur Mas, José Montilla se encargará de que el presidente del gobierno central quede como un mentiroso? No se pierdan el próximo capítulo, que se emitirá después del 9 de marzo.
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