MURCIA.- CCOO recuerda que PISA no valora los sistemas ni las políticas
educativas y que se extralimita el valor de sus datos cuando se valora
sólo con ellos al conjunto del sistema, de un centro, o de determinadas
políticas, obviándose otros aspectos también cruciales de cualquier
evaluación en materia educativa.
El informe pone de manifiesto una continuidad en los resultados
obtenidos por las sucesivas oleadas de PISA, a pesar de la frecuencia de
los cambios en las políticas educativas. La continuidad de los
resultados nos recuerda que las políticas educativas y culturales son
instrumentos de muy largo recorrido, con consecuencias pequeñas en el
corto plazo y grandes en un periodo más largo. Específicamente, los
resultados no están vinculados con la LOMCE. El alumnado examinado el
curso pasado estaba cursando los programas LOE.
Otra constante de PISA es que los resultados más satisfactorios
corresponden a chicos (masculino no genérico) con un nivel económico,
social y cultural alto. Esto ratifica la vinculación de las competencias
examinadas por PISA a entornos culturales determinados, considerados
implícitamente por los evaluadores como buenos o deseables. Quienes
viven en estos contextos, tienen ventaja en la evaluación y es que
siempre hay un sesgo de valor en la mirada educadora. Algunos saberes se
consideran tan importantes que merecen un esfuerzo tan grande como el
que hace PISA, otros no. Es una elección política, cultural y económica.
Si PISA midiera la eficiencia haciendo paellas, el alumnado valenciano
estaría en cabeza del ranquin. Si lo que importara es saber nadar bien,
tendrían ventaja los centros con piscina. Si se valorara la capacidad
creativa o la vida saludable, Corea puntuaría mucho peor.
Los resultados medios de la OCDE han bajado ligeramente. CC.OO.
entiende que las políticas de austeridad y de contención en el gasto
educativo de la UE tienen mucho que ver que este hecho Ha aumentado el
número de países participantes, modificando la centralidad original de
los 500 puntos, por lo cual es más fácil acercarse a la media, sin
mejorar las puntuaciones.
Entre los resultados para España de la edición 2016 (pruebas
realizadas en 2015) destacamos como mejor noticia que se ha reducido el
número de alumnos en el nivel más bajo, y que se reducen las diferencias
entre los hijas e hijos de familias inmigrantes y autóctonas. Y es
positivo ese dato porque una sociedad integrada e integradora debe
mejorar los niveles de cohesión social y en ello la educación juega un
papel crucial.
España mejora en lectura, llegando a los 496 puntos. En cambio, los cambios en ciencias y matemáticas no son significativos.
España es de los pocos países que desea que las pruebas PISA
presenten resultados significativos a nivel territorial. Por CCAA, llama
la atención la caída de resultados del País Vasco, que requerirá un
mejor estudio de los datos para su explicación. El resto de CCAA
presenta pocas variaciones respecto a ediciones anteriores. En España,
las diferencias territoriales medidas por PISA son menores que en otros
países con la educación más centralizada (Italia) lo que pone de
manifiesto que la descentralización de la educación no repercute en
pérdida de derechos. Todas las evaluaciones señalan que las diferencias
territoriales se están reduciendo desde que las CCAA asumieron las
competencias en educación. Esa reducción fue frenada por el gobierno de
España al suprimirse desde el inicio de la anterior legislatura los
fondos de cooperación y compensación territorial en educación que han
dañado especialmente a las zonas con menor desarrollo de España.
Estos resultados se han obtenido en un contexto de fuerte reducción
del gasto público en educación, y de un aumento del gasto privado que se
está volviendo insostenible para las familias. También se vuelve
insostenible el esfuerzo del personal educativo, que ha visto una
reducción de plantillas severa y un empeoramiento de sus condiciones de
trabajo y de su formación continua. El alumnado evaluado el curso pasado
ha sufrido estas condiciones desde 2011 a 2015.
CCOO rechaza la valoración realizada por el MECD, pues después de
haber manifestado durante toda la etapa Wert que nuestro sistema
educativo era un desastre, ahora se argumenta que obtenemos unos
resultados históricos sin que PISA muestre variaciones sustanciales.
Nada legitima a la OCDE para convertirse en el Ministerio mundial de
Educación y condicionar así las decisiones políticas revistiéndolas con
el tratamiento masivo de datos. En cambio, es necesario saber utilizar
estos datos, junto con muchos otros, para ser usados en la reflexión y
en las propuestas de mejora de la educación pública y del sistema
educativo, en un proceso democrático y en continua mejora.
Para CCOO, el informe PISA es muy cuestionable porque no analiza los
sistemas educativos y la cohesión social de su población y sólo evalúa
algunos aspectos vinculados al capital cultural del entorno del
alumnado, no analiza la asunción de valores ni el desarrollo del
espíritu crítico en niveles obligatorios en que son cruciales estos
contenidos pues marcarán una buena ciudadanía y el respeto a los
principios democráticos y de solidaridad (curiosamente los países con
mejores resultados no presentan los índices más positivos en algunos
aspectos relativos a la integración social, a la solidaridad o al
respeto por cuestión de género), y extralimita sus efectos en las
políticas de los gobiernos por encima del interés que puede tener (que
creemos que limitado) en análisis para estudios especializados
La mayor incoherencia de este estudio es que los centros pueden
realizar entrenamientos para obtener buenos resultados por encima del
aprendizaje real del alumnado. El propio MECD, en su web, entre otros
organismos e instituciones, difunde cuestionarios para estos
entrenamientos por lo que ni siquiera estos datos pueden ser del todo
fidedignos.