MURCIA.- La asociación Huerta Viva ha solicitado hoy "la paralización inmediata de las obras de la autovía del Reguerón y la anulación del proyecto" por considerar que es "una obra innecesaria al existir alternativas".
La asociación también señala que esta autovía, presupuestada inicialmente en 209 millones de euros (BOE 26 de julio de 2009), tenía previsto continuar como autopista hasta Catral en Alicante, pero esta prolongación quedó definitivamente desestimada debido a la oposición social y política de los municipios afectados en la Vega Baja. Huerta Viva se pregunta cómo es posible que en Murcia, tras la paralización del proyecto en 2010 pero que siguió vivo gracias a una exigua aportación de 300.000 euros, se reinicie su trazado en 2015 con un reajuste del coste a 186 millones de euros y del que sólo se ha aprobado un pequeño porcentaje, pero suficiente para arrasar una gran extensión de huerta hasta ahora bien conservada.
Huerta Viva se opone a la construcción de esta infraestructura y está preparando un manifiesto en contra por la agresión al territorio, al medio ambiente y a la calidad de vida de sus pobladores, y pide la paralización inmediata de las obras y la anulación del proyecto.
Desde Huerta Viva consideran que "supone una tremenda agresión a
las personas afectadas y a la Huerta como territorio agrícola con
grandes valores ambientales y paisajísticos, además de convertirse en
una nueva barrera para las pedanías de la Costera Sur".
La asociación Huerta Viva presentó el 14 de marzo una denuncia en el
Seprona de la Guardia Civil al sospechar que las obras del trazado de la autovía del
Reguerón en Beniaján se estaban realizando sin los necesarios informes
técnicos que aseguren que no se están produciendo daños en especies
protegidas al ser época de anidamiento.
Según la asociación, estas obras consisten en la tala de una enorme
superficie de arbolado y movimientos de tierra con maquinaria pesada,
quedando claramente especificado en el punto 4 de la declaración de
impacto ambiental que, en base a la indicación del Servicio de
protección Ambiental y al artículo 9.5.3 del PGOU, "cuando se realicen
obras durante los meses comprendidos entre marzo y agosto, ambos
inclusive, un técnico competente deberá confirmar la inexistencia de
nidos de especies protegidas. En el caso de que si existan nidos, deberá
ser comunicado a la Consejería de Desarrollo Sostenible y Ordenación
del Territorio, la cual deberá dar autorización para que se realice la
retirada, traslado o destrucción según lo vea conveniente".
La Guardia Civil se presentó en la zona de los trabajos el día 16 de
marzo, siendo remitidas sus actuaciones a la Dirección General del
Medio Natural y a la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Murcia.
Entre los motivos para solicitar la paralización de las obras en marcha junto al Reguerón, están la agresión que el trazado supone a toda la huerta Sur, asolando una
gran superficie de huerta tradicional que alberga importantes valores
agrícolas, ambientales, patrimoniales y paisajísticos, y que echa de sus
tierras a numerosos huertanos.
La fragmentación de la vega de Murcia en toda su longitud, dejando
áreas prácticamente aisladas, dificultando la explotación agraria de la
huerta y aumentando el riesgo de inundaciones al ser una zona afectada
por la desembocadura de variar ramblas.
La ausencia de justificación de una nueva infraestructura de
circunvalación para la ciudad de Murcia, que ya cuenta con dos
alternativas de comunicación con la costa por la A-30 y su ramal a San
Javier y por la RM-1 de Zeneta, cuya conexión con la A-7 también está
planificada con la llamada Autovía del Bancal en su tramo de Beniel y
Santomera. A esto hay que sumar la proyectada circunvalación Norte.
El solapamiento de funciones con la carretera de la Costera Sur, ya
planeada y parcialmente ejecutada, que discurre en paralelo con tres
carriles en cada dirección y cuya conclusión solventaría las
reivindicaciones históricas de las pedanías de Beniaján, Torreagüerra,
Los Ramos y Zeneta.
Los efectos negativos sobre el vecino Parque Regional del Valle y
Carrascoy derivados de la polución, la contaminación sonora y lumínica.
La repercusión socioeconómica que una gran inversión de estas
características tiene en un momento de escasez de recursos públicos en
el que cuestiones mucho más prioritarias se han visto desatendidas.