El jefe de los patronos, sucesor de Díaz Ferrán, actualmente en la
cárcel, suspira por privatizar los servicios públicos de la sanidad y la
educación porque, dice, si se gestionaran según la lógica empresarial
se obtendría mucho mayor rendimiento.
¿Qué es la "lógica empresarial"? Pues básicamente el afán de lucro del
empresario. Su beneficio. Decir que esa lógica va a aumentar el rendimiento
no es decir nada porque es preciso especificar el rendimiento para
quién. Si se trata del rendimiento para el empresario, el asunto es, en
efecto, lógico. Pero si se trata del rendimiento para otros, por
ejemplo, para la colectividad, es menos claro. Demostrar que la lógica
del lucro privado (que, por cierto, no conoce límites) en la gestión de
los recursos públicos redunda en beneficio de la colectividad es arduo,
en realidad, imposible.
Pero si la lógica empresarial es la del beneficio, su medio es el dinero. Con dinero se financian think tanks,
escuelas de negocios, facultades de empresariales, círculos de debate y
se pagan millonadas a ilustres conferenciantes para demostrar lo
indemostrable y crear un ambiente en donde expresiones como "lógica
empresarial" tengan connotaciones positivas. Así se dice en esos centros
de doctrina que la gestión empresarial de los servicios públicos es más
racional, evita el despilfarro, es más eficiente y, en consecuencia,
más productiva. Lo lógico es ver los servicios públicos como empresas y
sus usuarios como clientes.
Lo
malo es que los servicios públicos articulan derechos y sus usuarios
son ciudadanos, esto es, titulares de esos derechos. Y el concepto de
derecho no entra en ningún cálculo de eficiencia según la lógica
empresarial. La administración tiene que garantizar el acceso universal a
estos bienes porque son derechos y todo el posible beneficio si lo
hubiera, que no tiene por qué haberlo, iría íntegro a la ampliación y
mejora de la actividad, sin margen alguno para el beneficio personal. En
la empresa privada puede traer cuenta pagar indemnizaciones por
accidentes mortales antes que afrontar una inversión mucho mayor en
corregir algún defecto peligroso. En la administración pública esto
no puede hacerse pues el administrador tiene que respetar a toda costa
los derechos de los administrados, el primero de los cuales es la vida,
aunque respetarlos no sea eficiente en términos de ganancia.
Por
lo demás, Rosell no parece pedir el cierre de los servicios públicos y
su desaparición de los presupuestos generales del Estado, atendiendo a
un principio absoluto de libre mercado. Lo que solicita es que los
gestores de los recursos públicos no sean políticos ni funcionarios sino
empresarios. Además, podría prescindirse de los funcionarios, estamento
enojoso que no solamente vigila el respeto a los derechos de la
ciudadanía sino que él mismo está cargado de derechos que impiden
tratarlo como mano de obra barata y precaria. O ya directamente esclava,
desprovista de derechos, como quiere la patronal habérselas con la
fuerza de trabajo. Porque, después de todos los dineros, las FAES, las
escuelas de negocios, los medios comprados, los periodistas a sueldo y
todo el andamiaje ideológico del capital, el meollo de la lógica de
este, su núcleo esencial sigue siendo la plusvalía, esto es, la
explotación del trabajo ajeno.
La
propuesta parecería un ideal del libre mercado pero es, en realidad,
una muestra de la lógica empresarial al más puro estilo español. Es una
propuesta de captura del Estado por los empresarios. La CEOE sería el
partido único del régimen. Los servicios públicos siguen a cargo de los
presupuestos generales del Estado, pero los gestionan empresarios con
su lógica de la eficiencia y la productividad, o sea, el rendimiento
para sus bolsillos. El negocio es redondo y típico del capitalismo de amigotes.
No hace falta arriesgar capital propio; se gestiona el público. Y se
tienen clientes forzosos, pues todo el mundo necesita educación y
sanidad. El negocio está asegurado. Y, si no lo estuviera, siempre se
acaban socializando las pérdidas, como estamos hartos de ver,
últimamente con las autopistas radiales de Madrid.
Es
una lógica que bordea sistemáticamente lo delictivo, la que ha llevado
al antecesor de Rosell en el cargo, Díaz Ferrán, a la cárcel de Soto del
Real. Este Díaz Ferrán es el que en cierta ocasión formuló uno de los
axiomas de la lógica empresarial: "trabajar más y ganar menos" a los
efectos de que los empresarios puedan trabajar menos y ganar más y, de
esta forma, se restablezca el equilibrio universal de la lógica
empresarial. Si defraudar al erario aumenta el rendimiento personal, el
lucro privado del gestor, ¿qué ordena hacer la lógica empresarial? A
veces estas inferencias lo llevan a uno a la cárcel, pero es que ir a la
cárcel forma parte también de la lógica empresarial.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED