domingo, 12 de septiembre de 2021

David Trueba: "Los votantes son cada vez más infantiles y manipulables"


MADRID.- A través del trepidante y divertido relato de la campaña electoral de una candidata ficticia (Amelia Tomás, "La mujer que necesitas") el escritor refleja en la novela Queridos niños (Anagrama) esa gran metáfora del mundo contemporáneo que es la política. El título de esta novela, que acaba de publicarse, se refiere al término con el que el protagonista define a los electores y Trueba reconoce con pesar que "por desgracia los votantes son cada vez más infantiles y manipulables". Lo entrevista www.eldiario.es

Desde esa posición lúcida y crítica que siempre ha desplegado este escritor y cineasta, Trueba señala en una conversación con eldiario.es: "La política ha pasado de la reflexión a un punto en el que la representación es más importante que la esencia. Ya somos absolutos esclavos de la imagen. He tratado en mi novela de narrar una situación genérica y por ello no hablo de partidos ni de líderes concretos e identificables. Me preocupaba mucho que el lector no pensara que pongo a todos los partidos en el mismo saco, pero al mismo tiempo no quería que fuera una lectura maniquea, de izquierdas y derechas. Quería retratar a un gran cínico a través del protagonista, un periodista y asesor de imagen, pero no pretendía hacer una novela cínica".  

Recién cumplidos los 52 años, este intelectual madrileño afirma muy serio que "la única revolución posible es la honestidad personal". "Si usamos las armas de la deshonestidad", explica, "nuestros valores se pervierten. Las buenas causas solo pueden ser defendidas con honestidad. En Queridos niños también responsabilizó a los ciudadanos de los defectos y las carencias de nuestra sociedad. Los políticos no son los únicos culpables porque la gente común engaña a Hacienda o practica el enchufismo con amigos y familiares. Creo que a los españoles nos falta un paso de madurez y caemos en justificar los errores de los nuestros criticando los errores de los demás".

Este intelectual madrileño afirma muy serio que "la única revolución posible es la honestidad personal". "Si usamos las armas de la deshonestidad", explica, "nuestros valores se pervierten. Las buenas causas solo pueden ser defendidas con honestidad.

En su novela Trueba se muestra desesperanzado por la falta de preparación ciudadana, de una educación pública democrática que permita a los votantes decidir con libertad a partir de una información honesta y seria.

 "Es increíble", afirma el autor, "que en las dos últimas décadas todo se resuelva con lemas simples y superficiales del estilo de tu país primero o te doy libertad. Por ello hemos visto que Donald Trump gobernaba a golpe de tuit para evitar a la prensa incómoda o que Isabel Díaz Ayuso da lecciones de libertad mientras vulnera derechos. Aquí conviene recordar que la prensa de calidad siempre supone un canal antipático para los gobernantes y los poderosos".  

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