OVIEDO.- Esta semana ha hecho un año de la muerte a los 97 del periodista riojano y ex director del diario murciano "Línea", Eugenio Martínez Pérez (Eugenio de Rioja), fallecido en plena pandemia en Madrid a consecuencia de una larga enfermedad por lo que su desaparición pasó prácticamente desapercibida excepto para la familia e íntimos amigos en Asturias, donde desarrolló, con la excepción de Murcia, Bilbao y León, toda su vida profesional.
Aunque estaba muy consolidado en Asturias, el siempre inquieto
periodista se lanzó, en 1969, a una nueva aventura profesional. Ese año
se trasladó a Murcia para asumir la dirección del periódico "Línea". Las circunstancias de la redacción y los artículos que llevan su firma le provocan "tropiezos con el gobernador civil.
La
experiencia no fue del todo positiva, tal y como él mismo recordaría,
debido a una redacción anquilosada y a una serie de enfrentamientos con
el gobernador civil debido a unos artículos, titulados "Minitema", con
los que trataba de dar un mayor empuje al periódico aprovechando los
resquicios que dejaba la censura.
"Con estos artículos me desahogaba de
lo que no podía hacer por otro lado", aseguraba Eugenio de Rioja.
Pese a las limitaciones de la redacción, la labor del periodista
permitió a la cabecera murciana cuadruplicar su tirada, pasando de 2.000
a 8.000 ejemplares, alcanzando los 12.000 los domingos. Pero el "punch"
de sus artículos tenía la contrapartida de que le puso en el punto de
mira de la Prensa del Movimiento, tal y como él mismo relataría años
después: "Me traían por la calle de la amargura, yendo a Madrid para un
expediente y declarando a veces durante ocho horas. Había sucedido
también que al comienzo una comisión del Consejo Provincial del
Movimiento en Murcia había ido a ver a Madrid a Solís, que fue ministro
secretario general del Movimiento, y le dijeron que yo era 'socialista'.
Entonces él respondió a los comisionados que '¡ya es hora de que un
socialista dirija un periódico del Movimiento!'".
Eugenio de Rioja aguantó las presiones hasta que el economista Juan
Velarde le llamó para advertirle del peligro que corría. "Me dijo:
'Eugenio, bájate del caballo porque estos señores si te quieren hacer
daño, te lo harán, desengáñate'.
Yo, claro, tenía dos hijos, Jesús y
Javier, que estaban despegando para la Universidad, y me dije: 'Con el
futuro de mis hijos no puedo jugar'. Le hice caso y volví a Oviedo",
rememoraba.
La familia del periodista sólo pudo trasladar sus restos a Oviedo una vez
concluyó el periodo de confinamiento a causa de la expansión del
coronavirus, para que recibiera cristiana sepultura en el cementerio de San
Salvador, donde reposaban desde 2010 los restos de su esposa, María Luisa
Vázquez González, "Luisina".
Quién era Eugenio de Rioja
Durante décadas una de las firmas de referencia del periodismo asturiano, Eugenio de Rioja, fue redactor del periódico La Nueva España y uno de los columnistas más renombrados
de la región.
Aunque nació en Casalarreina, provincia de La Rioja, en 1922, la
trayectoria profesional de Eugenio de Rioja se vincula de manera
indeleble a Asturias y, especialmente, a La Nueva España. Su entrada en
la plantilla del periódico se produjo en el año 1945, cuando en su
documentación aún figuraba su nombre de nacimiento: Eugenio Martínez
Pérez.
Previamente, había completado sus estudios en la Escuela Oficial
de Periodismo de Madrid, y había hecho prácticas y trabajado en los
periódicos "Hierro", de Bilbao, y "Proa", de León.
Al incorporarse al periódico ovetense, entonces dirigido por Francisco Arias de
Velasco, el entonces jovencísimo periodista fue rebautizado como Eugenio
de Rioja, en atención a sus raíces. "Cuando llegué aquí todo el mundo
me llamaba Rioja y perdí la identidad del Martínez Pérez", rememoraría
años después en una serie de entrevistas en las que
repasaba su trayectoria.
Durante sus primeros años en el periódico, Eugenio de Rioja realizaba
sus estudios de Derecho y dirigía el semanario langreano "Filón", además
de colaborar con la emisora Radio Oviedo, dirigida asimismo por Arias
de Velasco, al incorporarse Juan Ramón Pérez las Clotas como redactor jefe del periódico.
Cuando el periodista gijonés Juan Ramón Pérez Las Clotas
asumió finalmente la dirección del rotativo, en 1964, Eugenio de Rioja pasó a la
sección "Mesa de redacción", en la que, como él mismo precisaría años
después, trataba temas de actualidad que se escapaban a las consignas
oficiales del régimen.
En aquella redacción, llena de históricos del periodismo asturiano,
Eugenio de Rioja destacaba, recuerdan sus compañeros, por la calidad de
sus escritos y por ese empuje a la hora de tratar asuntos que se
filtraban por los resquicios que dejaba la censura, lo que hacía de él
un redactor respetado en la profesión y muy seguido por los lectores.
Eugenio de Rioja retornó a Oviedo desde Murcia en 1971, reincorporándose a La Nueva España, donde continuó
con su sección "Minitema", que alcanzó una gran popularidad. Esto le
llevó a tener serios enfrentamientos con responsables políticos, como un
conocido alcalde de un concejo del centro de Asturias con el que se
acabaría enfrentando en los tribunales a raíz de un artículo en relación
a una cabaña que el regidor poseía en un pueblo piloñés. Los tribunales
acabarían dando la razón al periodista.
Tras jubilarse, Eugenio de Rioja siguió colaborando periódicamente
con el diario, como articulista de opinión, con escritos en los que
mantenía la pujanza y la capacidad para abordar con perspicacia
cualquier terreno, una constante durante toda su trayectoria.
Para esos años, aquel apodo cariñoso que le habían puesto cuando se
incorporó, allá por 1945, a la redacción de La Nueva España se había
convertido ya en su nombre real. Más recientemente, animado por el
académico de la lengua Víctor García de la Concha, el periodista cambió
su nombre y su inscripción legal, pasando a llamarse oficialmente
Eugenio Martínez de Rioja.
Un cambio que también afectó a sus dos hijos, Jesús y Javier, y
seis nietos, que lo aceptaron de buen grado. No en vano, ese nombre, el
nombre de guerra del periodista de raza, era el que se correspondía con
su verdadera identidad.
Jesús continuaría sus pasos como periodista, llegando a dirigir
durante años el periódico de información económica "Expansión". Y Javier ha desarrollado toda su vida profesional como ingeniero en la empresa "Renfe".