domingo, 8 de agosto de 2021

La Región de Murcia a la cola de vacunaciones en España, sólo el 59,7% de la población vacunable

 

MURCIA.- El jefe de Pediatría de la Arrixaca, Manuel Sánchez-Solís, reconoce hoy a La Opinión que es «sorprendente» lo que está ocurriendo en la Región con la vacunación a adolescentes, pero explica que «hay un efecto contagio» si los menores ya están asustados. Del mismo modo, añade que «el calor tampoco ayuda».

Rechaza que se trate de un «miedo especial a la inyección contra la covid-19» porque ya hay muchas vacunas intramusculares (caso de estas) como la del tétanos, que se pone a los once años, o la del papiloma para las niñas, que también se inocula en su adolescencia, por lo que son «experiencias recientes». 

«Lo que hay aquí es un problema de sugestión previa y colectiva» agravada, posiblemente, por el interés mediático del acontecimiento, afirma, aunque «la propia aprensión a la vacuna también es un factor».

Para Sánchez-Solís, es importante hacerles llegar a los niños y adolescentes que la vacuna «no duele». Además, el pediatra vaticina que, cuando llegue el turno de los niños menores de doce años, «seguramente la vacunación será más tranquila porque los padres estarán más presentes».

Miguel Guitart Martínez, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Comarcal del Noroeste, también considera que lo que está ocurriendo con los jóvenes es una sugestión colectiva «producto del estado de ánimo alterado después de un año y medio de pandemia». Por otra parte, Guitart considera que los centros de vacunación masiva «parecen escenarios de guerra»,

De todas formas, el pediatra afirma que los reportes de desmayos que se están viendo en la Región y en el resto de España «son los mismos que en otros países como Estados Unidos». Y recuerda otras campañas en colegios en las que, después de que se maree un niño de la clase, «van todos los demás».

Hasta el pasado 3 de agosto, la Región de Murcia estaba a la cola de vacunaciones en España, sólo el 59,7% de la población vacunable. 

Según un psicólogo, "las vacunas no deberían ponerse en público ni con prisas"

Vacunar en masa y a gran velocidad, que es justamente el objetivo de esta campaña extraordinaria por la pandemia de coronavirus, no es la forma ideal para inmunizar a la población, explica el psicólogo clínico del centro de Salud Murcia-Este Francisco Coll Espinosa. «Habría que hacerlo en privado, en un despacho, que la gente se siente, sin prisa», explica también en La Opinión.


En este sentido, los centros de vacunación se convierten en un problema para la población más joven, que ahora se pone de relieve con el turno del tramo de 12 a 19 años en forma de estrés. 

Coll Espinosa denuncia que la sanidad no está teniendo en cuenta la privacidad de los pacientes, especialmente cuando se trata de adolescentes, que tienen la «inseguridad propia de la juventud». El psicólogo considera que la vacuna también tiene una parte emocional que este colectivo no gestiona igual de bien que los adultos, ya que tienen menos experiencias previas.

«Habría que dar a los sanitarios tiempo para hablar con ellos, responder a sus preguntas, dejar que se sienten y, al menos, colocar una cortina», aconseja. «El miedo no tiene que ser público, pero sí que es natural e, incluso, sano», opina Coll, que añade que este se tiene que combatir con «cercanía y seguridad». 

A este problema hay que sumar, añade Coll, la falta de información que han recibido los jóvenes sobre los efectos de la vacuna sobre ellos: «Los adolescentes se sienten como cobayas».

Por otra parte, para Coll no se entiende el exceso de nervios de los más jóvenes que ahora están pasando por su primera pauta sin el «miedo afectivo familiar», aquel que se traspasa de padres a hijos. Apela a la responsabilidad de los progenitores de la familia para que eviten asustar a los más pequeños de la casa. «Si están mostrando delante de ellos sus preocupaciones por las posibles consecuencias de la vacuna, es normal que los niños terminen asustados», señala.

Pero detrás del miedo también hay algo más incontrolable: la propia pandemia por un virus nuevo que ha pillado a todos por sorpresa. «La covid nos ha hecho más vulnerables. Nos hemos quedado solos ante el enemigo. Lo peor es que ni la familia nos puede proteger», comenta. Ante ese panorama, lo que hacen falta son «respuestas» para aplacar la «rabia» y la «falta de ilusión», que es un «terreno resbaladizo para los adolescentes», apunta.

Solo hay que echar un vistazo a la calle para comprobar cómo la sociedad en su conjunto se ha vuelto más «impulsiva» y «agresiva» por la «falta de contacto» a la que nos ha obligado el coronavirus, afirma. Coll alerta del peligro de que los jóvenes pierdan la «empatía», y es que «vamos con mascarillas, sin vernos las caras, ni siquiera nos estrechamos las manos o nos damos una palmada en la espalda».

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