martes, 10 de agosto de 2021

El débil y los niñatos / Salvador Sostres *

 

El presidente no mandó y no hay nada más egoísta que un jugador de fútbol de élite. Esta doble circunstancia es la explica el naufragio económico y deportivo del Fútbol Club Barcelona, que no es exagerado decir que hoy no tiene asegurada su viabilidad como club.

No hay persona ni proyecto ni cosa que pueda subsistir si no es íntimamente ligada a su empresa, a su negocio. Barça y Madrid no son sólo negocios, pero si el negocio no les funciona están muertos, como cualquiera. Esto el único que lo ha entendido en España es Florentino Pérez. Joan Laporta lo intuye y por eso al final se ha armado de valor y ha echado a Messi. Pero ha sido contra su voluntad, y porque aún no ha interiorizado qué es el poder y cómo se ejerce.

La Justicia tendrá que resolver si ha habido algo expresamente delictivo en la gestión de Josep Maria Bartomeu y su directiva –todo parece indicar que así es– pero lo que nadie puede discutir es que fue un presidente que no mandó, que no lideró, que tuvo miedo de los jugadores del primer equipo y cedió a sus extorsiones y sus chantajes. Y entre el débil y los niñatos llevaron al club a la quiebra.

No ha sido Javier Tebas quien ha puesto en riesgo la continuidad del Barça tal como hoy lo conocemos. Han sido Messi, Piqué, Jordi Alba o Sergio Busquets, exigiendo cada vez más dinero a cambio de un rendimiento cada vez más mediocre y de resultados desastrosos, sobre todo en Europa, aunque no exclusivamente. 

No ha sido Florentino Pérez quien ha gastado irresponsablemente el dinero del Barça, sino un presidente pusilánime, cobarde, sin autoridad moral entre los jugadores y sin las agallas para ejercer las más elementales funciones de su cargo en defensa de los intereses del club. 

Florentino Pérez echó a Cristiano y a Sergio cuando consideró que no valían el precio que pedían. Dicho de otro modo: Florentino actuó como presidente del Real Madrid, defendiendo sin miedo a la institución y poniendo a los niñatos en su sitio. Hablando de miedo, más bien le temían a él y pudieron comprobar –especialmente Ramos– el peligro de ir de farol con alguien que conoce el negocio mucho mejor que tú.

Si el Barça sale de esta, que está por ver, y continúa siendo de sus socios, cosa que hoy parece casi imposible, Laporta tendrá dejar su sentimentalismo para cuando ya muy tarde llegue a casa y se ponga a jugar con los álbumes de cromos de su infancia. Como presidente, tendrá que proteger al club, buscando siempre a los mejores, optimizando cada recurso y entendiendo que los jugadores son despiadados, avariciosos y normalmente maleducados; y que si no les marcas, arrasan con todo. 

Así el Barça ha llegado a esta inundación, y así el Madrid la ha evitado: Florentino mandó, se enfrentó a sus dos jugadores más significativos y no sólo el Real Madrid es hoy un club robusto y saneado sino que los madridistas entendieron lo que su presidente hacía y nadie la ha reprochado la salida de los dos astros.

No es verdad que Messi renunciara a la mitad de su sueldo, como dijo entre lágrimas millonarias, sino que ofreció al club cobrar el total en más años. El barcelonismo, e incluso el patriotismo de Piqué, tendríamos que ponerlo en relación, de ahora en adelante, con la grave situación económica que también él le ha provocado al club con su ilimitada voracidad, a cambio de un rendimiento lamentable y de haber arrastrado la imagen del Barça por todos campos de Europa.

Si Laporta quiere que su segunda presidencia sólo sea un ápice de la gloria que tuvo la primera, tendrá que aprender a tomar las decisiones más duras sin que le tiemble el pulso, y dejar de perder el tiempo con enemigos imaginarios, porque a los verdaderos causantes de esta tragedia, los tiene en casa.

 

(*) Columnista

 

 https://www.abc.es/deportes/futbol/abci-debil-y-ninatos-202108101343_noticia_amp.html


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