Es inútil, Pedro Sánchez, esta situación de descontrol general
sanitario y económico de España no puede seguir así y menos aún en manos
de un Gobierno de manifiesta incompetencia. El que ahora pide tardías
disculpas por un cúmulo de errores y solicita el apoyo, o más bien la
complicidad, de la Oposición -para seguir en el error- y mientras toma
decisiones de sesgo populista para cuidar su flanco electoral.
Llevamos semanas pidiendo, desde estás páginas, la formación de un
nuevo Gobierno de alta cualificación técnica y experiencia de gestión.
Un Gobierno de ‘unidad nacional’ integrado por el PSOE y el PP y con una
amplia base social y parlamentaria, que facilite la toma de decisiones y
su tramitación en el Parlamento y ofrezca confianza dentro y fuera de
España.
Pero Sánchez, que deberá reconocer el error de sus pactos con
Podemos, PNV y ERC, se niega a forzar el cambio de Gobierno, mientras el
PSOE calla y Pablo Iglesias se opone frontalmente al vuelco mientras se
presenta como el abanderado de los pobres y más necesitados.
Ahora que Sánchez y su Gobierno están con el agua al cuello y
continúan dando palos de ciego en la sanidad (donde seguimos sin un
mando único nacional y las cifras de muertes y de contagios han vuelto a
subir) y en la economía (donde no paran de rectificar sus propias
decisiones). Y todo ello sin consultar a la Oposición y a los
empresarios y Comunidades Autónomas, porque timan decisiones que no se
pueden imponer a todos por igual.
Y ahora se acuerdan de la Oposición cuando ya es demasiado tarde, por
ejemplo, para alterar el bloqueo de toda la actividad económica del
país. Y además sus socios de investidura pretenden liberar a los presos
catalanes del golpe de Estado (a lo que se ha opuesto el Tribunal
Supremo) y están convirtiendo el gasto público en una subasta de
ocurrencias y caridad.
Y aunque dicen que ha llegado de China un millón de test rápidos, lo
cierto es que siguen sin hacer las pruebas del contagio a los decenas de
miles de ciudadanos confinados en sus casas, porque se temen una
avalancha de nuevos enfermos que esa sanidad, de mando disperso y
colapsada, ya no puede atender con los medios y las garantías
necesarias.
Todo tiene un límite, y en la frontera de ese límite estamos los
españoles entre perplejos y asustados por nuestro presente y futuro que
sigue en las manos de un gobierno con problemas de cohesión interna, sin
una mayoría parlamentaria suficiente y estable, que depende del
soberanismo vasco y catalán que insulta a España y desprecia la
Constitución y la legalidad.
Y como previsiblemente Sánchez no se va a mover parece obligado que
sea el líder de la Oposición Pablo Casado quien haga la propuesta del
Gobierno de ‘unidad nacional’, asumiendo así su responsabilidad.
(*) Periodista
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