Ya lo dice el refrán: a perro flaco, todo son pulgas. Y mucho de eso hay en estos momentos sobrevolando el futuro de Ciudadanos, el partido que fundó Albert Rivera,
que llegó a ganar las elecciones del 155 en Catalunya convocadas por
Mariano Rajoy en diciembre de 2017 y que ahora se encuentra fracturado
en varias corrientes, con un liderazgo cuestionado de Inés Arrimadas
y con un calendario electoral por delante —Catalunya, País Vasco y
Galicia, no se sabe muy bien por qué orden, este 2020— que amenaza con
llevarse la formación naranja por delante.
Aquella actitud altiva, despreciativa e insultante al hablar del
independentismo aún la conserva pero con un resultado muy alejado de los
momentos en que aparecía como la gran formación unionista.
Ahora, andan
tocando a la puerta del Partido Popular para forjar una candidatura electoral que les de a ambos algo de oxígeno en las próximas catalanas. Incluso, el exministro Jorge Fernández Díaz ha señalado a Manuel Valls como el mejor candidato posible para esta especie de alianza etiquetada como Catalunya Suma o Unidos por Catalunya. Ciudadanos ya tropezó en las municipales de Barcelona con Valls pero como que en política todo es posible, quién sabe.
Al final, ni Ciudadanos ni Valls tienen, como han demostrado, una
coherencia ideológica y su único objetivo pasa por impedir que el
independentismo mande en las instituciones. Así lo hicieron en Barcelona
sacrificando la capital catalana y entregándole de nuevo la alcaldía a Ada Colau en vez de respetar la victoria electoral de Ernest Maragall.
Va a ser divertido asistir a la pluralidad de candidaturas artificiales
fomentadas desde la denominada sociedad civil para impedir una nueva
victoria del independentismo en las próximas catalanas.
Uno de los dirigentes que anda trabajando desde hace tiempo en una de
estas listas me comentó recientemente que en contra de lo que pensaban
les está costando más encontrar cuadros que dinero ya que para eso
último había numerosos lugares a los que tocar la puerta. Y es que la
política de despachos siempre ha ideado una Catalunya diferente a la
real.
(*) Periodista y director de El Nacional
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