MURCIA.- Cruz Roja Española ha distribuido 1,8 millones de kilos de alimentos
entre personas vulnerables dentro del Programa 2019 de Ayuda Alimentaria
en la Región de Murcia, según informaron fuentes de esta
organización humanitaria.
En la tercera fase del programa,
que ha comenzado recientemente, Cruz Roja está distribuyendo 629.966
kilos de alimentos destinados a 22.639 personas de la Comunidad, gracias
a la intermediación de 76 entidades y organizaciones.
Este
Programa, cofinanciado en un 85% por el Fondo de Ayuda Europea para las
Personas más Desfavorecidas (FEAD) y en un 15% por el presupuesto
nacional, incluye la distribución total de más de 96 millones de kilos
de alimentos en todo el territorio.
La distribución de los alimentos la
llevan a cabo Cruz Roja Española y la Federación Española de Bancos de
Alimentos (FESBAL), un 50% cada organización.
Desde
los centros de almacenamiento de las dos organizaciones se distribuirá a
más de 5.500 organizaciones asociadas de reparto, que los harán llegar a
las personas más desfavorecidas, de manera que éstas puedan preparar
fácilmente una comida completa para una persona o para una familia con
varios miembros, incluidos bebés.
En
esta tercera fase del Programa de Ayuda Alimentaria, Cruz Roja Española
trabajará con más de 2.300 entidades participantes y, en total, Cruz
Roja repartirá alimentos a más de 600.000 personas en todo el territorio
nacional.
Los alimentos son de
carácter básico, poco perecederos, de fácil transporte y almacenamiento.
No obstante, en la "cesta de alimentos" de este año se han hecho
actualizaciones y se han incorporado algunas novedades.
Los
alimentos que se entregarán son: garbanzos cocidos, pasta alimenticia
espagueti, macedonia de verduras en conserva, pera y macedonia de frutas
en conserva, atún y sardinas en conservas, conserva de cerdo (magro),
batidos de chocolate, arroz blanco, leche UHT, tomate frito, galletas,
tarritos infantiles de fruta y de pollo, y aceite de oliva.
Se
trata de alimentos especialmente nutritivos, que van a contribuir a
satisfacer las necesidades de personas adultas y, de manera especial, de
los menores. Esta cesta ha sido elaborada con la colaboración de la
Federación de Bancos de Alimentos, Cruz Roja y de expertos en nutrición
de los Ministerios.
Cruz
Roja Española y la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL),
las dos entidades seleccionadas por el Fondo Español de Garantía
Agraria (FEGA) como Organizaciones Asociadas de Distribución,
presentaron el pasado 24 de octubre de 2018 las conclusiones del boletín
sobre la vulnerabilidad número 16, donde evaluaban el impacto del FEAD.
Asimismo,
recogían la valoración y las propuestas de mejora realizadas por más de
27.000 personas beneficiarias, los equipos de Cruz Roja y FESBAL y
representantes de más de 3.000 organizaciones asociadas de reparto (OAR)
que participan en la distribución de alimentos en todo el territorio.
Las
principales conclusiones del estudio reflejaban que el programa FEAD es
muy valorado por las personas beneficiarias y se configura como una
herramienta que contribuye a paliar formas extremas de pobreza, siendo
un importante instrumento de apoyo a la alimentación familiar, aunque
sólo cubre de forma parcial las necesidades de la dieta familiar.
Para
las personas beneficiarias se trata de un apoyo fundamental "que les
saca de muchos apuros". Las organizaciones implicadas en el programa
señalaban que el programa cumple el objetivo y constituye un factor
clave en la detección de problemáticas sociales.
Según
los datos aportados en la investigación conjunta que se presentó en
octubre de 2018, el 90,2% de las personas beneficiarias del programa
vivía en situación de pobreza extrema y el 52,4% estaba en paro de larga
duración. Un dato destacable fue que entre la población atendida se
encontraban personas que estaban trabajando en ese momento.
Además,
el 71% de las personas beneficiarias del programa fueron mujeres, en 3
de cada 4 hogares había niños y niñas menores de 15 años y en el 16% de
los hogares había personas con discapacidad. La población atendida
presentaba problemáticas en múltiples ámbitos: escasez de ingresos,
desempleo, problemas de vivienda, de salud, entre otros.
Estos
datos mostraban que las personas y familias beneficiarias del Programa
FEAD presentaban condiciones socioeconómicas y ocupacionales
extremadamente precarias: el 36% llevaba entre 3 y 5 años o más en el
programa, lo que apunta un claro riesgo de cronificación de las
situaciones de pobreza y carencia material.
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