Allá va el presidente del Gobierno de España Pedro Sánchez camino del
Palau de la Generalitat para entrevistarse con el presunto presidente
de Cataluña, el condenado e inhabilitado Quim Torra, a petición de ERC
los socios de la investidura de Sánchez y de sus pretendidos
Presupuestos de 2020.
Y los mismos que se niegan a participar como debieran en el Consejo
Fiscal del viernes (enviarán un técnico). En el que Cataluña se llevará
la parte del león, que ya quisieran los agricultores y ganaderos que
claman a las puertas del ministerio de Agricultura que dirige Luís
Planas.
Los Trabajos de Hércules parecen poca cosa comparada con los
esfuerzos temerarios que está desplegando Pedro Sánchez para lograr la
estabilidad de su Gobierno en la legislatura que acaba de comenzar. Y no
solo por el esfuerzo que ello le exige al Presidente español sino
también por el trato descortés que recibe (y se extiende al Gobierno de
España) y las inagotables exigencias que plantean desde el soberanismo
catalán desbordando incluso el marco constitucional.
Torra le pedirá a Sánchez el referéndum de autodeterminación, la
amnistía para los condenados en el Tribunal Supremo por el golpe catalán
de 2017 y los prófugos de la Justicia. Y además exigirá que en esa Mesa
de Diálogo ‘bilateral’ -lo que en sí es un disparate’- se siente
también un ‘relator’ como el que la vicepresidenta Carmen Calvo de
aceptó en la pasada reunión de Pedralbes.
Este pintoresco personaje que es Torra pretende en la cita de hoy
reafirmar su presidencia desafiando a la Justicia, humillar a España y
romper el pacto del PSOE con ERC (o de Sánchez con Junqueras). Para lo
cual cuenta con la posibilidad de disolver de una manera inmediata el
Parlament catalán, sin esperar a la aprobación de los Presupuestos de su
Comunidad aunque días atrás dijera lo contrario.
Torra quiere además controlar la parte catalana de la ‘Mesa de
Diálogo’ para llamar traidores a Junqueras y ERC a nada de que se
desvíen de la agenda de máximos que él le presentara a Sánchez en el
Palau de la Generalitat. No en vano al fondo de todo esto está un duelo
descarnado entre el condenado y preso a Oriol Junqueras y el prófugo
reclamado Carles Puigdemont.
Y aunque Sánchez parece decidido a aguantar carros y carretas también
imaginamos que su paciencia y su dignidad personal y presidencial
tienen un límite que nunca podrá traspasar, le cueste lo que le cueste.
Y cabe imaginar que en La Moncloa tienen preparado un ‘Plan B’ para
el caso de una ruptura del acuerdo de investidura pactado entre Sánchez y
Junqueras. Porque si no lo tienen (y algo empieza a filtrarse en
algunos círculos de Madrid) la única salida serían las terceras
elecciones y esa sí podría ser una pésima noticia para Sánchez y para el
PSOE.
Pero de momento estamos ante el encuentro de Sánchez y Torra en el
Palau de la Generalitat y cuando concluya veremos el cariz que toma la
aventura de Sánchez en el territorio pantanoso y sedicioso catalán.
(*) Periodista
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