viernes, 17 de enero de 2020

Hasta que el agua no pueda ahogarnos / J.L. Vidal Coy *

Hasta la muerte. Tan lejos parece que van a llegar los socialistas murcianos y valencianos en su defensa del trasvase Tajo-Segura. Al menos "a día de hoy", como gustan de decir algunos, esa parece ser la posición. Con esa posición levantina común añaden confusión al controvertido asunto. Por dejadez y falta de valentía, más que por otra cosa.

Indudablemente, es más fácil refugiarse en frases hechas, derechos adquiridos y usos y costumbres que proponer alternativas serias y a largo plazo cuando hay algo difícil de resolver. El problema es que los socialistas levantinos llevan demasiado tiempo inmersos en ese "seguidismo hídrico" de las políticas del partido gobernante ahora en Murcia, otrora en Valencia y Madrid. Y parecen incapaces de salir de él. 

Con la que está cayendo y lo que se nos viene encima resulta demasiado tibio decir conjuntamente "queremos trabajar una perspectiva de suma de recursos para garantizar agua para siempre". Vale. Y uno se pregunta: ¿por qué no lo explican? ¿O tendrá que venir Teresa Ribera a hacerlo?

Porque la realidad muestra, por mor del cambio climático, que el agua del Tajo disponible para trasvasar al Segura mengua a ojos vista, cada año, y que será cada vez más difícil cumplir las transferencias que marca la legalidad vigente. Es decir, el trasvase tiene fecha de caducidad, de finiquito, y hay no ya que buscar alternativas ––porque hace tiempo que se encontraron––, sino hacer propuestas de nuevas políticas, ponerlas en marcha y dedicar investigación y recursos financieros a desarrollarlas.

Dando por descontado que el PP sigue empecinado en mantener un statu quo suicida y ecocida ––ahí está el reciente decreto ley para el Mar Menor–– el PSOE no parece dispuesto a proponer alternativas a medio y largo plazo salvo las de críticas puntuales y poco más. Y eso que tiene argumentos y fundamentos suficientes para hacerlo: les bastaría con leer atentamente, asimilar y actuar en consecuencia con el texto completo del informe de SOS Mar Menor sobre el decreto ley de marras.

Parece, por tanto, demostrado que los socialdemócratas temen al poder del agro tanto como el PP. Lo que no es de extrañar, si tenemos en cuenta la capacidad de arrastre social que tienen quienes controlan desde hace décadas la agroindustria esquilmadora de recursos naturales.

Esto ya lo sabíamos desde los tiempos en que socialdemócratas y populares se juntaban en las manifestaciones vocingleras con los beneficiarios del canal Tajo-Segura para reclamar su eternidad. Pero los nuevos tiempos que parecen haber llegado con el Ministerio para la Transición Ecológica no tienen, de momento y a nivel declarativo, traslación alguna entre quienes se supone que debían ser los pedagogos y difusores de nuevas formas y medidas para enfocar la escasez de agua y el exceso de demanda, que antes o después, de seguir así las cosas, provocará el colapso económico.

El ecológico ya lo ha causado ––miremos, otra vez, a la mayor laguna costera del Mediterráneo–– y Diego Conesa y sus muchachos siguen en lo mismo de siempre. Con Ximo Puig, o sin él. Pero ahí están: clamando por la defensa a muerte del canal de Tajo al Segura. 

Y los agroindustriales espolvoreando con nitratos hasta los polvorones de navidad gracias a la hidroponía. Pero cuando en los embalses de Entrepeñas y Buendía no haya agua para trasvasar, ¿qué haremos? Desde luego, ahogarnos ya no podremos. Todo lo más, suicidarnos por envenenamiento en el Mar Menor. Vale.

Post Scriptum: Visto lo visto con las concordancias y contradicciones entre PP y Ciudadanos sobre el pin parental, mientras los muchachos de Vox se rulan de la risa, ¿A qué espera Diego Conesa para presentar la moción de censura?


(*) Periodista




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