No esperas que un día tan señalado como el de Navidad te llamen a
primera hora de la mañana para comunicarte una noticia tan triste.
Manuel Carrasco, ‘El Macamea’, como todo su pueblo lo conocía, nos
dejaba a los 88 años de edad después de una vida intensa.
Armador de barco y alcalde de Águilas durante catorce años y diputado
regional por el Partido Socialista Obrero Español, Manolo fue, dicho
por sus vecinos, un alcalde cercano, amable y de una humanidad
abrumadora… Una persona empática y predispuesta siempre a buscar
soluciones a cualquier problema, que igual que se ponía un traje para ir
a un acto, se presentaba en casa de la vecina de un cabezo de Águilas
para intentar dar solución a su pequeño o gran problema.
Los años en los que afrontó el gran reto de ser el primer edil de
Águilas fueron otros tiempos, caracterizados por otra forma de hacer
política; años sin redes sociales y sin tanta fotografía, y a pesar de
ello, su pueblo y sus vecinos le supieron reconocer su buen hacer y su
forma de ser, dándole en una ocasión 18 de los 21 concejales de la
corporación municipal, lo que le convertiría en el alcalde más votado de
la Región de Murcia.
Su pueblo supo agradecerle siempre esa forma de ser que tenía y todo
lo que luchó para que Águilas fuese un municipio más habitable. Entre
sus muchos logros cabe destacar la red de alcantarillado y saneamiento o
el asfaltado y la construcción de aceras en las calles de nuestra
localidad; elementos de los que, aunque nos parezca impensable, carecía
el municipio y que se convirtieron en fundamentales para la transición
hacía un Águilas moderna.
Infraestructuras como la Casa de la Cultura, el centro municipal de
la Tercera Edad, el polígono industrial o la mayor parte de los colegios
públicos aguileños mantienen su sello en la localidad y son un ejemplo
más de todo lo que este buen alcalde y mejor persona logró para mejorar
la vida de aguileños y aguileñas. Pero, por encima de todo, si hay algo
por lo que se recordará siempre a Manolo, es por estar siempre para todo
el mundo, fuera la hora que fuera. En el Ayuntamiento, en su casa, en
una plaza del pueblo… cualquier sitio era el idóneo para atender a todos
sus vecinos.
Con Manolo era muy difícil tener una agenda organizada y controlada
por el personal del Ayuntamiento, él recibía a todos, con o sin cita
previa, jamás dejó marcharse a nadie sin ser escuchado, porque para él
la prioridad, por encima de cualquier otra cosa, eran siempre los
aguileños y aguileñas. No era hombre de grandes discursos, ni de muchas
palabras, era una persona de «tú a tú», de charlar y conversar y, sobre
todo, de solucionar las pequeñas o grandes cosas que preocupaban a sus
vecinos.
Hace casi cuatro años le hacíamos un pequeño homenaje al que no faltaron ni su familia, ni sus compañeros de su etapa política, ni su Agrupación Socialista ni los miembros de otros partidos políticos, coincidiendo todos en el agradecimiento por su labor hacia Águilas. Durante este acto, pudimos ver a Manolo emocionado al recordar las numerosas anécdotas de su paso por la alcaldía y al sentir el cariño y el afecto de todos los asistentes.
Sin duda, querido Manolo, permanecerás siempre en el recuerdo de
Águilas y de todos y cada de uno de tus vecinos y, sin ninguna duda, en
el mío, por tu forma de humanizar la labor política y por tu decidida
vocación de servicio.
Mi más sentido pésame a tu esposa Martirio, a tus hijos Domingo y Lina y a tus nietos, a los que adorabas. Descanse en paz.
(*) Alcaldesa socialista de Águilas
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