MADRID.- Una botella de plástico, bolsas de
colores, un muñeco roto, una cubertería o unos CD's en desuso, son
elementos con un destino fijo, la basura, que mentes con una imaginación
activa y un concepto de diseño abierto buscan una segunda vida en el
hogar o fuera de él.
Esa es la idea de la décima
edición de Rehogar X: diseño abierto y reutilización, un proyecto del
colectivo "Makea tu vida" en el que confluyen diseño y ecología, que se
puede contemplar desde mañana y hasta finales de julio en la Central de
diseño de Matadero de Madrid.
El comisario de la exposición, Roberto Flores, asegura
que no hay que ser "especialista" para dar un segundo uso a un elemento,
basta con "una mirada crítica", y destaca que lo importante es
"interiorizar que estamos transformando objetos no residuos".
En la exposición se pueden contemplar un abanico opciones que incluyen
procesos industriales hasta otros más domésticos. Estos últimos tienen
en muchos de los casos expuestos una dimensión colectiva, pues implican a
gran parte de la comunidad en la que se realizan.
Es el caso de "Tejiendo en la calle" un proyecto que se realiza en
Valverde de la Vera (Cáceres) donde un grupo de tejedoras puso al
servicio del pueblo su gran destreza con el macramé para, a partir de
tiras de plástico de bolsas basura, tejer parasoles para las calles
durante el día. Toda una apuesta en valor para la zona, y una actividad
en la que participa gran parte del pueblo.
Las
botellas de plástico son también el método que ha implementado el Centro
del Barrio de Oaxaca (México) para favorecer la construcción de
escuelas y otros edificios, en el que está comprometida toda la
comunidad, para crear un "ecoladrillo" con botellas de plástico que
rellenan de plástico y unen con adobe. El resultado: una pared.
En la misma línea, la Federación de Cartoneros de Argentina decidió
unirse en un proyecto social para evitar el estigma de una profesión que
hace una labor de "reclasificación y reciclaje que no se visibiliza"
con materiales que tienen muchos segundos usos.
Pero
en la exposición también hay proyectos individuales como el del japonés
Koday Iwamoto, que a partir de tuberías de PVC expone diferentes
jarrones. "Es una manera de que con lo mínimo puedes conseguir mucho,
además de jugar con las sensaciones y las formas. Es un reto", asegura
Flores.
O el diseño de Rita Kovalevics, que con papel
maché y acabado porcelánico realiza paneles de revestimiento para
pavimentos y paredes.
A lo largo de estos diez años
de Rehogar, la evolución ha llevado a una mayor "profesionalización" de
los proyectos, sin olvidar el contexto artístico. "Se puede construir
una casa a partir de la reutilización de elementos gracias a mentes
inquietas y comprometidas", explica el comisario de la exposición.
Reutilización en la que también se implica El Celler de Can Roca, el
restaurante de los hermanos Roca, que con la iniciativa "Roca Recicla"
pretende minimizar sus residuos, gracias a la creación de Andreu
Carulla, quien transforma las cajas de poliestireno de pescado y marisco
en taburetes de múltiples usos.
Lámparas a partir de
CD's, secadores producidos en un radio de 2 km en Italia, con los que
se intenta rescatar la "singularidad" de cada ciudad o el "Fairphone"
(Holanda) que promueve una electrónica más justa al crear un teléfono,
poniendo en valor los materiales reciclados y el compromiso de no
utilizar minerales que vengan de zonas en conflicto, son algunos de los
proyectos presentes.
La exposición pretende dar a
conocer una mirada "no lucrativa, pero sí creativa", además de
"expandir" conocimiento e implicar a "la gente a través de conferencias y
talleres sobre lo que se puede llegar a hacer".
"El diseño no solo es arte, también es útil", concluye Roberto Flores.
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