viernes, 21 de junio de 2019

El pacto de los 28 años / Ángel Montiel *

El texto del 'acuerdo programático' para el pacto PP-Cs tiene una virtud: por primera vez en lo que va de siglo no hay mención a proyectos grandilocuentes y parece descender a la política menuda, tan menuda que en su intento de exahustividad pone en evidencia importantes olvidos que no puede ser casuales mientras los subrayados explícitos son extraordinariamente reveladores, como los relativos a la educación privada y concertada casi con desdén de la pública, a la que se atiende casi tan solo para ir sustituyendo poco a poco los techos de amianto de los colegios y dotarlos de calefacción.

En realidad se trata de un 'recorta y pega', eso sí, con la utilización de términos políticos actualizados, pero sin atención a los grandes retos globales, como el cambio climático, el acceso a la vivienda o a la participación públicas así como al fortalecimiento de los controles externos.

Ni siquiera han hecho el esfuerzo, acorde con la trayectoria del PP, de sugerir algún tipo de mecenazgo para la cultura o de impulso para ese tipo de industria, tan emergente en el sector privado, y han preferido consumar las intenciones en la inversión en patrimonio (tan poco creíble a la vista de la que ha recibido el arqueológico), todo con vistas al bien superior del turismo.

Al pacto le falta esqueleto, una idea estructurada de conjunto, eso que llaman un 'marco' que permita definir un proyecto político. En realidad, el texto empieza con la música de fondo del himno nacional y la proclamación de españolidad, aunque se olvida de exigir al Gobierno nacional la inmediata aplicación del 155 a Cataluña, que parecía ser la demanda preceptiva de Ciudadanos para dialogar siquiera con el PSOE.

Hay que admitir que se enuncia un variado ramillete de iniciativas que podría ser calificadas de regeneracionistas, las cuales, leídas de seguido, parecen constituir una profunda enmienda a la totalidad de la política del PP que hasta ahora conocemos. ¿Cómo han tardado veinticuatro años en percatarse de todo eso que ahora dicen estar decididos a reformar? ¿Se han caído del caballo y han visto la luz de la transparencia, de las medidas para la libre concurrencia en los contratos públicos y de la eficiencia controlada en las subvenciones?

Es también muy llamativo que la primera dedicación del nuevo Gobierno la constituya el reclamo de un nuevo y justo sistema de financiación precisamente ahora que Rajoy no están la Moncloa, o la reivindicación de la 'deuda histórica' asunto del que el PP se acuerda solo cuando en España gobiernan los socialistas.

Parecen demandas muy adecuadas para todo lo que el texto añade después, ya que, aun sin detallarlas presupuestariamente, se trata de enunciados que requieren de abundante pasta, más de la que cabe suponer que aporta el actual presupuesto, aprobado a pachas por PP y Cs. Sobre todo cuando otro epígrafe confirma la decisión de rebajar todos los impuestos a mano, si bien tienen la precaución de advertir que lo harán al compás de la evolución del déficit, que, como la deuda, no puede estar ya más empingorotado.

Las alusiones a las políticas económicas y de empleo destilan un tono paternalista e incluso de intromisión 'informativa' en las empresas o 'formativa' desde la propia Administración que se compadece poco con la proclamación liberal de los dos partidos firmantes (si bien son en realidad expresiones de deseos), y hay ciertas referencias retóricas a las mujeres maltratadas o al colectivo LGTBI que parecen escogidas para que veamos que son muy valientes ante Vox, al que deberán engatusar con señuelos y aplacar su deseo de protagonismo, o tal vez, quién sabe, sea el recurso de Cs para excitar la intransigencia de los ultras y les así facilitada una 'vía de escape'.

Hay quienes aseguran que todavía cabe pensar en esto. En cuanto al turismo, todo es meramente descriptivo de lo ofertable, como si se trata de un spot para el autoconvencimiento, pero sin planteamiento singular alguno.

El 'acuerdo programático' resulta ser un relato de obviedades que indirectamente describe, en el caso del PP, una plena confesión de incompetencia durante su larga trayectoria que ahora pretende ser prolongada con un relato ambiguo de buenas intenciones, de las que cabe sospechar que, como es costumbre, se olvidarán cuando vuelvan a apalancarse en los sillones.

No es creíble que, con el más deficiente líder que ha tenido el PP pueda mejorarse la política de las dos últimas décadas, aunque ahora lo acompañe un Cs novato, tutelado desde Madrid y ya incumplidor de sus explícitas promesas electorales.

Coda. Me refería ayer a un pacto municipal en la Región de PP-Cs-Vox, y me empeñé en que se producía en Lorquí, donde los socialistas conservan la mayoría absoluta. Quería referirme a la localidad vecina, Ceutí.



(*) Columnista



https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2019/06/21/pacto-28-anos/1032075.html

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