Los municipios y Europa. El alfa y omega
de la vida política en la UE. Hoy decidimos por cuatro años en los
municipios (y algunas comunidades autónomas) y por cinco en Europa.
En
Catalunya, la batalla está en las municipales entre ERC y Barcelona en
Comú y en las europeas entre JxC y ERC en sus respectivas candidaturas.
De importancia general también son las elecciones municipales y
autonómicas en Madrid, en donde lo más llamativo es el fraccionamiento
de la izquierda.
Nos concentramos en Catalunya, que es donde, en
realidad, se parte el bacalao, aunque los heraldos del Imperio crean que
lo esencial sucede en Madrid. Y en las municipales, en Barcelona, sin
demérito del resto de los municipios.
En
Barcelona, Maragall aporta una larga militancia de la izquierda y una
gran experiencia en cargos públicos. Desde su paso a ERC se añade un
franco compromiso independentista/posibilista que abarca un importante
sector del electorado de izquierdas, independentista o no
independentista.
Para dar cuenta, además, de las peculiares
circunstancias de Barcelona, en donde la divisoria entre independentismo
y no independentismo está más acusada. La figura del candidato es menos
relevante y en cambio lo ha sido la de la organización durante la
campaña electoral. La fuerza de ERC es su probada eficacia como
partido/organización.
Muy a la par con Maragall, según las encuestas, Colau es la reina de la ambigüedad. Cuenta más su figura que la organización, Barcelona en Comú,
que es un poco batiburrillo. Los sondeos también anuncian primer o
segundo lugar en preferencias electorales a ese maremágnum estilo
Podemos entre independencia e izquierda.
Al enfrentarse a ERC
(independentistas de izquierda) la parte independentista de Barcelona en Comú
cojea . La promesa de la Constitución de Pablo Iglesias, "por España"
deja las cosas muy claras. Los de Podemos y, por extensión, los de Barcelona en Comú, no son independentistas.
Lo
interesante de estas elecciones será ver qué gobierno municipal de
Barcelona sale de ellas. La repetición de un tripartito parece
excluirse casi por unanimidad. Una alianza con el PSC no es previsible.
Una coalición independentista parecería la opción más razonable, lo que
no quiere decir que se ponga en práctica.
Luego están las elecciones europeas, que aparecen mezcladas con las municipales.
Puigdemont
aparece como el líder legítimo por antonomasia de la República. Es su
proyección exterior. También la figura personal, el carisma, prevalece
sobre la organización. En su caso, además, la cuestión de la
organización es problemática.
Procede del nacionalismo burgués,
tradicionalmente pactista, no independentista y relacionado con la
corrupción en sus últimos años de gobierno. Del descrédito absoluto
consiguió salvarse el nacionalismo conservador a base de girar hacia el
independentismo.
El giro, la refundación procede de la iniciativa de
Mas. La crítica habitual es que se trata de un independentismo fingido,
instrumental, para combatir el descenso electoral de la formación. Pero
Mas ha dado pruebas de un independentismo genuino, como un fin en sí
mismo. Fue él quien, al verse obligado a hacerse a un lado, eligió a
Puigdemont, que completó con éxito la teoría y la práctica del
independentismo.
Pero recomponer las piezas del tablero roto no es cosa
que pueda improvisarse. Por eso cuenta más la personalidad del
candidato que la organización y, por eso, aunque haya fundado un
movimiento que funciona como partido, La Crida, se presenta al margen de
los partidos, como la personificación de la República con una
candidatura que insiste en dos temas: unidad y transversalidad.
Junqueras
hace doblete. Su proyección personal es indudable y su carisma tiene un
matiz místico. La persona y el partido, la organización, son aquí
igualmente importantes. ERC aprovecha su actual hegemonía en el
independentismo para ganar en todos los terrenos. Hace bien. Trata de
dar a la independencia un contenido de izquierda, para lo cual marca
distancias con la opción independentista conservadora. No acepta
candidatura única al Parlamento ni con la oferta de Puigdemont de ir de
segundo.
Se quiera o no la candidatura de Junqueras plantea una
situación de combate singular entre él y el presidente. Lo que todo el
mundo va a mirar es cuál sea el respectivo respaldo electoral en
Catalunya. No está mal, aunque es irrelevante. La República solo es
concebible si contiene todos los sectores, corrientes, ideas, partidos,
tendencias y no solo una parte. "El todo es lo verdadero", dice Hegel y
añade Adorno a la contra: "el todo es lo no verdadero". Verdadero o no
verdadero, el todo es la República, que es todo porque es de todas.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
No hay comentarios:
Publicar un comentario