viernes, 17 de mayo de 2019

Se eligió ampliación en lugar de la profundización, y vino el Brexit / Félix de la Fuente *

El edificio de la UE relativamente modesto en sus inicios -1958- de seis plantas (Alemania, Francia, Italia y el Benelux, es decir Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo), fue subiendo de forma sosegada en los primeros años de su existencia, adquiriendo tres pisos más -Gran Bretaña, Irlanda y Dinamarca- en 1973, otra planta -Grecia- en 1981 y otras dos plantas más -España y Portugal- en 1986. 
 
Después el edificio fue creciendo mucho más deprisa, hasta llegar a las 28 plantas que tiene actualmente. Pero ¡ay!, se descuidó algo fundamental: los cimientos. Estos no pueden ser los mismos para un edifico de seis plantas que para uno de 28. Se construyó un gran edificio, un gran mercado. La industria y la economía florecían, pero la cuestión social no mejoraba. Los cimientos de la EU, como los de toda democracia son los ciudadanos, son las personas. Y estas quedaron olvidadas. 
 
Las grandes empresas se fusionaban, pero los ciudadanos seguían y siguen considerándose sobre todo nacionales, que en muchos casos equivale a nacionalistas. Los nuevos países que se iban adhiriendo a la UE constituían unas reservas enormes de mano de obra barata. La competencia entre trabajadores de la UE estaba servida. 
 
A las exigencias salariales y sociales de los trabajadores se respondía con frecuencia con la amenaza de traslado de las fábricas hacia los nuevos países, creándose así una primera y una segunda división entre los países de la UE, una división entre países ricos y países pobres -exceptuados algunos países que quedan en el limbo como España-, división entre países del Norte y países del Sur, entre países trabajadores y países calificados de holgazanes.

Cuanto más se ampliaba la UE, más se frotaban las manos los Estados Unidos y Rusia, e incluso la Gran Bretaña, porque la Unión se iba haciendo cada vez más ingobernable. La Unión se estaba convirtiendo en desunión. ¿Os acordáis de la presión de Estados Unidos por meter a Turquía con calzador dentro de la Unión Europea? La cohesión social, humana y económica de los ciudadanos europeos seguía y sigue siendo una utopía, la solidaridad, una palabra desconocida.

Es verdad que no todo es negativo en este campo. De las cuatro libertades fundamentales -libertad de movimiento de mercancías, personas, servicios y capitales, una se refiere directamente a los ciudadanos. 
 
También se ha creado el concepto de ciudadanía europea, pero los cimientos de este edificio siguen siendo lamentablemente los políticos, las empresas, la banca, los partidos políticos, no los ciudadanos, y la ciudadanía europea sigue siendo una ciudadanía de segunda categoría, que depende de la ciudadanía nacional, un “regalo” que nos otorgan los gobiernos y que libremente y en cualquier momento nos pueden arrebatar, incluso en contra de nuestra voluntad, como ha sucedido en Gran Bretaña.

Se optó por la ampliación, abandonando la profundización, y el edificio empezó a resquebrajarse. Y sin embargo en el Tratado de la UE la cuestión está clarísima. En ninguna parte de los tratados se dice que el objeto de la UE se una Unión cada vez más amplia” de los ciudadanos europeos, sino una “unión cada vez más estrecha” (art.1)
-une union sans cesse plus étroite, einer immer engeren Union der Völker Europas, an ever closer unión. En todos los idiomas está clarísimo

Es más, basándome precisamente en este artículo 1, me atrevería a decir que la adhesión de algunos países a la UE ha sido inconstitucional, ha sido un fraude de Ley. Dudo mucho de que Gran Bretaña, cuando se adhirió, tuviera la intención de avanzar mucho más de lo que significa un mercado común. 
 
Hubo, por tanto, fraude de ley, y, si no hubo en sus inicios, sí lo ha habido a lo largo de su permanencia, pues en realidad se negó siempre a avanzar hacia una integración europea. ¿Y qué decir de muchos de los países del antiguo telón de acero? Su intención no era tanto adherirse a la UE cuanto separarse de Rusia. Hay países que no deberían estar dentro de la UE. 
 
Si el Tratado de Lisboa introdujo la posibilidad de que un país se separe de la UE, ¿por qué no se adoptó la posibilidad de poderlo echar? Todos los estados europeos tienen derecho a pertenecer a la UE, es verdad. Pero todos deben cumplir unas condiciones, que para unos Estados fueron muy estrictas, como para España, y para otros han sido muy laxas,

En el debate de anoche de los seis aspirantes a presidir la Comisión Europea se habló mucho de tres grandes problemas a los que se enfrenta la UE, pero no del problema fundamental, del verdadero problema de la UE, que es su subsistencia y su integración. O se da una integración, o la UE quedará en un simple mercado común, e incluso el mercado común a la larga podría estar en peligro. Es esto lo que nos venimos jugando durante los 20 últimos años y no sólo en las próximas elecciones.
 
 
 
(*) Ex funcionario del Parlamento europeo y abogado

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